miércoles, 13 de octubre de 2010

LA PLAZA DE TLATELOLCO, CIUDAD DE MÉXICO (y 2): LA PLAZA DE LAS TRES CULTURAS

Tras ver dos sucesos dramáticos en la historia de la Ciudad de México, ahora hacemos una vista a la plaza de Tlatelolco actual o plaza de las Tres Culturas. Una plaza muy grande, difícil de abarcar de un simple golpe de vista. Tres culturas se aprecian: la azteca indígena (restos arqueológicos), la colonial española (iglesia franciscana de Santiago) y el México mestizo de hoy (los bloques de la Secretaría de Relaciones exteriores), ese resultante de aquellos españoles que se mestizaron con los aztecas de antaño.
Para seguir leyendo y estar lo mejor guiados posible, hacemos clic en la foto del panel explicatico. Pude sacarlo a duras penas para poder leer los signos convencionales. La visita está muy bien guiada por ese panel y otros que hay en cada parada. El lugar es sumamente agradable y los restos están muy cuidados en ese circuito muy didáctico.

Panel explicativo.
Hacer clic y se leen bien los iconos.
Gran templo.
Un gran templo, restos de mansiones, etc, muestran la importancia que tuvo este conjunto arqueológico azteca. Pueden apreciarse las escalinatas que se repiten en todo el país, esas escaleras testigo de aquellos desgraciados que rodaban con el tórax abierto y sin corazón.

Una de las calles internas dentro del yacimiento.
Calles internas relativamente conservadas, con gran estilismo de los muros de manpostería y barandillas como puntos de observación.
Tras la visita de los restos se llega al templo de Santiago. No es muy monumental, pero tiene gran valor histórico. Entre sus muros Fray Bernardino de Sahagún escribió su obra Historia de las cosas de Nueva España, manual de consulta por cualquier investigador de la historia prehispánica y colonial del país. A su lado el que fuera convento, aunque exclaustrado por el gobierno Juárez, en sus leyes de la Reforma, algo similar a nuestra Desamortización del ministro Mendizábal.
Iglesia de Santiago.
A sus pies la ruinas.
Detrás los modernos bloques.

Claustro del convento.

Azulejo informativo.

La obra.
La obra del fraile franciscano es considerada como el inicio de la antropología. Se dedicó a recolectar informaciones de tradiciones, religión, cultivos y demás aspectos de la vida indígena. Su fuente eran los relatos orales que le contaban los indios a su servicio. Envió una copia a Roma Fray Bernardino. Hoy se conserva en Florencia, de ahí su otro nombre: Códice Florentino.
Fray Bernardino de Sahagún.
Nació este religioso en Sahagún de Campos y, tras estudiar en Salamanca y hacerse clérigo de la orden franciscana, emigró a América. Allá llegó con un puñado de monjes franciscanos tuvo el empeño de evangelizar aquél imperio azteca recién conquistado. Fue muy longevo, nada menos que 91 años vivió, entre 1499 y 1590, muriendo en Ciudad de México.
Un lugar este de Tlatelolco muy agradable para los amantes de la arqueología y de la historia en general. Se sitúa en una zona algo degradada, al noroeste de la cuadrícula ortogonal, ese conjunto de cuadras del viejo recinto virreinal y Patrimonio de la Humanidad, fuera del Eje Norte. Algo también más al norte de la Plaza de Garibaldi y casi al final del monumental y gran Paseo de la Reforma. Se llega en el metro, en la línea 3, a cinco estaciones de la central de Zócalo.


domingo, 10 de octubre de 2010

TLATELOLCO, CIUDAD DE MÉXICO (1ª PARTE): LAS DOS MATANZAS, 1521 Y 1968

En este verano de 2010, en mis paseos por la bella Ciudad de México, me costó poder llegar a la Plaza de las Tres Culturas o Plaza de Tlatelolco. Distancias larguísimas en una ciudad de 25 millones de habitantes, otros muchos lugares a visitar, lluvias torrenciales y un difícil acceso, aumentaban mis ganas de poder llegar allá. Recuerdo que a mis quince años, en un lejano mes de septiembre de 1975, el agónico régimen del dictador Franco fusilaba a varios terroristas del FRAP-GRAPO y de ETA. Las protestas internacionales arreciaban y el entonces presidente mexicano del PRI, Luis Echevarría pedía a la ONU la expulsión de España del organismo supranacional. Le respondía el diario ABC aludiendo a su responsabilidad en la "matanza" de Tlatelolco. En 1988 ante el 20º aniversario del Mayo francés y la Primavera de Praga, el ya fallecido periodista Pedro Altares decía en un debate de la radio que "cada generación tenía su Tlatelolco", en alusón a aquella matanza. Recuerdo muy confusamente aquella Olimpiada del 68 en México por las bolsas de deporte con aquél anagrama y en 1970 aquel Mundial de fútbol, el mundial de Pelé y el campeón Brasil. Ni que decir tiene que aquel México priísta no tanía relaciones diplomáticas con aquella España tardofranquista. En el 2010 supe que, además en esa plaza se cerraba una página de la historia mexicana: caía en ella la última resistencia azteca ante Hernán Cortés, rindiéndose el último tlatoani (emperador), Cuatemoc.
En esta primera entrada trataremos estos hechos como PASADO, y en una segunda el paseo arqueológico como PRESENTE.

Piedra conmemorativa de aquellos trágicos sucesos de 1968.
Hacer clic para leer mejor

TLATELOLCO/PLAZA DE LAS TRES CULTURAS, 2 DE OCTUBRE DE 1968
En julio de 1968 se produjeron graves incidentes entre estudiantes y policías que culminan en asaltos de facultades y recintos universitarios en general. La monumental puerta del monumental Colegio de San Ildefonso, a espaldas de las ruinas del Templo Mayor azteca y de la Plaza del Zócalo, fue destruida de un disparo de bazoca. Una gran manifestación de protesta recorría la gran avenida de la Reforma. Un mes después, a finales de agosto, las multitudes de estudiantes ya algunos obreros se concentraron en el Zócalo, ante el Palacio Nacional, con gritos contra el presidente, el priísta Gustavo Díaz Ordaz y su Secretario de Interior, el que sería su sucesor presidencial: Luis Echevarría Álvarez. Ese mismo día salieron los tanques del palacio contra los estudiantes.
En septiembre el ejército mexicano ocupaba el grandioso y excelente recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al sur de la capital. Todo ello en plena cuenta atrás ante la inminente inauguración de la los primeros Juegos Olímpicos en América Latina, cuando los ojos del mundo miraban a México.

El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz (Puebla, 1911-Ciudad de México, 1979).
En su presidencia se realizaron los Juegos Olímpicos de 1968, el Mundial de 1970, y el inicio de la construcción del Metro de la capital, verdadera solución a la movilidad de millones de personas a diario.

Luis Echevarría Álvarez (Ciudad de México, 1922)
Secretario de Interior en aquél octubre del 68. En 2005 fue encarcelado ante su presunta responsabilidad en los hechos. Por su avanzada edad y mal estado de salud fue absuelto. Fué el sucesor en la presidencia de Díaz Ordaz. Ese tiempo fue el final de la credibilidad política del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de los herederos de la revolución de 1910.
Aún quedaba un largo cuarto de siglo del PRI en el poder con presidentes corruptos como Salinas de Gortari y otros como López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Zedillo. En 2000 sería el PRI desbancado del poder por Vicente Fox.

El día 2 de octubre llegó la tragedia y el baño de sangre. La multitud se iba a disolver pacíficamente cuando un helicóptero sobrevolaba la plaza y lanzó unas bengalas que eran una señal de disparar. Miembros francotiradores del Batallón Olimpia, apostados estratégimente abrieron fuego para hacer creer a los militares y policías que eran los estudiantes los agresores. La respuesta contra la muchedumbre causó varios cientos de muertos. Aún hoy no se sabe con exactitud real el número de muertos. El día siguiente los informativos silenciaron los hechos. El mundo miraba a México y estaba pronta la llegada de los atletas, turistas y periodistas de todo el mundo.
Diez días después, el simbólico 12 de octubre, el presidente Ordaz inauguraba los Juegos. Dos años más tarde, los mundiales de 1970, los de "O`Rei Pelé" y de la selección brasileña. Aquí no ha pasado nada.

El Estadio Azteca, escenario de los mundiales mexicanos.
CUATROCIENTOS CUARENTA Y SIETE AÑOS ANTES: LA PRIMERA MATANZA DE TLATELOLCO: AGOSTO DE 1521, CUATEMOC SE RINDE A CORTÉS Y NACE EL MÉXICO ACTUAL
En agosto de 1521, tras una dura y heroica resistencia azteca -ante la falta de alimentos y la epidemia de viruela- al asedio conjunto hispano-tlaxcalteca de Tenochtitlán, Pedro de Alvarado se disponía al asalto final de una ciudad en ruinas, verdadera antítesis de la esplendorosa ciudad que vieron esos mismos españoles poco antes. Los tlatelolcas de Coyohuehuetzin y de Temilotzin, deciden que Cuatemoc, el tlatoani o emperador sucesor del fallecido Moctezuma, fuese el día 13 del mismo mes en una canoa a rendirse a Hernán Cortés. El extremeño no le asesinó aún, a pesar de suplicarle Cuatemoc que lo hiciese. Falleció más tarde tras un tormento cuando ya no era "útil" a los españoles.
Dos sucesos terribles que parecen desmentir la placidez actual de la plaza, un recinto con un excelente y bien organizado museo arqueológico abierto al aire libre con restos arqueológicos notables y que veremos en la entrada sigueinte.
Placa explicativa de la rendición de Tenochtitlán ante los españoles el 13 de agosto de 1521 y del nacimiento del México mestizo de hoy.


viernes, 1 de octubre de 2010

LA AVENTURA MEXICANA DEL GENERAL PRIM (y V): SAN JUAN DE ULÚA

La fortaleza de San Juan de Ulúa domina en el horizonte de Veracruz. En ese mismo lugar ya dijimos que desembarcaron Juan de Grijalva (1518) y Cortés (1519). Paradógicamente, también aquí tuvo lugar la última resistencia española en México (1825). Un lugar muy emblemático por tanto de la América virreinal, era ese en el que volvía una fuerza española en 1861 al mando del general Gasset y ya en 1862, del genral Prim. Primer y último lugar del dominio español en el actual México. Una historia paralela con la fortaleza limeña del Real Felipe de El Callao. De este tema trataremos en esta última entrada de esta serie. Las fotos se agrandan con un clic.


San Juan de Ulúa, frente a Veracruz.
Evolución de la fortaleza según los paneles informativos de la entrada al recinto, hoy ya museo.
Maqueta de San Juan de Ulúa en el Museo Naval de Veracruz, en el que se exponen las demás fortificaciones y baluartes a lo largo de todo el país.
La visita puede ser guiada o no, según se prefiera. En el verano de 2010 estaba en total restauración ante los eventos del centenario de la emancipación de los siguientes once años. Se recorren las murallas, los diferentes baluartes, el patio de armas del interior y los túneles o cuevas quye sirvieron de mazmorras tras su uso militar en el siglo XIX. Aquí estuvo encarcelado Benito Juárez.

Baluates defensivos exteriores de refuerzo al fuerte.

Acceso al fuerte. Torre vigía.
EL FINAL DEL VIRREINATO DE LA NUEVA ESPAÑA Y LA CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO
Tras la capitulación del fuerte de Acapulco, la proclamación del imperio de Iturbide y el nacimiento del México independiente, el 27 de septiembre de 1821, estando la vieja metrópoli en plenas luchas entre absolutistas y liberales y acusando el paréntesis en el reinado de Fernando VII de 1820-23 (Trienio Liberal), el puerto de Veracruz aún continuaba en manos españolas. Sin embargo el general peninsular José María Dávila se vio obligado a abandonar dicha ciudad el 26 de octubre de ese año de 1821, refugiándose en San Juan de Ulúa.
CAÍDA DE SAN JUAN DE ULÚA
Un año después, el 26 de octubre de 1822, el brigadier Francisco de Leumaur reemplaza a Dávila en el mando del fuerte. El día 27 bombardeaba Veracruz, que estaba al mando del general mexicano Santa Ana. Al siguiente año, el 21 de septiembre de 1823, quedaba sitiado por tierra el recinto. Leumaur volvió a bombardear Veracruz el día 25, ocasionando una sangría. Los mexicanos comprendieron que la única forma de tomar San Juan era comprando una flota armada. La adquisición fue primero en Estados Unidos y, posteriormente, en Gran Bretaña.
El 28 de enero de 1825 José Coppinger releva a Leumaur. Éste sería el último defensor de las tropas españolas en México. Ante el estado lamentable de la guarnición asediada, una escuadra española llega desde La Habana el 11 de noviembre para intentar socorrer a los sitiados. La escuadra mexicana le sale al paso y, tras unas horas de tensa espera frente a frente, la escuadra española decide regresar a sus bases. Coppinguer y el fuerte quedaban sentenciados. El escorbuto empezaba a diezmar a la tropa española. El 22 de ese mes se decide la capitulación. Punto final al dominio español en México, trescientos seis años después del desembarco de Cortés.
Patio de Armas de la fortaleza.
JOSÉ MARÍA COPPINGER
Era un criollo que había nacido en La Habana en 1773, hijo de padre irlandés y de madre española. Tras seguir su carrera militar, llegó a ocupar varios puestos en la isla cubana antes de ser gobernador de la Florida, en la ciudad de San Agustín, entre 1817 y 1820. El año de 1825 intentó sin éxito una defensa desesperada de la plaza. Vuelto a Cuba, se retiró de la política, falleciendo en su natal Habana en 1888.

Mazmorras.

Dependencias interiores.

UNA HISTORIA PARALELA:
LA FORTALEZA DEL REAL FELIPE, EN EL PUERTO DEL CALLAO, LIMA
Casi al mismo tiempo, en el Perú, el otrora -y recién emancipado- gran virreinato del imperio español, junto al extinto de la Nueva España, en el fuerte del Real Felipe del Callao (Lima), se escribían los últimos días del dominio español en ese bastión.
El Real Felipe se erige hoy como una gran fortaleza-museo en El Callao. También se puede visitar con un guía. Tiene unas dependencias donde se explican las luchas contra los piratas y los demás episodios de la época colonial. El recorrido expone unos carros de combate capturados a los ecuatorianos en la guerra de los años cuarenta del siglo XX. Más adelante recrea episodios de la guerra del Pacífico entre Perú y Chile entre los años 70 y 80 del siglo XIX. El recinto murado se erigió entre 1747 y 1774 para mejor defensa ante ataques a lima desde el mar. Lo inauguró el célebre virrey Amat.
El general español, Ramón Rodil, ignoraba la derrota de Ayacucho y se obstinaba en la resistencia a ultranza. Llegó incluso a ejecutar a los que intentaron la rendición. El 23 de enero de 1826, dos meses después de la caída del mexicano San Juan de Ulúa, caía el peruano Real Felipe.
Ramón Rodil, había nacido en Galicia, en la aldea lucense de Santa María del Trobo, en 1789. Mientras estudiaba Derecho en Santiago de Compostela, hubo de enrolarse en el Batallón de los Literatos contra Napoleón, llamado así por estar compuesto de jóvenes estudiantes. En 1817 embarca rumbo al Perú. En 1826 vuelve a España, ingresando en el Partido Progresista de Espartero y luchando contra los carlistas. Falleció en Madrid en 1853.
CONCLUSIONES
Como puede verse en las entradas expuestas, la emancipación americana fue un largo proceso que no acabará hasta 1898, tras la guerra de España contra Estados Unidos en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En ese siglo XIX, en el reinado de Isabel II, la hija del rey que vió la emancipación hispanoamericana, cuarenta años después, se dieron algunas intervenciones violentas. Ya vimos la guerra del Pacífico, con el bombardeo de Lima en 1866 y ésta intervención de Prim en 1862. Ambas intervenciones se dieron en los dos grandes virreinatos (Nueva España y el Perú), cuna de los dos grandes imperios prehispánicos (aztecas y mayas), sometidos por los dos conquistadores extremeños más famosos (Pizarro y Cortés), ambos con obstinada resistencia española hasta el final casi sincrónico en dos fortalezas marítimas en dos puertos emblemáticos del extinto imperio (Coppinger en Veracruz-Ulúa, en noviembre de 1825 / Ramón Rodil en Lima-El Callao, en enero de 1826), ambas fortalezas testigo de dos presencias españolas en los años 60 del XIX: la fuerza del general Prim y la flota del almirante Méndez Núñez. Muchas similitudes se dieron, desde luego.
LA REANEXIÓN DE LA REPÚBLICA DOMINICANA A ESPAÑA (1861-1865)
No acabaron ahí las aventuras americanas la vieja metrópoli. En esos mismos años 60, en la hoy República Dominicana, volvió entre 1861 y 1865 el dominio español. A fines del siglo XVII la parte occdental de la isla de La Española, el hoy Haití, pasaba a formar parte de Francia. En 1795, tras la derrota española en su guerra contra la Convención francesa, toda la isla pasaba a manos francesas hasta 1808, en que España recuperaba su parte oriental. España mantuvo su control hasta 1821, en que se produce la invasión desde Haití. La experiencia no fue satisfactoria y los dominicanos iniciaron su guerra de independencia, que consiguen en 1844. Ante las amenzas de nuevas invasiones haitianas, se decidió la reanexión a España. Los sectores más nacionalistas se rebelaron y, tras una dura guerra de guerrillas entre 1861 y 1865, consiguen la expulsión de los españoles.
LAS RELACIONES SIGUEN
En 1898 Estados Unidos acababa con los últimos bastiones de España en América: Cuba y Puerto Rico. Cuba quedó como república independiente controlada por Estados Unidos y Puerto Rico como Estado Libre Asociado, una entidad hoy casi en el limbo, ni Estado independiente, ni Estado de la Unión.
¿Se han roto las relaciones? No. Desde la segunda mitad del siglo XIX, ya asentadas las nuevas repúblicas, los españoles volvieron a llegar al Nuevo Continente, pero como inmigrantes, especialmente en el Cono Sur del continente. En el siglo XX, la Cuba independiente siguió sus relaciones y sus lazos culturales con España, ni siquiera rotas en la época franquista. No así entre España y México que hubieron de esperar ambos países hasta la muerte del dictador Franco para volver a su reanudación.
Y, por último, desde los años 90 del pasado siglo XX hasta la actualidad, las relaciones siguen vivas con los flujos de inmigrantes latinoamericanos que residen en España y continúan ese contacto iniciado hace ya más de 500 años y que en estos años celebra su Bicentenario independiente.

jueves, 23 de septiembre de 2010

LA AVENTURA MEXICANA DEL GENERAL PRIM (IV): VERACRUZ

La ciudad de Veracruz es puramente marinera, atlántica, tropical y caribeña, además de ser la verdadera puerta de entrada a México hasta el siglo XX, cuando no había aviones y el transporte transcontinental era por barco. Por su costa apareció Cortés para conquistar el actual México, no solo el temible imperio mexica de los aztecas, sino el noroeste y el sur de California, cuyo golfo se conoce también como Mar de Cortés. Punto de atraque de los galeones que llegaban de España y de La Habana, fué testigo de la última retirada de las tropas españolas en la guerra de Emancipación. Veamos el lugar donde casi cuarenta años después desembarcó Prim.

Céntrica avenida veracruzana con su nombre.
La avenida de Prim.
Llegar a Veracruz en el bochornoso verano tropical e hiper húmedo desde el frescor del altiplano central es una sensación de fuerte calor, sobre todo para el viajero castellano no acostumbrado a esos rigores del calor húmedo. Tras ver el plano turístico de la ciudad y empezar el paseo se mitiga esa sensación desagradable de calor por el encanto del mundo tropical. Mi primera impresión ante mi bautizo en ese clima tropical fué de creerme en Cuba, en La Habana. Las músicas con el ritmo pegajoso del Caribe, el exotismo, muchas personas con sus guayaberas, esa prenda tan cómoda para estas latitudes, etc. No me extraña en absoluto que los pobres soldaditos peninsulares sufriesen ese clima tan hostil y que fuese necesaria la marcha al interior en busca de mejores condiciones. Ya se decía en la guerra cubana que los tres mejores generales eran junio, julio y agosto, porque eran los que diezmaban al enemigo.
Catedral en la noche.

La ciudad en si no es atractiva, máxime cuando de se viene de ver verdaderas joyas prehispánicas, virreinales y de arquitectura contemporánea en el altiplano mexicano. Pero hay que dejarse cautivar. Los cafés son deliciosos, sobre todo tras sufrir los aguachirlis de la capital.
Panorámica de Veracruz tomada en el Museo Naval.
Hacer clic para aumentar la foto, pues puede verse la numeración de los lugares más impportantes.

De esa ciudad colonial apenas queda ya nada, las murallas que vemos fueron derribadas a mediados del siglo XIX y solo se conserva el baluarte de Santiago, hoy rodeado entre jardines. La catedral y alguna que otra iglesia y casonas quedan como testigos de aquella ciudad tan importante en el virreinato de la Nueva España.
Decir que al llegar Cortés en la Semana Santa de 1519, nació esta ciudad de la Verdadera Cruz. Al poco, por su ya mentada inhospitalidad, se trasladó la ciudad veinte kilómetros al norte, hoy llamada La Antigua, en actual estado de semiabandono. De todas formas, siguieron llegando los barcos y en 1600 volvió a su primitivo emplazamiento.
Baluarte de Santiago, testigo de las antiguas fortificaciones, que poco pudieron hacer ante los ataques del temible pirata francés Lorencillo, cuando asoló la ciudad en la segunda mitad del siglo XVII.

El viaje hacia el altiplano o meseta Anáhuac, hacia el DF de México, con la vista de sus volcanes, es muy interesante, en especial por el paisaje de subida de la sierra Madre Oriental, escalón que marca la vegetación diferente. El verdor es increible, dadas las fuertes lluvias tropicales del estío. Las pendientes y las curvas recuerdan a los puertos de montaña españoles cuando se va de la meseta a la costa cantábrica.
Soportales en el centro urbano.
En el Zócalo el bullicio de las terrazas da un animado ambiente.

Iglesia del Cristo del Buen Viaje. No le falta razón al nombre, pongámonos en el lugar de los viajeros que debían partir a la península, en un viaje incierto ante las tempestades y los piratas.

Los típicos jarochos, como los mariachis en Jalisco, son los verdaderos representantes del sabor veracruzano con sus bailes de fin de semana en el Zócalo o plaza mayor principal. La Bamba en versión tropical, muy lejos de las versiones de Richie Valens o de Los Lobos en los años 60 y 90 del pasado siglo.
Al caer la tarde empieza algo de brisa y de frescor. Se puede optar por pasear por los muelles o ir a escuchar y ver danzar a los jarochos. La playa y el mar abiertos quedan lejos.
Emotivo monumento al inmigrante español de principios del siglo XX o el exilio republicano, del que los mexicanos guardan un muy buen recuerdo.

Y para la última entrada nos dejamos el castillo de San Juan de Ulúa, símbolo del colonialismo pero de la independencia también. Más allá el mar, en las afueras ya de Veracruz, donde en sus playas se puede tomar la sabrosa gamba, acá llamada camarón. La región es pantanosa y ya se sabe de su hostilidad por las penalidades de las tropas europeas. Está muy cerca de la desembocadura del inmenso río Papaloapan, muy caudaloso, con inmensas áreas de pantano donde los mosquitos hacen sus grandes banquetes de sangre.
NOS QUEDA PARA LA SIGUIENTE ENTTRADA EL FUERTE DE SAN JUAN DE ULÚA.

El autor del blog en la playa cercana a Veracruz.
Impresiona saber que Europa está tras ese horizonte. Cuando se ven las dos orillas se siente algo especial.

lunes, 20 de septiembre de 2010

LA AVENTURA MEXICANA DEL GENERAL PRIM (III): LA EXPEDICIÓN

Entre 1861 y 1867 México vivió una larga guerra civil agravada por la invasión europea de españoles, británicos y franceses. El bando conservador se decantó por los europeos y el liberal por los Estados Unidos. Prim y los británicos se retiraron ante la dificultad de la empresa y las tropas de Napoleón III acabaron también por retirarse. Al final, un trágico perdedor: Maximiliano de Habsburgo. En el fondo dos cuestiones: el enfrentamiento de Prim con Serrano y la derrota de los europeos ante los americanos que aplicaban la Doctrina Monroe.

LOS PASOS HACIA LA GUERRA
Las mencionadas guerras civiles mexicanas hacían crecer la deuda de forma considerable. España era la principal acreedora, mucho más que GranBretaña o Francia. España envió para el negocio de la misma al embajador Francisco Pacheco, amigo personal del conservador Miguel Miramón. En enero de 1861 Juárez formaba su gobierno. Nada más tener el poder se decidió una política de hostilidad a los conservadores y sus aliados exteriores. El día 11 expulsó al Nuncio de Roma y al embajador español, el cual estaba conspirando abiertamente al lado de los conservadores.
Con las relaciones rotas los incidentes y violencias contra residentes españoles en México continuaron, quedando el embajador francés, el conde de Saligny, como representante de España.
En mayo, británicos, franceses y españoles estaban dispuestos a una intervención conjunta para poder cobrarse sus deudas y poner fin a la anarquía reinante en el país.
En julio aumentaron las expropiaciones contra extranjeros y la anarquía generalizada. El día 17 Juárez declaraba a México en bancarrota e insolvente para el pago requerido. Toda esta coyuntura llevó a intensas relaciones diplomáticas entre los tres paises europeos que, además, veían la ocasión de intervenir sin el obstáculo de Estados Unidos en plena guerra de Secesión del Norte contra el Sur.
Por fin, el 31 de octubre de 1861 se firmó la Convención de Londres por la que los tres países se comprometían a una intervención militar conjunta que tendría como objetivo inmediato la ocupación de los principales puertos como garantía de pago. El convenio firmado en Londres era anunciado por la reina Isabel II en el Congreso de los Diputados el 16 de diciembre, al igual que hicieron ante sus respectivos parlamentos la reina Victoria y Napoleón III.
El artículo II de la Convención de Londres dejaba claro que: "Las altas partes contratantes se obligana no buscar (...) ninguna adquisición de territorio" ni tampoco a "menoscabar el derecho que tiene la nación mexicana para escoger y constituir libremente la forma de su Gobierno". Lo firmaban:
Javier Istúriz (España)
Flahaut (Francia)
Russel (Gran Bretaña)
Los mandos de cada nación eran: el español general Prim (con funciones diplomática y militar); los británicos sir Charles Wyke (diplomático) y el comodoro Dunlop; y los franceses conde de Dubois de Saligny (diplomático) y el contralmirante Julien de la Graviére.
A fines de diciembre ambas fuerzas pusieron rumbo a Veracruz. Los franceses buscaban abiertamente ir más allá del simple cobro: crear una monarquía sumisa y controlar el país, frenando el expansionismo norteamericano. Los británicos buscaban hacerse respetar y conseguir ventajas comerciales. ¿Y España? Nada claro tenía esta misión de Prim más allá del dicho cobro. Una misión peligrosa, con la animadversión de los mexicanos hacia su antigua metrópoli por la aún reciente guerra de emancipación. Una aventura peligrosa. Algunos llegaron a hablar de un intento secreto de establecer una monarquía borbónica en su rama carlista. Lo cierto es que aceptó el trono en forma imperial el joven Maximiliano de Habsburgo, hermano del emperador austriaco Francisco José.
Prim conocía bien el problema dado su matrimonio con la mexicana Francisca Agüero, hija de un rico banquero de ese país.
LA INTERVENCIÓN
El general Serrano, capitán general de Cuba, al saber del nombramiento de Prim, se adelantó a la llegada de éste y envió a 6.000 soldados al mando del mariscal Gasset y embarcados en la flotilla del almirante Gutiérrez de Rubalcaba con rumbo a Veracruz, puerto que ocupan el 17 de diciembre de 1861. Al llegar Prim a La Habana se encontró con que el ejército estaba ya en México.
Gasset aseguró que no llevaba ansias expansionistas. Juárez movilizó 50.000 soldados y acusó a España de un intento de reconquistar el viejo virreinato de Nueva España. En enero llegaba Prim y se encontraba a un ejército agotado, aislado y enfermo por el duro medio tropical. Hasta el 6 de enero no llegaron los aliados europeos que salvaron al ejército español por culpa de la soberbia de Serrano.
Miguel Miramón, lider conservador llegaba a Veracruz y se alineaba a los invasiores. Prim sabía que poco había que hacer ante el poder de Juárez y el respaldo de Estados Unidos cuando acabasen su guerra. Además supo de las intenciones francesas de invasión indirecta.
MIGUEL MIRAMÓN
Ciudad de México, 1831 / 1867, Querétaro.
Combatió de joven contra la invasión estadounidense de 1847. General de división y presidente de la República en 1856. Destacado conservador y enemigo acérrimo de Juárez, apoyó a Maximiliano y la intervención europea. Al llegar a Veracruz en enero de 1862 fue enviado forzosamente a La Habana para alejarle de la contienda. Fue apresado en el Cerro de las Campanas de Querétaro, siendo fusilado junto al austriaco.
LA CONVENCIÓN DE ORIZABA
TRATADO DE LA SOLEDAD
Las malas condiciones de Veracruz y lo hostil de su medio natural mellaba la moral de los europeos. El ministro Doblado convocó a los jefes aliados a negociar en Orizaba, al interior de la región de Veracruz. Gran Bretaña y Èspaña respetaban el acuerdo de Londres y se oponían a cualquier agresión sin agotar la vía diplomática, al revés que Francia. Cerca de Orizaba se firmaba entre Prim y Doblado la Convención de La Soledad, por la que se separaban los ejércitos en cuatro ciudades diferentes: franceses en Veracruz y Tehuacán; británicos en Córdoba; y españoles en Orizaba. Tras la firma Juárez apenas respetó lo tratado y hostigó a los residentes extranjeros.
Los franceses se declararon partidarios de atacar la capital mexicana y establecer a Maximiliano como garantía contra Juárez. Gran Bretaña y España se oponían. La primera se retiró unilateralmente y Prim, sin contar con el Gobierno de Madrid hacía lo mismo. Las relaciones entre los aliados estaban rotas y cayeron en descalificaciones mutuas.
Doblado envió una carta a Prim felicitándole por su actitud y ofreciendo negociaciones futuras del pago de la deuda y le ofrecía el restablecimiento de relaciones entre los dos países.
Prim hubo de reembarcar su ejército en los buques británicos de Dunlop ante la negativa de Serrano de enviar barcos de transporte. El recibimiento en La Habana fue muy frio y el encuentro entre ambos generales fue muy distante y casi violento. Prim viajó a Estados Unidos antes de ir a España a tratar de la situación de Cuba. Al llegar a España se encontró con la comprensión de la reina Isabel II. En Madrid, en el Senado, el día 12 de diciembre de 1862 se defendió de los ataques del general Pavía por los moderados y de Olózaga por los progresistas. La opnión pública respiró.
La decisión de Prim fue por completo acertada: evitó un desastre militar y un alto precio de vidas humanas, cosa que sí le ocurrió a Francia que se embarcó en una guerra abierta contra el México juarista.
LA GUERRA INÚTIL DE FRANCIA
Tras la retirada hispano-británica, los franceses impusieron a Maximiliano en el trono de Chapultepec. Un ejército de 28.000 soldados tomaba Puebla tras dura lucha casa por casa, y entraba en Ciudad de México en junio de 1863. El 28 de mayo, desembarcaban en Veracruz Maximiliano y su esposa Carlota, belga. El día 10 de junio entraban en la capital.
En enero de 1864, se establecía el gobierno de Juárez en Saltillo, al norte del país. Tras el avance arrolador de los franceses se retiró a Chihuahua, pidiendo ayuda a los norteamericanos, los cuales le reconocen como presidente. Acabada la guerra victoriosa de los federales de Lincoln, el vecino del norte se apresuró a no reconocer a Maximiliano y a exigir la retirada a Napoleón III, el cual accedió. La emperatriz Carlota acudió a París a humillarse ante Napoleón para que no retirase su ejército, sin conseguirlo. El emperador quedó solo con el insignificante apoyo de Miramón y la animadversión popular. Juárez, con el apoyo de sus vecinos yankees asedia a los imperiales en el Cerro de las Campanas de Querétaro el día 14 de mayo de 1867. Maximiliano y Miramón fueron fusilados el día 19. De poco sirvieron las súplicas de las naciones europeas. En realidad Juárez daba un aviso con su intransigencia ante posibles intervenciones futuras. Entraba el oaxaqueño triunfante en Ciudad de México el 15 de julio de 1867 como presidente.
FUENTE DE PARTE DEL TEXTO PROCEDE DE LA REVISTA "RISTRE" Madrid; Nº 19, 2005.

sábado, 18 de septiembre de 2010

LA AVENTURA MEXICANA DEL GENERAL PRIM (II): PROTAGONISTAS

Seis personajes tuvieron su protagonismo en esta guerra civil con entrometimiento internacional. Seis personajes que corrieron diferente suerte: prudente, uno, ganador otro, intermedio, secundón, imperialista fracasado, tres de ellos, y por último, un trágico perdedor. Dos españoles, dos mexicanos y dos ajenos. Prim, Juárez, Doblado, Serrano, Napoleón III y Maximiliano de Habsburgo.

JUAN PRIM Y PRAST: EL ESPAÑOL PRUDENTE
Reus, Tarragona, 1814 / 1870, Madrid
Militar muy carismático en aquella España de mediados del siglo XIX. Muy joven se alistó en el ejército para luchar en la primera Guerra Carlista, ganando dos laureadas. Inicialmente liberal progresista, por sus diferencias económicas con Espartero acabó en el campo de los moderados, participando inclusive en el derrocamineto del regente en 1843. Ascendido a brigadier, acabo enfrentado también a Narváez. En el Bienio Progresista (1854-1856) es capitán general de Granada, venciendo a los rifeños en las puertas de Melilla, lo que le hizo teniente general. En los años del gobierno de O´Donnell se hizo de la Unión Liberal, llegando sus momentos de mayor gloria militar y en pleno carisma popular. En la guerra de Marruecos de 1859-60 fue el vencedor de Castillejos y de Wad Ras, entrando victorioso en la plaza marroquí de Tetuán.

El general Prim en la guerra marroquí
(batalla de los Castillejos, por Fortuny).
En 1861 fue encargado de resolver esta crisis mexicana dado su matrimonio con Francisca Agüero, sobrina de un banquero mexicano y sus contactos con políticos juaristas. En 1862 desembarca en Veracruz en condiciones desfavorables para sus tropas. Firmó por ello la Convención de La Soledad y la retirada prudente de México ante las críticas en España. Su prudencia evitó caer en la trampa de Napoleón III.
Vuelto a España, se afilió de nuevo al Partido Progresista con el ánimo decidido de derrocar a Isabel II, iniciando desde ese momento una serie de conspiraciones frustradas (sobre todo la de junio de 1866 y que acabó huyendo a Portugal ante el fusilamiento masivo de los sargentos del cuartel madrileño de San Gil) hasta el definitivo triunfo de Cádiz en septiembre de 1868.
Tras organizar el nuevo régimen democrático plasmado en la Constitución de 1869 y la implantación de la nueva monarquía en persona de Amadeo I de Saboya, fue asesinado en Madrid en un atentado en plena calle el 27 de diciembre de 1870 sin ser descubiertos sus asesinos.
UN LUCHADOR INFATIGABLE Y GANADOR: BENITO JUÁREZ
Oaxaca 1806 / 1872, Ciudad de México
Es la gran figura de la historia mexicana con toda una serie de monumentos en su honor por todo el país. Tuvo una infancia muy dura de orfandad temprana y privaciones. Supo de las humillaciones por ser indio. Protegido por un fraile, pudo aprender a leer y escribir y el oficio de encuadernador. Su licenciatura en Derecho le permitió ser un defensor de campesinos indígenas pobres en su ciudad oaxaqueña. Fue poco a poco escalando en la política local. En 1847, con cuarenta y un años consigue ser diputado, llegando a la Ciudad de México. Por sus críticas al general Santa Anna fue encarcelado en Veracruz (1853), en la fortaleza de San Juan de Ulúa. Al poco pudo escapar a la entonces española Cuba y, de allí, a Nueva Orleáns.
En 1855 vuelve a México como ministro de Justicia. Aprobó una ley contra los privilegios de los militares y del clero. Pero su momento cumbre llega en 1858 al ser el presidente de México en plena guerra civil. Es el presidente errante.
En 1859 nacionalizó los bienes del clero (equivalente mexicano de la Desamortización de Mendizábal en la España de 1836). Sin embargo, como se indicó, la continua violencia y guerra civil provocó una cuantiosa deuda exterior que le llevó a una larga guerra contra las potencias europeas, especiamente contra Francia, además de una guerra civil.

Benito Juárez, figura destacada de la historia mexicana.

Tras entrar los sucesos de Querétaro (fusilamiento de Maximiliano en 1867), logró entrar triunfante en la Ciudad de México como flamante presidente. Tras asentar en México la enseñanza laica, renovó el cargo en 1871. Los conservadores no se quedaron quietos y, con Porfirio Díaz en las conspiraciones, fue expulsado del poder por golpe de estado. Murió al poco (1872).

EL MINISTRO DE EXTERIORES MEXICANO: MANUEL DOBLADO
Guanajuato, 1818 / 1865, Nueva York.
Como licenciado en Derecho ocupó el cargo de ministro de Exteriores en el gobierno de Juárez en 1861-62. Antes ya había llegado a gobernador de su estado, además de compaginarlo con la carrera militar. Al ser el responsable en plena crisis con las tres potencias europeas logró negociar la Convención de La Soledad (1862) consiguiendo la retirada de los españoles y los británicos, rompiendo la unidad y dejando sola a la expedición francesa.

Manuel Doblado, el ministro que logró romper el pacto de los tres paises europeos

EL SECUNDÓN: EL GENERAL SERRANO
Cádiz, 1810 / 1885, Madrid.
Hijo de un militar liberal en las Cortes de Cádiz de 1812, inició su carrrera militar en la primera guerra carlista, en la que logró ascender a brigadier y ganar la Laureada. En su vida política fue un oportunista, un auténtico camaleón, que tanto se afiliaba al Partido Progresista como al Moderado a la Unión Liberal, según las coyunturas del momento. Como buen oportunista y ególatra, fue un declarado rival de Prim, especialmente en esta crisis. Llegó a tener relaciones íntimas con la misma reina Isabel II, de la que era su "general bonito", preferido de la misma en las continuas crisis del reinado.
Durante esta mini guerra mexicana era el capitán general de Cuba (1859-1862) enriqueciendose considerablemente con el tráfico de esclavos. Desde este cargo criticó duramente a Prim por su temprana retirada de México, además de precipitar el desembarco en Veracruz sin esperar la llegada de este. No podía soportar ser el secundón de esta crisis que seguiría encumbrando a su rival.
El genaral Serrano: el envidioso de Prim y el "camaleón" político.
Su gran "hazaña" fue la desarticulación de la frustrada conspiración de Prim y el inmediato fusilamiento masivo de los sargentos del madrileño cuartel de San Gil en 1866. La reina por ello le nombró duque de La Torre con grandeza de España.
Dos años después, como ejemplo de su camaleonismo político, recién muerto su jefe político, el general O´Donnell, se pasó al bando anti-isabelino. En 1868, tras el triunfo de la Revolución de Septiembre, fue el regente hasta la llegada del nuevo monarca Amadeo I. En 1873, en los meses de la I República, huyó a Francia, desde donde conspiró hasta derrocarla con el golpe del general Pavía (4 de enero de 1874), implantando su dictadura personal hasta el golpe de Sagunto que supuso la restauración de la dinastía borbónica de Alfonso XII. Éste le marginó del nuevo régimen a pesar de reconocerle como rey. Alfonso le "caló" su camaleonismo. Murió en Madrid en pleno olvido, el que fuera gran protagonista del reinado isabelino.
EL IMPERIALISTA FRACASADO: NAPOLEÓN III
París, 1808 / 1873, Londres.
Sobrino de Napoleón Bonaparte, criado en el exilio (Suiza, Alemania e Italia) tras el derrocamiento de su célebre tío tras la batalla de Waterloo. Entre 1848 y 1851, con el carisma familiar de su nombre, se encargó de desmontar los logros de la revolución democrática de enero, llegando a ser el presidente de la II República francesa. En 1852, tras un golpe de estado, se autoproclamó emperador de Francia siguiendo los pasos de su tío. Nacía el II Imperio francés, caracterizado por el intento de llevar al país a una carrera imperialista en otors continentes y en intervenciones en países europeos: África, Asia, América (México especialmente), unidad italiana. Ésta intervención italiana (en la que indirectamente estaba implicada la cuestión monárquica española) supuso su final en 187o ante el temible ejército prusiano de Bismarck (batallas de Sedán y Metz). Abandonó a Maximiliano a su suerte tras comprender el fracaso de su intervención en 1867.
Napoleón III, el flamante sobrino y emulador de Bonaparte

UN TRÁGICO PERDEDOR: MAXIMILIANO DE HABSBURGO
Viena, 1832 / 1867, Querétaro.
Llegó a Veracruz en 1864 como emperador de México, emulando a su protector Napoleón III y al ya lejano Iturbide. Su suerte fue la misma que el mexicano: derrocamiento y rápida pasada por las armas. De gran nivel cultural, intentó ganarse a sus nuevos compatriotas desde el primer momento.
Maximiliano de Habsburgo, el desgaciado.
Abrió en Ciudad de México el Paseo de la Reforma y se estableció en el castillo de Chapultepec como residencia imperial. Intentó poner en práctica un buen programa reformista, enfrentandose incluso a los militares franceses y a los sectores conservadores mexicanos que lo apoyaban. Recurda algo al papel que intentó José Bonaparte en España durante la Guerra de 1808. Fracasó en ese empeño de hacerse popular y su efímero reinado fue de guerra cointinua.
Pudo haber huido antes, pero decidió quedarse, convencido de poder ganar la guerra. En 1867, en el cerro de las Campanas de Querétaro, fue asediado, apresado y fusilado, junto al líder conservador Miramón. Acababa así la vida del gran perdedor de esta historia. Su muerte impresionó a toda Europa por la negativa de Juárez al indulto, en un aviso a posibles intervenciones futuras.

Ejecución de Maximiliano, por Renoir.



jueves, 9 de septiembre de 2010

LA AVENTURA MEXICANA DEL GENERAL PRIM (I): MÉXICO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

El 10 de diciembre de 1861 un contingente de 6.000 soldados españoles al mando del general Gasset, transportados por la flota del almirante Gutiérrez de Rubalcaba, desembarcaban en la ciudad de Veracruz. El hecho no era nuevo. En ese mismo lugar desembarcó la expedición de Juan de Grijalva en 1518. Un año después lo hacía Cortés. En noviembre de 1825 se rendía la guarnición española en San Juan de Ulúa, fortaleza frente a la ciudad veracruzana.
Habían pasado trescientos cuarenta y tres años desde los desembarcos de Grijalva y Cortés; y treinta y seis desde la última resistencia española ante la independencia de México. El general Prim desembarcaba en enero, siendo aclamado en la ciudad.
JUAN PRIM Y PRAST

MÉXICO Y ESPAÑA A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

Sobre la situación de España me remito a las entradas anteriores sobre la guerra contra Perú. La naciente República Mexicana, nacida en 1823, tras la independencia de España en septiembre de 1821 y el efímero Imperio de Agustín de Iturbide, vivía al igual que los demás países hispanoamericanos unos años violencia y guerras civiles previos a su definitiva consolidación. El desplazamiento de las viejas oligarquías criollas no se había producido. Dos grandes formaciones políticas pugnaban por el control del Estado: los conservadores y los federalistas. Los primeros eran defensores del catolicismo y el orden colonial renovado. Los segundos portaban el anticlericalismo y la consolidación de la revolución burguesa como estandartes.


Esta violenta coyuntura histórica fue aprovechada por los Estados Unidos para arrebatar Texas en 1845 y, aprovechando su victoria aplastante, al firmarse la paz en 1848, consiguió embolsarse los actuales Estados yankees de California, Arizona, Nuevo México, Colorado, Nevada y Utah. Santa Ana quedaba derrotado y los federales iban a sacar provecho.
En 1854 se dió el Plan de Ayutla por el que se emulaba la desamortización eclesiástica española de Mendizábal y se buscaba, además, la separación de la Iglesia y el Estado. Cuantiosas y ricas tierras estaban en el punto de mira de la burguesía radical y fueron confiscadas.
En 1857, reunidos los reformadores en la ciudad de Querétaro, aceptaban al indígena oaxaqueño Benito Juárez como presidente del país. Se proclamaba una nueva Constitución. Los conservadores no se iban a quedar cruzados de brazos y daban un golpe de estado iniciándose la llamada Guerra de La Reforma (1858-1861).
Los conservadores estaban apoyados por España, Francia y Gran Bretaña y eran dirigidos por Miguel Miramón. Los reformistas, por su parte, tenían el apoyo de Estados Unidos y eran dirigidos por Juárez.
Hasta diciembre de 1860 tuvieron el poder los conservadores, mes en el que los federales derrotaban a Miramón entrando en la Ciudad de México, empujando a los conservadores a la guerra de guerrillas.
Esta anarquía crónica originaba una cuantiosa deuda con los países europeos mencionados, especialmente con España. Con el gobierno conservador España estaba negociando el pago, pero tras la victoria reformista el presidente Juárez expulsó al embajador español en enero de 1861 y se negaba al pago de dicha deuda. Al tiempo se daban actos de violencia contra los residentes españoles y la expropiación consiguiente de sus bienes durante los siguientes meses.
Los tres estados europeos afectados por el impago y aprovechando la inminente guerra civil de Estados Unidos y la inhibición de los mismos ante la posible intervención conjunta anglo-franco-española, firmaron un Tratado en Londres (octubre de 1861). En su artículo 2º se especificaba claramente que ninguna de las partes buscaba una anexión territorial, sino ocupara varios puertos mexicanos para asegurarse el pago.
La guerra estaba servida.

viernes, 16 de julio de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (Y VII): FINAL DE LA GUERRA. CONCLUSIÓN

Llegamos al final de esta larga serie de entradas sobre la guerra tan innecesaria entre España y las jóvenes Repúblicas de Perú, Chile, Bolivia y Ecuador. Una guerra que no acabó tras el combate del 2 de mayo de 1866 como veremos ahora. Una guerra muy desconocida entre los españoles de aquella época y no digamos de hoy. En Perú hoy día, sin embargo, esta guerra está muy presente, y es considerada como un suceso histórico de primera categoría, junto a la guerra del Salitre contra Chile. En los libros peruanos lo exponen como una gran victoria, sin embargo en los españoles como un gran escarmiento dado. Vamos viendo en las entradas anteriores que ni tanto, ni tan calvo. En realidad una guerra que supuso una propaganda que distrajo a ambos países de sus problemas cotidianos que iban a explotar al acabar las hostilidades. Perú y los demás países hispanoamericanos se afirmaban como una lucha antiimperialista. España demostraba que aún tenía fuerza en el extranjero.

FINAL DE LAS HOSTILIDADES
El 11 de junio se reunían en Valparaíso las dos escuadras aliadas, reforzadas ahora con la prsencia de los buques peruanos Huáscar e Independencia. El almirantazgo peruano planeaba atacar las islas Filipinas, pero dimitieron 35 oficiales peruanos al darle el mando de la flota a un extranjero: Jonh Tucker. También se temía una vuelta de la flota española, que estaba anclada en Río de Janeiro, reforzada a su vez por las fragatas Concepción y Navas de Tolosa.
Ese mes de junio el embajador español en Washington exponía la posible reocupación de las islas Chincha hasta el pago de la déuda. El gobierno estadounidense respondió el día 28 d ese mes con la amenza de aplicar la Doctrina Monroe.
el 22 de agosto, la fragata española Gerona capturaba en Madeira la corbeta chilena Tornado.
Era la última acción bélica. La flota atlántica ponía rumbo a España y la del Pacífico hacía lo mismo pero, dando la vuelta al mundo, siguiendo el itinerario de Elcano, como ya se vió en la novela galdosiana.
LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS
Tanto las Repúblicas como la monarquía isabelina, entraban en sendas crisis económicas, tras su olvido por la necesidad guerrera.
La guerra terminaba con una multiplicación astronómica de la deuda peruana, dados los gastos de rearme como por el corte de exportaciones de guano. En poco más de diez años se llegaba a una guerra muy cruel contra su antiguo aliado chileno (Guerra del Salitre o del Pacífico).
En 1866 la monarquía española entraba en una crisis económica acelerada tras una década de gran crecimiento económico. En 1868, se destronaba a Isabel II y se entraba en el llamado Sexenio Revolucionario o Democrático (1868-1874): nada menos que una dinastía italiana (Saboya), una I República, y una dictadura personal del general Serrano, daban lugar a la Restauración de los Borbones en persona de Alfonso XII (diciembre de 1874), acabando así el conflictivo sexenio.
LOS TRATADOS DE PAZ
En 1871, con la mediación de Estados Unidos, se firmaba el armisticio. Sin embargo, hasta 1879 no se firmaría el primer tatado de paz. En París se firmaba la paz con Perú. Ese año también con Bolivia. Hasta 1883 no llegaría la paz con Chile. Con Ecuador llegaría en 1885, nada menos que diecinieve años después del combate de El Callao, y eso que Ecuador no tuvo enfrentamiento directo con España.
Por ello, hasta mediados de los años 80 del siglo XIX, es decir, sesenta años después de las guerras de emancipación, no se llegaría a la normalización de las relaciones de la vieja metrópoli con las Repúblicas hispanoamericanas. Mucho tiempo, sin duda, y eso que España aún conservaba dos islas caribeñas: Cuba y Puerto Rico. Las perdería en 1898 en una guerra desigual contra Estados Unidos, que además se embolsó las Filipinas.
ALGUNAS REFLEXIONES
En mis viajes peruanos y, tras leer algo de la historia del país andino, y mis diálogos con los colegas limeños pude comprobar varias cosas.
* Me recordaron que existió esa guerra.
* Se extrañaban de que una importantísima plaza de Madrid lleve el nombre de Callao, en memoria del combate del Dos de Mayo. (Hay otra plaza madrileña de ese nombre y que sí es crucial en la historia hispana, pues supuso el incio de la invasión napoleónica en 1808).
* Leyendo blogs y entradas en Internet, los internautas peruanos se burlan y maximizan el combate, minimizando sus bajas.
Placas en la Plaza del Dos de Mayo en Lima recordatorias del combate.
(Cedidas cordialmente por el profesor y blogger de Amautacuna de la Historia, Arturo Gómez Alarcón)



Antiguo palacete, hoy Casa de Cultura municipal en La Punta de El Callao.
Rincón de El Callao, cerca del puerto de mar y del Real Felipe.

El Callao hoy es el puerto de Lima. Administrativamente es una ciudad diferente, aunque esté unido a la capital peruana por una avenida que mide unos 12 o 13 kms hasta el centro limeño. Incluso es una provincia diferente: Provincia Constitucional de El Callao. Es un problema, pues los taxis se niegan a ir y venir normalmente Lima-El Callao. La Punta es un barrio, con animadas cevicherías y playa para pasear a la brisa del mar.
Se puede visitar en el Callao, además de la fortaleza del Real Felipe, un Museo de la Marina peruana, un submarino y un parque temático de la policía. Las calles son muy pintorescas, aunque algo conflictivas a cietas horas.
Estas fotos tiraba yo en abril de este año en la madileña Plaza de El Callao.



Cines, grandes almacenes, lujosas cafeterías, calles terciarizadas, grandes masas de transeúntes, con prisa algunos yendo al trabajo, o tranquilos turistas u ociosos varios, son el aspecto de la céntrica plaza madrileña, recientemente reformada y peatonalizada, con la reducción del ruido del congestionado tráfico del centro de Madrid. Hoy más bien es una plaza que más que recordar la guerra, es como el nombre de El Callao, como existen calles y plazas con nombres de otras ciudades peruanas: Cuzco o Lima, ambas muy impportantes en el centro financiero de Madrid, en el elegante Paseo de la Castellana.

En realidad la guerra fue unútil para ambos bandos. No creo que ninguno tuviese beneficios de ella. La propaganda y el nacionalismo son recurrentes a gobiernos con dificultades internas, siguiendo la máxima de Maquiavelo.
Las víctimas de ambos contendientes pagaron esa tensión que los dos gobiernos no quisieron arreglar y, cuando lo intentaron, se vieron desbordados: el peruano al verse derrocado por las masas pidiendo la guerra dicha guerra y, el español, tras darse cuenta de que había llegado demasiado lejos, se vió desobedecido por el almirante gallego. Ambos se salieron con la suya: los sudameriocanos creyendo que habían derrotado el imperialismo español y el almirante se explayó en Lima al no poder hacerlo en Valparaíso. En realidad, la unidad sudamericana era una ilusión, pues la guerra entre los antiguos aliados era inminente. El imperialismo norteamericano y británico siguieron manejando, indirectamente, esos países.
Hoy, en la plaza del Callao de Madrid, si preguntamos el porqué de esa plaza, seguro que nadie sabría responder. A lo sumo respondería que como un homenaje a esa ciudad sudamericana. Ignorarían esta guerra narrada.
Hoy, también, y afortunadamente, doscientos años después de los movimientos que inciaron la emancipación hispanoamericana, las relaciones entre España y casi todos los países americanos, son muy buena, con el añadido de las inmigraciones masivas en España y las visitas turísticas españolas en aquellas tierras que hacen que el conocimiento mutuo vaya avanzando poco a poco.

DEDICO ESTAS ENTRADAS A MIS BUENOS AMIGOS LIMEÑOS, ESPERANDO QUE LES HAYA SIDO DE INTERÉS.