Seis personajes tuvieron su protagonismo en esta guerra civil con entrometimiento internacional. Seis personajes que corrieron diferente suerte: prudente, uno, ganador otro, intermedio, secundón, imperialista fracasado, tres de ellos, y por último, un trágico perdedor. Dos españoles, dos mexicanos y dos ajenos. Prim, Juárez, Doblado, Serrano, Napoleón III y Maximiliano de Habsburgo.
JUAN PRIM Y PRAST: EL ESPAÑOL PRUDENTE
Reus, Tarragona, 1814 / 1870, Madrid
Militar muy carismático en aquella España de mediados del siglo XIX. Muy joven se alistó en el ejército para luchar en la primera Guerra Carlista, ganando dos laureadas. Inicialmente liberal progresista, por sus diferencias económicas con Espartero acabó en el campo de los moderados, participando inclusive en el derrocamineto del regente en 1843. Ascendido a brigadier, acabo enfrentado también a Narváez. En el Bienio Progresista (1854-1856) es capitán general de Granada, venciendo a los rifeños en las puertas de Melilla, lo que le hizo teniente general. En los años del gobierno de O´Donnell se hizo de la Unión Liberal, llegando sus momentos de mayor gloria militar y en pleno carisma popular. En la guerra de Marruecos de 1859-60 fue el vencedor de Castillejos y de Wad Ras, entrando victorioso en la plaza marroquí de Tetuán.
El general Prim en la guerra marroquí
(batalla de los Castillejos, por Fortuny).
En 1861 fue encargado de resolver esta crisis mexicana dado su matrimonio con Francisca Agüero, sobrina de un banquero mexicano y sus contactos con políticos juaristas. En 1862 desembarca en Veracruz en condiciones desfavorables para sus tropas. Firmó por ello la
Convención de La Soledad y la retirada prudente de México ante las críticas en España. Su prudencia evitó caer en la trampa de Napoleón III.
Vuelto a España, se afilió de nuevo al Partido Progresista con el ánimo decidido de derrocar a Isabel II, iniciando desde ese momento una serie de conspiraciones frustradas (sobre todo la de junio de 1866 y que acabó huyendo a Portugal ante el fusilamiento masivo de los sargentos del cuartel madrileño de San Gil) hasta el definitivo triunfo de Cádiz en septiembre de 1868.
Tras organizar el nuevo régimen democrático plasmado en la Constitución de 1869 y la implantación de la nueva monarquía en persona de Amadeo I de Saboya, fue asesinado en Madrid en un atentado en plena calle el 27 de diciembre de 1870 sin ser descubiertos sus asesinos.
UN LUCHADOR INFATIGABLE Y GANADOR: BENITO JUÁREZ
Oaxaca 1806 / 1872, Ciudad de México
Es la gran figura de la historia mexicana con toda una serie de monumentos en su honor por todo el país. Tuvo una infancia muy dura de orfandad temprana y privaciones. Supo de las humillaciones por ser indio. Protegido por un fraile, pudo aprender a leer y escribir y el oficio de encuadernador. Su licenciatura en Derecho le permitió ser un defensor de campesinos indígenas pobres en su ciudad oaxaqueña. Fue poco a poco escalando en la política local. En 1847, con cuarenta y un años consigue ser diputado, llegando a la Ciudad de México. Por sus críticas al general Santa Anna fue encarcelado en Veracruz (1853), en la fortaleza de San Juan de Ulúa. Al poco pudo escapar a la entonces española Cuba y, de allí, a Nueva Orleáns.
En 1855 vuelve a México como ministro de Justicia. Aprobó una ley contra los privilegios de los militares y del clero. Pero su momento cumbre llega en 1858 al ser el presidente de México en plena guerra civil. Es el presidente errante.
En 1859 nacionalizó los bienes del clero (equivalente mexicano de la Desamortización de Mendizábal en la España de 1836). Sin embargo, como se indicó, la continua violencia y guerra civil provocó una cuantiosa deuda exterior que le llevó a una larga guerra contra las potencias europeas, especiamente contra Francia, además de una guerra civil.
Benito Juárez, figura destacada de la historia mexicana.
Tras entrar los sucesos de Querétaro (fusilamiento de Maximiliano en 1867), logró entrar triunfante en la Ciudad de México como flamante presidente. Tras asentar en México la enseñanza laica, renovó el cargo en 1871. Los conservadores no se quedaron quietos y, con Porfirio Díaz en las conspiraciones, fue expulsado del poder por golpe de estado. Murió al poco (1872).
EL MINISTRO DE EXTERIORES MEXICANO: MANUEL DOBLADO
Guanajuato, 1818 / 1865, Nueva York.
Como licenciado en Derecho ocupó el cargo de ministro de Exteriores en el gobierno de Juárez en 1861-62. Antes ya había llegado a gobernador de su estado, además de compaginarlo con la carrera militar. Al ser el responsable en plena crisis con las tres potencias europeas logró negociar la Convención de La Soledad (1862) consiguiendo la retirada de los españoles y los británicos, rompiendo la unidad y dejando sola a la expedición francesa.
Manuel Doblado, el ministro que logró romper el pacto de los tres paises europeosEL SECUNDÓN: EL GENERAL SERRANO Cádiz, 1810 / 1885, Madrid.
Hijo de un militar liberal en las Cortes de Cádiz de 1812, inició su carrrera militar en la primera guerra carlista, en la que logró ascender a brigadier y ganar la Laureada. En su vida política fue un oportunista, un auténtico camaleón, que tanto se afiliaba al Partido Progresista como al Moderado a la Unión Liberal, según las coyunturas del momento. Como buen oportunista y ególatra, fue un declarado rival de Prim, especialmente en esta crisis. Llegó a tener relaciones íntimas con la misma reina Isabel II, de la que era su "general bonito", preferido de la misma en las continuas crisis del reinado.
Durante esta mini guerra mexicana era el capitán general de Cuba (1859-1862) enriqueciendose considerablemente con el tráfico de esclavos. Desde este cargo criticó duramente a Prim por su temprana retirada de México, además de precipitar el desembarco en Veracruz sin esperar la llegada de este. No podía soportar ser el secundón de esta crisis que seguiría encumbrando a su rival.
El genaral Serrano: el envidioso de Prim y el "camaleón" político.
Su gran "hazaña" fue la desarticulación de la frustrada conspiración de Prim y el inmediato fusilamiento masivo de los sargentos del madrileño cuartel de San Gil en 1866. La reina por ello le nombró duque de La Torre con grandeza de España.
Dos años después, como ejemplo de su camaleonismo político, recién muerto su jefe político, el general O´Donnell, se pasó al bando anti-isabelino. En 1868, tras el triunfo de la Revolución de Septiembre, fue el regente hasta la llegada del nuevo monarca Amadeo I. En 1873, en los meses de la I República, huyó a Francia, desde donde conspiró hasta derrocarla con el golpe del general Pavía (4 de enero de 1874), implantando su dictadura personal hasta el golpe de Sagunto que supuso la restauración de la dinastía borbónica de Alfonso XII. Éste le marginó del nuevo régimen a pesar de reconocerle como rey. Alfonso le "caló" su camaleonismo. Murió en Madrid en pleno olvido, el que fuera gran protagonista del reinado isabelino.
EL IMPERIALISTA FRACASADO: NAPOLEÓN III
París, 1808 / 1873, Londres.
Sobrino de Napoleón Bonaparte, criado en el exilio (Suiza, Alemania e Italia) tras el derrocamiento de su célebre tío tras la batalla de Waterloo. Entre 1848 y 1851, con el carisma familiar de su nombre, se encargó de desmontar los logros de la revolución democrática de enero, llegando a ser el presidente de la II República francesa. En 1852, tras un golpe de estado, se autoproclamó emperador de Francia siguiendo los pasos de su tío. Nacía el II Imperio francés, caracterizado por el intento de llevar al país a una carrera imperialista en otors continentes y en intervenciones en países europeos: África, Asia, América (México especialmente), unidad italiana. Ésta intervención italiana (en la que indirectamente estaba implicada la cuestión monárquica española) supuso su final en 187o ante el temible ejército prusiano de Bismarck (batallas de Sedán y Metz). Abandonó a Maximiliano a su suerte tras comprender el fracaso de su intervención en 1867.
Napoleón III, el flamante sobrino y emulador de Bonaparte
UN TRÁGICO PERDEDOR: MAXIMILIANO DE HABSBURGO Viena, 1832 / 1867, Querétaro.
Llegó a Veracruz en 1864 como emperador de México, emulando a su protector Napoleón III y al ya lejano Iturbide. Su suerte fue la misma que el mexicano: derrocamiento y rápida pasada por las armas. De gran nivel cultural, intentó ganarse a sus nuevos compatriotas desde el primer momento.
Maximiliano de Habsburgo, el desgaciado.
Abrió en Ciudad de México el Paseo de la Reforma y se estableció en el castillo de Chapultepec como residencia imperial. Intentó poner en práctica un buen programa reformista, enfrentandose incluso a los militares franceses y a los sectores conservadores mexicanos que lo apoyaban. Recurda algo al papel que intentó José Bonaparte en España durante la Guerra de 1808. Fracasó en ese empeño de hacerse popular y su efímero reinado fue de guerra cointinua.
Pudo haber huido antes, pero decidió quedarse, convencido de poder ganar la guerra. En 1867, en el cerro de las Campanas de Querétaro, fue asediado, apresado y fusilado, junto al líder conservador Miramón. Acababa así la vida del gran perdedor de esta historia. Su muerte impresionó a toda Europa por la negativa de Juárez al indulto, en un aviso a posibles intervenciones futuras.
Ejecución de Maximiliano, por Renoir.