viernes, 16 de julio de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (Y VII): FINAL DE LA GUERRA. CONCLUSIÓN

Llegamos al final de esta larga serie de entradas sobre la guerra tan innecesaria entre España y las jóvenes Repúblicas de Perú, Chile, Bolivia y Ecuador. Una guerra que no acabó tras el combate del 2 de mayo de 1866 como veremos ahora. Una guerra muy desconocida entre los españoles de aquella época y no digamos de hoy. En Perú hoy día, sin embargo, esta guerra está muy presente, y es considerada como un suceso histórico de primera categoría, junto a la guerra del Salitre contra Chile. En los libros peruanos lo exponen como una gran victoria, sin embargo en los españoles como un gran escarmiento dado. Vamos viendo en las entradas anteriores que ni tanto, ni tan calvo. En realidad una guerra que supuso una propaganda que distrajo a ambos países de sus problemas cotidianos que iban a explotar al acabar las hostilidades. Perú y los demás países hispanoamericanos se afirmaban como una lucha antiimperialista. España demostraba que aún tenía fuerza en el extranjero.

FINAL DE LAS HOSTILIDADES
El 11 de junio se reunían en Valparaíso las dos escuadras aliadas, reforzadas ahora con la prsencia de los buques peruanos Huáscar e Independencia. El almirantazgo peruano planeaba atacar las islas Filipinas, pero dimitieron 35 oficiales peruanos al darle el mando de la flota a un extranjero: Jonh Tucker. También se temía una vuelta de la flota española, que estaba anclada en Río de Janeiro, reforzada a su vez por las fragatas Concepción y Navas de Tolosa.
Ese mes de junio el embajador español en Washington exponía la posible reocupación de las islas Chincha hasta el pago de la déuda. El gobierno estadounidense respondió el día 28 d ese mes con la amenza de aplicar la Doctrina Monroe.
el 22 de agosto, la fragata española Gerona capturaba en Madeira la corbeta chilena Tornado.
Era la última acción bélica. La flota atlántica ponía rumbo a España y la del Pacífico hacía lo mismo pero, dando la vuelta al mundo, siguiendo el itinerario de Elcano, como ya se vió en la novela galdosiana.
LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS
Tanto las Repúblicas como la monarquía isabelina, entraban en sendas crisis económicas, tras su olvido por la necesidad guerrera.
La guerra terminaba con una multiplicación astronómica de la deuda peruana, dados los gastos de rearme como por el corte de exportaciones de guano. En poco más de diez años se llegaba a una guerra muy cruel contra su antiguo aliado chileno (Guerra del Salitre o del Pacífico).
En 1866 la monarquía española entraba en una crisis económica acelerada tras una década de gran crecimiento económico. En 1868, se destronaba a Isabel II y se entraba en el llamado Sexenio Revolucionario o Democrático (1868-1874): nada menos que una dinastía italiana (Saboya), una I República, y una dictadura personal del general Serrano, daban lugar a la Restauración de los Borbones en persona de Alfonso XII (diciembre de 1874), acabando así el conflictivo sexenio.
LOS TRATADOS DE PAZ
En 1871, con la mediación de Estados Unidos, se firmaba el armisticio. Sin embargo, hasta 1879 no se firmaría el primer tatado de paz. En París se firmaba la paz con Perú. Ese año también con Bolivia. Hasta 1883 no llegaría la paz con Chile. Con Ecuador llegaría en 1885, nada menos que diecinieve años después del combate de El Callao, y eso que Ecuador no tuvo enfrentamiento directo con España.
Por ello, hasta mediados de los años 80 del siglo XIX, es decir, sesenta años después de las guerras de emancipación, no se llegaría a la normalización de las relaciones de la vieja metrópoli con las Repúblicas hispanoamericanas. Mucho tiempo, sin duda, y eso que España aún conservaba dos islas caribeñas: Cuba y Puerto Rico. Las perdería en 1898 en una guerra desigual contra Estados Unidos, que además se embolsó las Filipinas.
ALGUNAS REFLEXIONES
En mis viajes peruanos y, tras leer algo de la historia del país andino, y mis diálogos con los colegas limeños pude comprobar varias cosas.
* Me recordaron que existió esa guerra.
* Se extrañaban de que una importantísima plaza de Madrid lleve el nombre de Callao, en memoria del combate del Dos de Mayo. (Hay otra plaza madrileña de ese nombre y que sí es crucial en la historia hispana, pues supuso el incio de la invasión napoleónica en 1808).
* Leyendo blogs y entradas en Internet, los internautas peruanos se burlan y maximizan el combate, minimizando sus bajas.
Placas en la Plaza del Dos de Mayo en Lima recordatorias del combate.
(Cedidas cordialmente por el profesor y blogger de Amautacuna de la Historia, Arturo Gómez Alarcón)



Antiguo palacete, hoy Casa de Cultura municipal en La Punta de El Callao.
Rincón de El Callao, cerca del puerto de mar y del Real Felipe.

El Callao hoy es el puerto de Lima. Administrativamente es una ciudad diferente, aunque esté unido a la capital peruana por una avenida que mide unos 12 o 13 kms hasta el centro limeño. Incluso es una provincia diferente: Provincia Constitucional de El Callao. Es un problema, pues los taxis se niegan a ir y venir normalmente Lima-El Callao. La Punta es un barrio, con animadas cevicherías y playa para pasear a la brisa del mar.
Se puede visitar en el Callao, además de la fortaleza del Real Felipe, un Museo de la Marina peruana, un submarino y un parque temático de la policía. Las calles son muy pintorescas, aunque algo conflictivas a cietas horas.
Estas fotos tiraba yo en abril de este año en la madileña Plaza de El Callao.



Cines, grandes almacenes, lujosas cafeterías, calles terciarizadas, grandes masas de transeúntes, con prisa algunos yendo al trabajo, o tranquilos turistas u ociosos varios, son el aspecto de la céntrica plaza madrileña, recientemente reformada y peatonalizada, con la reducción del ruido del congestionado tráfico del centro de Madrid. Hoy más bien es una plaza que más que recordar la guerra, es como el nombre de El Callao, como existen calles y plazas con nombres de otras ciudades peruanas: Cuzco o Lima, ambas muy impportantes en el centro financiero de Madrid, en el elegante Paseo de la Castellana.

En realidad la guerra fue unútil para ambos bandos. No creo que ninguno tuviese beneficios de ella. La propaganda y el nacionalismo son recurrentes a gobiernos con dificultades internas, siguiendo la máxima de Maquiavelo.
Las víctimas de ambos contendientes pagaron esa tensión que los dos gobiernos no quisieron arreglar y, cuando lo intentaron, se vieron desbordados: el peruano al verse derrocado por las masas pidiendo la guerra dicha guerra y, el español, tras darse cuenta de que había llegado demasiado lejos, se vió desobedecido por el almirante gallego. Ambos se salieron con la suya: los sudameriocanos creyendo que habían derrotado el imperialismo español y el almirante se explayó en Lima al no poder hacerlo en Valparaíso. En realidad, la unidad sudamericana era una ilusión, pues la guerra entre los antiguos aliados era inminente. El imperialismo norteamericano y británico siguieron manejando, indirectamente, esos países.
Hoy, en la plaza del Callao de Madrid, si preguntamos el porqué de esa plaza, seguro que nadie sabría responder. A lo sumo respondería que como un homenaje a esa ciudad sudamericana. Ignorarían esta guerra narrada.
Hoy, también, y afortunadamente, doscientos años después de los movimientos que inciaron la emancipación hispanoamericana, las relaciones entre España y casi todos los países americanos, son muy buena, con el añadido de las inmigraciones masivas en España y las visitas turísticas españolas en aquellas tierras que hacen que el conocimiento mutuo vaya avanzando poco a poco.

DEDICO ESTAS ENTRADAS A MIS BUENOS AMIGOS LIMEÑOS, ESPERANDO QUE LES HAYA SIDO DE INTERÉS.

jueves, 8 de julio de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (VI): LA VUELTA AL MUNDO EN LA NUMANCIA (B)

Llegados a este punto de las entradas del monográfico de esta guerra, presento aquí la guía de lectura del Episodio Nacional 38 de la cuarta serie de los mismos. como apoyo a este estudio. Tratamos el argumento sobre todo, a modo de resumen por si alguien no quiere leer el episodio galdosiano.
El argumento detallado, a modo de resumen, está en estas imágenes, las que se leen con hacer clik en ellas.




De la lectura de los textos anteriores destacamos lo siguiente:
- Galdós intenta acercarse al sentir del pueblo español ante esta guerra que le quedaba muy lejos, incluso rayando en la indiferencia. En ningún momento hay muestras de patrioterismo español en toda la novela.
-Muy buena documentación sobre la guerra. Ya dijimos anteriormente que el mismo escritor costumbrista peruano Ricardo Palma le informó a don Benito sobre los aspectos peruanos.
-El narrador presenta al pueblo español en el progaonista principal: Ansúrez, sacado de la España profunda: un marino humilde que trabaja en la costa levantina.
-En todo el relato muestra una crítica a los dos gobiernos, español y peruano por no evitar la guerra. Ambos gobiernos son presentados como en crisis permanente interna (golpes de estado, crisis general, etc).
-La aparición de Belisario, la unión con Mara y el hijo de la pareja son símbolos de la unión de ambos países, más allá de guerras y crisis, símbolo de la amistad futura.
-Las descripciones geográficas son excelentes. Galdós era un gran aficionado a la geografía, a los paisajes, a los que retrata a la casi perfección, como buen escritor realiasta de su tiempo.
-Desde la España más profunda (Levante y la granadina Loja y la Andalucía penibética) hasta el mundo más lejano (las islas francesas de Reunión), pasando por el Perú.
-Algo flojo queda tratado a modo de ver el escenario peruano, aunque es disculpable al tratarse de una época como inicios del siglo XX, sin los grandes adelantos de hoy.
-Dos crisis políticas similares aparecen en la novela, desde las luchas entre moderados y prgresistas a las luchas peruanas peruanas similares.
-La novela, en todo caso, es de gran calidad y, al contario de lo que se cree, uno de los episodios más interesantes de la seri y del con junto de los mismos. Es muy común leerse solo los de las primeras series, cuando todos son interesantes. Solo los de la última serie sean ya más vulgares y de menor interés, dada la edad del autor y su cansancio y decadencia física e intelectual ya palpable.
-Los personajes, como en todos los episodios, se combinan entre los de ficción y los históricos reales. Veamos los más importantes.
Diego de Ansúrez, trabajador infatigable con suerte adversa en la vida en general. Marino por vocación y empujado a este viaje emulador de Elcano que le hace ser testigo de un episodio de la historia española del siglo XIX.
Mara, la hija de Ansúrez, madre de un niño, símbolo de la unión entre los dos países.
Belisario, el protagonista peruano. Mestizo típico: de familia criolla e indígena, símbolo racial y cultural del Perú independiente y republicano tras la independencia.
Los Chacón, el símbolo del Perú independiente, criollo y en este caso antiespañol por celo de su independencia recién conseguida.
Mendaro, otro símbolo de unión entre los dos países: residente en El Callao, luegar donde se ha instalado con su negocio y llegado a casarse con una peruana.
Entre los personajes históricos los que ya conocemos: Méndez Núñez o Pareja. Eduardo Iriondo es de histórico y presentado en la novela.
Es una de las pocas novelas de ambiente marino y de aventuras de la narrativa española de esos años (pensemos en que estaban en pleno auge los Verne, los Conrad, etc), junto a las novelas del mar que escribió Pío Baroja, de la ya generación del 98 y que toma el relevo de los realistas y naturalistas (Los pilotos de altura o Las Aventuras de Shanti de Andía).
Una novela muy histórica y buena fuente para la misma.
En la siguiente y última (y larga) entrada del monográfico de esta guerra expondré los tratados de paz y las reflexiones finales.