lunes, 27 de abril de 2009

LAS FOTOS DEL HORROR

En el verano de 1995, hace ya muchos años, visité Polonia para hacer senderismo y pasear por lugares históricos. Ese verano toda la prensa europea se dedicaba a escribir sobre el cincuentenario del final de la Segunda Guerra Mundial y de los regímenes fascistas que la provocaron. Hace cincuenta años que parecía que la violencia acabaría para siempre, al menos en la "civilizada" Europa. Ese verano, a no muchas horas de Polonia, en la ex-Yugoslavia, se estaban dando matanzas masivas de civiles en plena operación de limpieza étnica. Un año antes, Spilberg, el gran genio de Hollywood, había triunfado con su película La lista de Schindler, filmada en Polonia.
Como historiador, el viaje a los campos de la muerte era una etapa obligada. Visité dos muy cercanos entre sí, a pocos kilómetros entre ambos. Eran Austwitz y Birkenau. El segindo menos nombrado y creado como "aliviadero" de la saturación del primero, más tristemente famoso. Cerca también se sitúa una de las ciudades más bellas de Europa: Cracovia. En esa ciudad los gerifaltes nazis se daban la vida padre. Por cierto, un español filonazi e hiper franquista: Agustín de Foxá, el autor de la tendenciosa novela Madrid, de Corte a checa, participaba de esa dolce vita.
Mi visita me dejó impresionado fuertemente y, al salir, ya no volví a ver la vida igual. Descubrí la maldad de ciertas personas y desde luego la tolerancia cero con los movimientos neonazis y racistas que empezaban a aflorar en aquella Europa. Lamentablemente las cosas desde ese verano no ha mejorado mucho: guerra de Kosovo o guerra de Irak, con su secuela de muerte hasta hoy mismo. Estas fotos y esta historia conviene conocerla bien, a pesar de lo desagradable, para evitar su repetición. Este es una selección de fotos escaneadas para exponerlas aquí.


La alegre y bella Cracovia. Hoy es una ciudad Patrimonio de la Humanidad, cercana a los Cárpatos, que le dan un entorno idílico que mezcla turismo artístico con el natural. No fué bombardeada en la guerra y se conserva tan bella como antaño. A pocos kilómetros se mascaba la tragedia.


El guetto judío de Cracovia, desde donde salieron muchas de las víctimas.


El tren de la muerte. Desde toda Europa llegaban los trenes cargados de futuras víctimas. Presos cuyo delito fue ser judíos o antinazis o ciudadanos cualquiera que cayeron en desgracia y por ello estaban condenados.



Los barracones donde dormían hacinados los presos y presas allí internados. Donde esperaban cada día un fuerte trabajo, una mala alimentación, una enfermedad próxima y, al final, cuando ya no eran útiles: la muerte.

Aquí, entre estas alambradas, su trabajo les "hacía libres" según leían al entrar en el campo de concentración.

Sus trajes de a diario y, algunos no tomaban su "ducha" de gas ciclón, eran fusilados en el paredón del fondo de la fotografía. Las ventanas de los barracones estaban bien cerradas para evitar que los presos viesen la ejecuciones. Al fondo de la fotografía de los uniformes se pueden ver al hacer la ampliación las fotos de todos los presos que ingresaban en el campo, con sus fechas de entrada y de muerte.


Y, al final, el gas ciclón. Se pueden ver las latas vacías que contenían el gas letal. Debajo, los hornos crematorios. Los alemanes, al saber de la cercanía de los soviéticos, intentaron dinamitar estos hornos para evitar que le mundo conociese sus horrores pero, afortunadamente, algunos internos lo impidieron y consiguieron que hoy lo sepamos y lo visitemos por si hay alguna duda de los horrores de la primera mitad del siglo XX, en el hoy "civilizado" y llamado "mundo desarrollado".


Y, para terminar, volvemos 50 años después: a 1995. Las fotos son de Varsovia. La ciudad, que parece original y antigua, no lo es. Fué arrasada en 1943, con el levantamiento del guetto. Más tarde, en el verano de 1944, ante la pasividad del cercano ejército soviético, volvió la rebelión popular y que los alemanes reprimieron duro, hasta dejarla convertida en un montón de ruinas. La sociedad de Varsovia se entregó a la reconstrucción y, cincuenta años depués, la ciudad muestra la cara exacta que tuvo, con una ejemplar reconstrucción, basandose en fotos y textos históricos de todo tipo. Ese verano, aquella sociedad polaca estaba saliendo de su segunda pesadilla: la dictadura comunista que la sometió tras casi medio siglo. Polonia había sufrido históricamente la dominación rusa, austrohúngara y alemana.
QUE ESTA HISTORIA, U OTRA PARECIDA, NO SE VUELVA A REPETIR NUNCA JAMÁS.

6 comentarios:

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Muy bien, parabens


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Cayetano dijo...

Ya sabes que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
Los alemanes han aprendido bien la lección. Me cuentan que a los chicos de allí les llevan sus profesores a un antiguo campo de concentración, convertido en museo (museo del horror), para que no olviden.
Claro que la derecha europea (y en este caso la alemana) no tiene nada que ver con la española. Aquí todavía hay gente que no condena los crímenes del franquismo, siendo como era Franco compañero de viaje del führer.
¿Cómo van a aprender la lección los estudiantes españoles?

Juan dijo...

No hay cosa que más me jorobe que ver símbolos franquistas en las calles de España. Y más me fastidia cuando se contradice la gente. Suelen decir: "es historia, hay que conservarla" pero claro, cuando les dices que lean historia, te responden que esa historia del franquismo es un rollo y que hay que... ¡olvidarla!. Desde luego que en Alemania a nadie se le ocurre poner nombre a Hitler o Göering y decirte que es historia. Sin embargo todos saben quienes eran eso dos fulastres. Es que este país sigue limitando con Europa por los....Pirineos. Respecto a los chavales españoles ya sabemos tú y yo mejor que nadie como son. Por ejemplo, los míos de Tercero de la ESO ya dudan quíen es Felipe González por ejamplo.

Cayetano dijo...

Tenemos un país de graves deficiencias culturales y mala memoria histórica. ¿A quién le interesa saber cosas?
Por cierto que parece que nos hemos puesto de acuerdo -tú antes- al hablar de los campos de exterminio. Pásate por mi blog cuando tengas un rato y me cuentas.

Ludimila dijo...

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Malunas dijo...

He estado durante 10 dias en Polonia.
El pais me ha parecido una preciosidad y sus gentes tremendemente hospitalarios.
No podia dejar de visitar Austwitz y Birkenau para ver las atrocidades que el genero humano puede llegar a realizar y verdaderamente es sobrecogedor.
Lo que vi, es una milesima parte de lo que alli existio pero fue suficiente para hacerme reflexionar y darme cuenta de las burradas y salvajadas que estos bestias hicieron a los judios.
Esperemos que no se repitan en ningun lugar del mundo hechos como este y que exista siempre respeto y tolerancia hacia los demas.