miércoles, 10 de febrero de 2010

PASEO POR EL MADRILEÑO BARRIO DE LAVAPIÉS (I): SUBIENDO POR EMBAJADORES

Tras las entradas de Lima, basadas en mi viaje navideño por Sudamérica, expongo ahora el contraste: vuelvo a mi ciudad natal. A los pocos días de volver de la veraniega Lima, me dí un paseillo por el invernal y gélido Madrid de una tarde de enero. Todo un salto, de aquellas calles (jirones) del centro histórico de Lima a estas calles del corazón céntrico de Madrid. De la Ciudad de los Reyes de Lima a la Villa y Corte de Madrid.

UN ESPACIO URBANO MUY PECULIAR
Este pequeño rincón del más puro Madrid, se encuentra situado en el extremo SE del actual Distrito Centro de Madrid (coincidente con el casco viejo preindustrial). ¿Por qué pecualiar? Estas calles se formaron hacia finales del siglo XVI, como arrabal de la ciudad en crecimiento, tras la designación por Felipe II de Madrid como sede fija de la Monarquía Hispánica en 1561.
Este espacio quedó como una barriada popular desde siempre, de clases humildes. Si nos fijamos en su topografía veremos que está situado en una enorme cuesta que desciende hacia el río Manzanares. Sus calles siguen los cauces de arroyuelos antiguos, de antes de la urbanización. Siempre se ha denominado el lugar como "Barrios Bajos", denominación por ser topográficamente bajos, y por ser e clase populares. Este Lavapiés, tan madrileño, fue un lugar tipicamente castizo, poco cosmopolita, escenario de zarzuelas y de costumbrismo. Sin embargo hoy, desde finales del siglo XX y a incios del XXI, su sociedad ha cambiado radicalmente y, siendo aún un barrio popular económicamente, es un barrio multicultural: razas diversas (magrebíes, hindúes, pakistaníes, chinos, latinoamericanos, subsaharianos, turistas europeos o de otras partes de España y, claro, madrileños) pasean por sus calles con sus costumbres personales, establecimientos exóticos, acentos e idiomas se oyen por sus ricones. Su nombre seguro que se conoce en algunos rincones de esos lugares de origen de los inmigrantes que lo habitan.
Para ver el paseo realizaremos un itinerario que nace y acaba en el mismo punto: la Glorieta de Embajadores, al sur del barrio. Subiremos y daremos rodeo por sus zonas altas del que recuerda un anfiteatro, para bajar de nuevo a la glorieta. Lo dividiremos en tres entradas, dada la gran cantidad de fotos que disparé en el paseo. De todas formas en un par de horas se puede realizar el paseo tranquilamente. Como puede verse en el planito seguiremos el sentido de las agujas del reloj. Espero guste a los lector@s.
Situación de Lavapiés en el contexto del centro histórico de Madrid.


EN TORNO A LA GLORIETA DE EMBAJADORES
La hoy Glorieta de Embajadores (1) era el extremo sur de la ciudad del Antiguo Régimen. Había un portilo secundario a medio camino entre las puertas de Atocha y de Toledo, verdaderas entradas a la villa desde Toledo, Andalucía y Levante. Su carácter periférico le dió un sentido artesanal y de carreteros. Era un barrio de caleseros y de majos y manolas (tipos castizos madrileños, sobre todo del siglo XVIII) desde siempre. Ya desde el siglo XVIII las primeras zarzuelas o sainetes de Cañizares y de Ramón de la Cruz se desarrollaban en estas calles, con sus ambientes picarescos y de pequeña delincuencia. Más tarde, entre los siglos XIX y XX se asiste al apogeo de las zarzuelas de ambiente lavapiesino y castizo. Esta glorieta tiene un gran trajín de tráfico y gentes, pues tiene una estación subterránea de ferrocarriles de Cercanías y de Metro que conecta con los populosos barrios del sur metropolitano.
Enfilamos la calle de Embajadores hacia arriba y vemos el Casino de la Reina (3). Antes estuvo un pabellón real. En 1881, Francisco Jareño acababa este edificio de porte neomudéjar, con el consabido ladrillo visto, para Facultad de Veterinaria, hoy Instituto de Secundaria Cervantes.
Casino de la Reina.

Continuamos por Embajadores y encontramos, a la derecha, la Casa de Tabacos (2). Es un caserón neoclásico de finales del siglo XVIII, con reformas posteriores. Hoy es casrón abandonado en espera e tener un uso. Inicialmente era fábrica de naipes y aguardientes. Sus trabajadoras eran las famosas "cigarreras" del barrio. Eran mujeres de armas tomar, verdadero oasis del feminismo madrileño. Eran conflictivas y muy levantiscas, muy organizadas, incluso tenían su asilo de ancianas y sus servicios de guardería de sus hijos pequeños (Asilo de Cigarreras-4), en la calle de Tribulete, a la izquierda, pasado el Instituto Cervantes. En la esquina de enfrente vemos la casa de vecindad (5) típica del Madrid de finales del siglo XIX. Eran edificios de ladrillo visto o no (neomudéjar). Tras ellos los muros eran de tablones de madera con clavos muy grandes a los que se enrollan cuerdas fuertes o sogas. El neomudéjar fue muy típico del Madrid de la Restauración. También enfrente se sitúa el Mercado de San Fernando (6), de estilo neoherreriano, muy del gusto franquista de los años 40 y 50, con las torres rematadas en chapiteles de pizarra.
Vieja Fábrica de Tabacos. Fachada a la glorieta.

Fachada a la Calle de Embajadores.

Asilo de Cigarreras.

Casas de vecindad en la esquina de Tribulete con Embajadores.

Mercado de San Fernando.

CALLE ARRIBA: IGLESIA DE SAN CAYETANO
Hacia la mitad de la cuesta, a mano derecha vemos la angosta Travesía de Cabestreros, callejón silencioso, típico del barrio.
Travesía de Cabestreros.

De nuevo en la calle, a mano izquierda, en la esquina con a Calle de Rodas, vemos una vieja casa (9), hoy de okupas, ejemplo de como debieron de ser en otras épocas. Enfrente una vieja y curiosa fachada de azulejos con dibujos, muy propia del aquél Madrid de inicios del siglo XX, y del que hay algunos ejemplares por toda la ciudad antigua. Se trata de una vieja peluquería (8), reconvetida en un locutorio, aunque la fachada esá protegida y no se puede suprimir ni alterar.

Vieja peluquería.

Casa de okupas.

Y por fin llegamos al rincón con algo de arte propiamente dicho del barrio: la Iglesia de San Cayetano (10). Nos encontramos ante un templo del Barroco, de mediados del triste siglo XVII español (1661). Es un templo singular: de planta de cruz griega, con cinco cúpulas y una central esbelta y que destaca a lo lejos. Al estar en un tramo muy estrecho de la calle, es muy difícil la fotografía sin angular. Aún no está claro su autor: Marcos López, Churriguera o Pedro de Ribera. A pesar de su restauración de postguerra, aún se ven los estragos -sobre todo en las torres- del incendio de 1936, en los inicios de la guerra civil. La fachada central tiene tres bellas hornacinas separadas por pilastras que llegan hasta el suelo. Está flanqueada por ventanas con frontones triangulares. Se alterna el ladrillo visto con la base y el esquinazo a la Calle del Oso de piedra vista de sillares. Este barroco es ya más recargado que el de inicios del siglo o de Juan Gómez de Mora, sin las cajas de manpostería vista, tan características del reinado de Felipe III. Hace ya más de veinte años desapareció una tabernilla enfrente del templo donde servían un aguardiente muy típico de aquella España de postguerra: el Machaquito, anís muy seco, de muy alta graduación.
Iglesia de San Cayetano. Barroca, de 1661.

Ya casi al final de la calle, muy cercanos a Cascorro, verdadero rincón madrileño, puerta del vecino y no menos castizo Rastro, encontramos, a mano izquierda, esquina a la Calle de Abades, una vieja casona de hidalgo urbano (11), con su escudo y en estado de abandono pleno, en espera de una restaración que está pidiendo a gritos. Un vergüenza si se demoliese, aunque ha habido casos mucho más escandalosos, y en democracia ya. En los años del Antiguo Régimen, los estamentos privilegiados y los no privilegiados convivían en el mismo barrio. Hasta el siglo XIX, no se desplazan los acomodados al Ensanche de Salamanca.
Enfrente vemos el renovado Teatro Pavón (12), del arquitecto vasco Teodoro de Anasagasti, construido entre 1924 y 1925, edificio típico art decó de la Europa de entreguerras.
Casona deteriorada de hidalgo urbano.

Teatro Pavón.

Tomando, a mano derecha, por la Calle de la Encomienda llegamos a la Calle del Mesón de Paredes. Aquí seguiremos la próxima entrada.


viernes, 5 de febrero de 2010

PASEOS POR EL CENTRO DE LIMA (Y 4): LA OTRA LIMA

Y llegamos a la cuarte y última entrada del monográfico de Lima. Esta entrada sigue -como las anteriores- adoleciendo de omisiones de lugares notables y de fotos algo mal sacadas. La falta de tiempo y la falta de una cámara buena -poseía una cámara normalita y la del teléfono móvil- impidieron mayor calidad en las imágenes y en el texto. Bueno me limito a mis impresiones, muy personales y particulares por cierto. En esta entrada vamos a salir del reducido cuadrado en el que nos hemos movido en las anteriores, viendo una panorámica muy resumida de la gran urbe peruana y sudamericana.

BORDEANDO EL CENTRO
Para este paso nos fijamos en el mapa adjunto.

Mapa colindante con el centro histórico.

Nos situamos en el extremo NW del cuadrado central, en el Puente de Santa Rosa y seguimos la calle de Tacna en dirección contraria al río Rímac. Podemos ver el Santuario de Santa Rosa de Lima, verdadera adoración de los limeños, la santa de los siglos XVI y XVII. Encontramos su casa y la iglesia. A continuación encontramos las Nazarenas. Antes, si giramos a la derecha podemos ver la casa de San Martín de Porres, el santo limeño de raza negra. Otra veneración de la ciudad, llevando uno de sus barrios populares su nombre.
Tomando la Avenida de Nicolás Piérola, que se cruza con Tacna, vamos en dirección hacia la Plaza de San Martín. La calle de Quilca es de chiringuitos para tomar algo de beber y comer. Es una calle recuperada de su anterior deterioro. Era antes una calle de libreros. En su esquina con Camaná encontramos el Bar Queirolo, una varadera joya de local, establecimiento tradicional de la ciudad. Siguiendo por Camaná, en dirección SW, llegamos a la Plaza de Francia, donde se encuentra la Iglesia de la Recoleta. Si seguimos el paseo, tras la iglesia, tomamos la Avda del Inca Garcilaso, para llegar al Paseo de la República, lugar abierto, donde admiramos el interesantísimo edificio Roosevelt y el grandioso y neoclásico Palacio de Justicia. De aquí, en dirección sur, sale la Vía Expresa o autovía rápida para el tráfico (una especie de M-30 madrileña) y que conduce a los barrios meridionales y elegantes limeños, la Lima bien, la de los "pitukos", que son el equivalente a los "pijos" españoles.
Volviendo a San Martín, y siguiendo por Piérola, llegamos a la barroca Casona de San Marcos, lugar donde estaba situada la Universidad tradicional del virreynato del Perú. A su lado se encuentra el Panteón de los Próceres. Es un entorno encantador, en medio de los jardines del Parque Universitario. Nos encontramos en el extremo sur del cuadrado central. Enfrente, un enorme rascacielos que fue sede hace años del Ministerio de Educación. Tomando la calle de Abancay hacia el NE, vemos a mano izquierda la Biblioteca Nacional, bárbaramente saqueada por los chilenos en la Guerra del Salitre del siglo XIX y recuperada bajo la dirección del eminente escritor Ricardo Palma, autor de las costumbristas: Tradiciones peruanas. Casi enfrente encontramos, al girar (voltear) a la derecha, la prolongación del Jirón de Ucayali, y tras él, nos recibe una portada de tipo chino: es la Calle Capón, lugar lleno de restaurantes y tiendas de tipo oriental, como consecuencia de la afluencia de chinos que llegaron en el siglo XIX al país. En todo Perú abundan los restaurantes chinos llamados CHIFA, donde tomar el original "arroz chaufa" y demás platos de la fusión de ambas comidas china y peruana. Tras él se sitúa Barrios Altos, de mala fama de inseguridad, pero barrio comercial con buenos templos y callejas. Hay un mercado de animales domésticos de todo tipo. No sé ubicarlo bien, pues me llevaron a él. Volviendo a Abancay, en la Plaza de Bolívar, encotramos el Congreso de la República, sede del poder legislativo del Estado peruano.

Entrada a la Calle Capón y al "Barrio Chino".

El autor del blog con sus amigos limeños antes presentados ante el Panteón de los Próceres, tras ver el elegante edificio de la Casona de San Marcos.

Cruzamos el río Rímac por el Puente de Ricardo Palma. Entramos en el barrio de Rímac, al norte del cuadrado. En este barrio se encuentran: la vieja Plaza de Toros del Acho y la Alameda de los Descalzos. Este espacio limeño se hizo célebre por la afición taurina del virrey catalán Amat, del siglo XVIII, contemporáneo al reindo de Carlos III. También era aficionado a las mujeres limeñas, pues tuvo relaciones con una bella actriz a la que apodó de forma grosera "la Perricholi", grosera expresión de "perra-chola". Cholo en Perú es indio, palabra poco usada y de mala aceptación. Más al norte se encuentra el Cerro de San Cristóbal, excelente mirador del que divisar la ciudad. Para subir a él hay que hacerlo en autobus desde la Plaza de Armas. Sus faldas son ocupadas por chabolas de población marginal. Imposible ir a pie.

El cerro de San Blas desde la azotea de la casa de Osambela.

LA HISTORIA DE LIMA EN MAPAS
Tras estos paseos colindantes al centro histórico, exponemos la evolución espacial de Lima.
Lima en el siglo XVIII.
En este mapa orientado al SW, he trazado una línea que delimita el cuadrado central.
Y ahora unos mapas muy interesantes de Lima y su evolución histórica desde la fundación.


En 1535 observamos el inicial campamento de Pizarro. A varios kms se situaba ya puerto de El Callao.



A inicios del siglo XVII y hasta medados del XVIII el cuadrado central ya está macizado y surgen ya núcleos, embriones de futuros barrios. El puerto de El Callao se ha desarrollado algo, dada su importancia en el Imperio, pues Perú era el virreynato básico. En 1750 ya existía el Real Felipe.



A inicios del siglo XX, casi ya con un siglo de vida del Perú republicano e independiente y criollo, Lima se extiende tras los espacios allende sus derruidas murallas. El Callao (portuario) y Barranco (barrio de casonas de la nueva oligarquía criolla) se han desarrollado en gran medida.



En 1940 la ciudad crece hacia el sur y ya ha llegado al mar donde, paralelo a la costa, se ha desarrollado un arco contínuo que abarca desde Chorrillos a El Callao.


En los años 60 se ha iniciado el éxodo rural del campo peruano hacia la ciudad de Lima. Miles y miles de campesinos indñigenas de todos los rincones del Perú se instalan en barrios de deficiente calidad y rodean la vieja Lima. En 1970 ya es una gran ciudad en extensión.Sigue su crecimiento en la actualidad convirtiendose en una de las grandes megalópolis de América Latina.

La Lima actual. Obsérvese el cuadrado central en el total urbano.

OTROS LUGARES DE LA CONURBACIÓN DE LIMA
Antes de nada, decir que el transporte público de Lima es deficiente, no existen buenos autobuses, no hay metro subterráneo y el tráfico, por tanto es caótico. El transporte se hace en taxis por toda Lima. Hay que negociar y regatear previamente con el taxista el precio en soles. Este caótico tráfico hace que la ciudad esté muy contaminada y se "mastique" el humo del gasoil y la gasolina. Los autobuses, más bien microbuses, son los pequeños e incómodos "combis", abarrotados pero económicos. Mejor tomar taxis.
Desde Larco Mar, elegante complejo turístico al borde de la playa y al sur del elegante BARRIO DE MIRAFLORES, se divisa la inmensidad del Pacífico. Viendo un mapamundi es de imaginar la lejanía de la otra orilla: Asia y Oceanía. También, acostumbrado a ver el Atlántico, e imaginar a pocas horas de avión la orilla americana, ahora se da uno cuenta de lo lejísimos que están España y Europa. Miraflores es el barrio "pituko" -"pijo" en España- por excelencia. Los precios suben sobremanera, la seguridad está asegurada casi por completo, los ejecutivos y la gente bien se dejan ver, y los turistas de todo el mundo también. Pasear por estas calles es como estar en Europa o Estados Unidos, tienen elegancia, cosmopolitismo....El corazón del barrio es el Óvalo de Miraflores, al lado del Parque de Kennedy, lugar de concentración de comercio lujoso, hoteles turísticos, restaurantes y terrazas: es especial el "callejón de las pizzas". El complejo comercial de Larco Mar no es recomendable: los precios son abusivos, típicos para timar al turista y donde se dejan ver esas clases adineradas.

El Pacífico desde Larco Mar. Es una terraza entre el barranco que cae a la playa, ocupado por el Parque Costa Verde. A sus pies, autopistas.

Chorrillos, al fondo, desde Larco Mar.

Edificios de Miraflores desde igual punto, pero en dirección contraria.

Nuestro siguiente paseo se desarrolla por BARRANCO, inmeditamente al sur de Miraflores, otro barrio "bien" de Lima. Entregado al Pacífico, destaca su plaza central, donde se encuentra la Municipalidad. Tras ella, se desciende al Puente de los Suspiros, que baja hacia la playa cercana. Restaurantes con terrazas mirando al mar y cafés dominan su paisaje. Muy caros también sus precios. Es normal, es la Lima pituka. Destacar en Barranco el notable Museo de Pedro de Osma, millonario de la primera mitad del siglo XX, descendiente de una familia española de la soriana localidad de Osma. El museo ocupa su elegante mansión, que alberga una espléndida colección de artes de todo tipo, mayores y menores. Como lugar de ocio destacamos un restaurante-pizzería que está en un viejo vagón de ferrocarril, visible desde su plaza central. También visitar un bar tipiquísimo de Barranco: Casa Juanito, vetusto, auténtico y similar al ya citado Queirolo de Lima.

Vagón-restaurante de Barranco.

La tuna estudiantil en Barranco. Sorprende oír canciones de tunas españolas a casi las antípodas de la península. Cantaban Clavelitos, las Cintas de mi Capa, etc, etc.

Y por fín, EL CALLAO, el barrio marinero típico del Perú. Aunque está en la aglomeración limeña, es diferente, no solo no es Lima sino que, ni siquiera es el departamento. Es una provincia diferente, es la Provincia Constitucional de El Callao. La antigua Avenida Colonial, hoy rebautizada como Óscar R. Benavides, conecta El Callao con el centro de Lima desde la Plaza del Dos de Mayo. Es la vía histórica, testigo de los episodios mas notables desde el siglo XVI. Es difícil llegar a él: los taxis suelen negarse por ser diferente entidad provincial , por su lejanía y por su inseguridad. Es muy intresante ver el Real Felipe, fortaleza de mediados del siglo XVIII ordenada levantar por Felipe V como defensa ante ataques de piratas. Este inmenso castillo fue simbólico durante la época de la Emancipación, porque en él se atrincheró el último ejército español a las órdenes del general español, gallego: Rodil. Se rindió la fortaleza en enero de 1826, después incluso de las batallas finales de Junín y Ayacucho. Pasear por esas calles de sabor marinero, con tabernas y marisquerías tiene su encanto y su riesgo. En cualquier momento, una calle conflictiva, puede darnos un disgusto desagradable con sus "pirañas y choros", delincuentes en la jerga callejera. Una pena porque el tipismo de sus casonas invita al paseo marinero. Con la Avda Sáenz Peña se cruza la Calle de Pedro Ruíz, donde está la sede del diario El Callao. Es una calle de colores varios que recuerda a las polícromas del bonaerense y porteño barrio de La Boca. Algo alejada se encuentra la parte más elegante y segura: La Punta, desde la que se divisa el pacífico y las islitas cercanas de San Lorenzo y Frontón. Desde esta bahía el 2 de mayo de 1866, el almirante gallego-español Casto Méndez Núñez bombardeó vergonzosamente el puerto ocasionando grandes destrucciones y algunas víctimas. Era la forma de demostrar la España isabelina que la vieja metrópoli aún rugía en el exterior. Es difícil, por su mal horario, ver el Museo Naval, donde se explica la historia marinara del país. No obstante, enfrente, se encuentra el submarino Abtao, que puede visitarse por dentro. Numerosos chiringuitos se encuentran en esa playa donde degustar pescados y ceviches. El ceviche, junto a la pachamanca, o los anticuchos (corazones a la plancha), las papas, el mencionado arroz chaufa, y demás platos, es uno de los orgullos de la cocina peruana. También el vino de Ica, el Pisco Souer o la Inka Cola, son las bebidas del país.
Elegantes casona ajardinadas en La Punta de El Callao.

Sede del diario El Callao.

Para terminar esta entrada y estas anteriores monográficas, expongo dos mapas del Departamento de Lima, con sus provincias y uno del departamento entero con algunos lugares interesantes que aún no conozco pero tiempo habrá de ello. El periodista limeño Rafo León es un autor reconocido de guías y afamado viajero. Debe ser un entorno la mar de interesante, dado su entorno entre el Pacífico y los Andes. Lugares tales como Oyón, Huacho, Caral, con sus restos de ser la cultura más antigua del Perú, Cañete, Incahuasi, Pachacamac y, creo, la gran motaña de Yauyos para disfrutar del excursionismo.
Mapa político de las provincias del departamento de Lima.

Mapa detallado del departamento de Lima.

Y con esta última entrada espero haber enseñado algo la ciudad de Lima, ciudad que me gusta especialmente, y que he tenido la suerte de ir descubriendo poco a poco de la mano de amigas y amigos limeños. Una ciudad que no dejaindiferente al viajero y que, creo, tiene bien merecida su pertenencia al club de las ciudades con un casco hístórico monumental Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

lunes, 1 de febrero de 2010

PASEOS POR EL CENTRO DE LIMA 3: OTROS EDIFICIOS

El autor del blog ante la estatua de Pizarro en el Parque de la Muralla.
Estación de Desamparados.

Llegamos a la tercera y penúltima entrada sobre la ciudad de Lima (por ahora). En este tercer paseo el lector podrá ver cómo la riqueza arquitectónica y artística de la capital peruana no se limita a únicamente a los templos barrocos y a las casonas virreinales y/o republicanas. El modernismo tiene unos muy buenos ejemplares, testigo de una burguesía floreciente a inicios del siglo XX. El eclecticismo, que convive con el anterior, y el art decó o el racionalismo ya de la época de entreguerras, años, según tengo entendido, muy florecientes de la ciudad y su vida intelectual y lúdica.

Obsevando el plano, se puede ver que el paseo empieza esta vez en la plaza de San Martín, y termina detrás de la Plaza de Armas.



LA PLAZA DE SAN MARTÍN (1)
La plaza que lleva el nombre del fundador del Perú moderno en julio de 1820 es cuadrangular, centro de la vida diurna del centro de la ciudad. Es un espacio arqutectónico más o menos armonizado en estilo ecléctico de las primeras décadas del siglo XX. La estatua ecuestre del libertador preside la plaza.

La estatua del libertador San Martín.
El autor del blog y dos blogeros amigos: Edyye (izda) y Carlos, el baterillero.

El autor y otros dos blogeros: Eddye, de nuevo y Arturo, el amauta.
EL APOGEO DEL MODERNISMO LIMEÑO
El arte modernista es el arte burgués por excelencia. A inicios del siglo XX las burguesías del mundo sienten la necesidad de un arte distanciado del que ofrecían los ingenieros del hierro o los historicistas. Los edificios modernistas son ejemplares indispensables en cualquier ciudad de la época que se precie, aún a pesar de que en algunas ciudades no sea este estilo una seña de identidad. La fantasía, el ímpetu por crear e innovar hace que el artista no se limite solo a los edificios, sino también a interiores y objetos cotidianos.
Edificios que huyen de los frontones, columnas o pináculos, para diseñar curvas y arabescos, en el conjunto de una decoración abundante que se despliega por barandillas, muebles, etc.

Desde San Martín tomamos el consabido, bullicioso y comercial Jirón de la Unión. En su esquina con la ancha calle de Emancipación se levanta el Palais Concert (2), verdadera joya del modernismo limeño y que recuerda a edificios vieneses. El jirón de la Unión era el espacio social de la burguesia urbana, antes de marcharse a las afueras, a Miraflores y Barranco.
El Palais Concert.

Siguiendo por Jirón de la Unión, giramos-volteamos a la izquierda por Huancavelica para observar el Teatro Segura (3), de porte neoclásico mezclado con elemental decoración modernista muy leve en la parte superior. El teatro era la gran diversión de la burguesía de aquellos años de preguerra o Paz Armada. Esta Navidad era su centenario, según aparece en el cartel-mural de su fachada.

Teatro Segura.
Volviendo a Unión tomamos el lado derecho en dirección a Plaza de Armas. Aquí encontramos el edificio más típicamente modernista de la ciudad: el Estudio Fotográfico (4). Los elementos del modernismo antes vistos se ven perfectamente y dan un edificio de modestas dimensiones pero muy equilibrado e integrado en el jirón. No tiene nada que envidiar a edificios del mismo estilo en otras ciudades. Personalmente, el balcón central, justo debajo de la inscripción del Estudio Fotográfico, me recuerda a las máscaras de Gaudí en su barcelonesa casa Batlló. Un edificio más avanzado en el tiempo, más ecléctico, es su adosado colindante. Interesante, pero empequeñecido ante el "Estudio".

El Estudio Fotográfico.

Detalle del Estudio Fotográfico.


Edificio anejo al anterior.


Volteando por Ucayali, tras cruzar el Pasaje de Olaya y el Jirón de Carabaya, en su esquina con Lampa, se llega al edificio neoclásico y algo grande, que ocupa en la actualidad el Museo de la Filatelia (5). Este estilo neoclásico era el preferido para destinarlo a sedes bancarias y financieras, buscando aunar cierta belleza con sentido más funcional. En aquellos años imagino que serían estas calles una pequeña "City" financiera o Área Central de Negocios (CBD).
Museo Filatélico.

Retrocediendo por Ucayali, tras cruzar Carabaya, volteamos a la derecha para ver un edificio de art decó (6) en el Pasaje de Olaya, joven pescador de Chorrillos, patriota. Fué descubierto por los realistas y fusilado en plena juventud los años inmediatamente anteriores a la inevitable Emancipación.

EN TORNO A LA PLAZA DE ARMAS
El Pasaje de Olaya conduce a la Plaza de Armas. Dos lados del plano cuadrangular de la misma son llamativos por su color pastel y estilo neocolonial, con sus balconadas de madera y su decoración característica. La Municipalidad (7) ocupa uno de sus edificios. A su lado norte se agranda la calle del Conde de Superunda. En este pequeño espacio se erigía una estatua de Pizarro, en destacado pedestal, y que sivió de modelo para su homonima en su Trujillo natal, en la región española de Extremadura. Hace unos años se trasladó al cercano Parque de La Muralla. Sin pedestal, y entre hojas, lo que hace que sea poco visible. Al lado se puede recorrer el Pasaje del Correo (8), edificio en galería con estructura de hierro, tan típica de aquellas épocas, en las que artistas e ingenieros debatían sobre su obras.

Edificio de Art Decó.

Municipalidad de Lima en plena Plaza de Armas.

El Pasaje del Correo.

De nuevo en la Plaza de Armas, aún nos queda el neocolonial, neo barroco y ecléctico Palacio Presidencial (9). A veces pueden visitarse, previo permiso de los guardias, algunas estancias del interior. Los turistas se arremolinan en sus verjas para ver el Relevo de la Guardia. En este solar se levantaba el viejo Palacio Virreinal desde tiempos de la fundación de Lima.

Palacio presidencial.

Por el lado de la pared sureste palaciega, tomando la calle de Carabaya, se llega a la Estación de Desamparados (10). Es un edificio muy curioso. Fue antaño una estación de ferrocarril. Tras su abandono como estación, pasó a ocupar sus salas una estupenda exposición que recorre la historia de la literatura peruana, desde las tradiciones orales de los incas hasta la actualidad.

CONCLUYENDO EL PASEO
Tras Desamparados se llega a una gran labor de recuperar una zona urbana degradada: el Parque de La Muralla (11). Hasta hace relativamente poco tiempo era un lugar de drogadictos, marginales, etc. Hoy es un parque que muestra los restos arqueológicos de la vieja muralla. Es también un lugar de paseo en fines de semana. Como dijimos, la estatua de Pizarro está en este parque, aunque en un lugar poco prominente de observación.
Las dos fotos del principio deberían de estar en este espacio, pero un error de cálculo me hizo ponerlas al inicio.

Unos paseos por el cuadrado del centro de Lima virreinal que acaban aquí. Tres paseos que no buscan una exhaustiva presentación de edificios. Muchos lugares se han omitido. Esa es una tarea ingente y daría un libro de mucha extensión, lo que da idea de la importancia de esta reducida área urbana. Es más bien un conjunto de edificios que atrayeron mi atención en mis paseos. En la siguiente y última entrada comentaré algunos lugares que me gustaron de la Lima fuera del cuadrado que estudiamos. También será una aportación muy modesta, consciente de la cantidad de lugares y edificios que me faltan, tanto por ver, como ya vistos pero sin fotografiar. Para hacer una buena guía (tanto de texto como de fotografía) es necesario al menos unos o dos meses de estancia allá. Eso sin contar otros rincones interesantísimos de la ciudad.
La consulta del Google Earth me ha sido de gran utilidad. Buenos mapas también, tanto de las guías como de folletos turísticos tomados allá.