Hacia 1880 la situación agraria de la España de la Restauración era insostenible. El campesinado español estaba al borde de la miseria tras sufrir los efectos de las dos Desamortizaciones desastrosas de Mendizábal y Madoz. La desigualdad del reparto de la propiedad: del latifundismo del sur al minifundismo del noroeste. La consecuencia fue el inicio de las emigraciones masivas del campo a la ciudad. La región colindante de Barcelona, Vizcaya, las cuencas mineras asturianas y Madrid, son los receptores de esa masa campesina que huye de su miseria cotidiana. Pero la saturación de estas zonas es un hecho y la solución americana empieza a estar en la retina de los españoles.
Entre 1880 y 1914 miles y miles de españoles abandonan sus pueblos y se embarcan rumbo a una vida mejor: el Cono Sur americano, Argentina, Uruguay, sobre todo y, en menor medida, otros países latinoamericanos, eran sus sueños. Tras el paréntesis de la Primera Guerra Mundial vuelve a subir la emigración transoceánica. Seguirá hasta mediados del siglo XX, en que América Latina empieza su decadencia económica hasta nuestros días.
De Galicia y Asturias salieron la gran mayoría de ellos aunque, tambien de otras regiones. Hoy, en Argentina, aún suelen llamarnos galegos a todos los españoles. Una noticia significativa leí hace ya casi treinta años, cuando estudiaba Historia: en 1905, en el pueblo castellano y salmantino de Boadas, cerca de Portugal y de Ciudad Rodrigo, en una de las zonas más pobres de aquella España, su población casi en su totalidad (300 vecinos) se ofreció al presidente argentino Manuel Quintana como mano de obra. El diario bonarense La Prensa, recogió la noticia aquellos días, provocando que un ultranacionalista español de la Generación del 98, Ramiro de Maeztu, que tachó de poco patriotas a esos campesinos. Ellos le vinieron a responder que el patriotismo es dar de comer a los ciudadanos, lo contrario no es patriotismo. Esto indica el nivel de vida del campo español hace ahora cien años.
Pero la cosa no acababa ahí, el retraso agrario continuó hasta los años 60. Las rebeliones violentas continuaron hasta la guerra civil de 1936-39: Castilblanco (Badajoz-Extremadura) o Casas Viejas (Cádiz-Andalucía) y los famosos "tiros a la barriga" de las fuerzas del orden, dan fé de ello. El bandidaje o la huída a América eran la única salida. En enero de 1932, en Arnedo (La Rioja), cerca de Arnedillo, (el pueblecito que abandonó un riojano rumbo a la Argentina), tras una huelga de fabricantes de zapatos y la victoria sindicalista, los trabajadores se concentraron en la plaza del pueblo para festejarlo y, la Guardia Civil, reprimió a tiros indiscriminadamente. El resultado fue terrible: once muertos, entre ellos mujeres y niños, y treinta heridos. Y eso que gobernaba la coalición republicano-socialista de la recién nacida II República. Tal era la España que dejaron muchos de sus hijos.
¿Qué fue de aquellos españoles que contribuyeron al desarrollo de América? Pues la gran mayoría ya no volvió. La "moriña galega" quedó para siempre allende los mares. Rehicieron sus vidas y tuvieron su descendencia allá. Otros, sin embargo, hicieron fortuna y se dieron el gustazo de volver ricos a sus aldeas. Eran los "indianos", los cuales construyeron lujosas mansiones en la tierra que les vio partir, generalmente analfabetos y sin nada, años atrás.
En el pueblo asturiano de Colombres se abrió el Museo de los Indianos en la que fuera "Quinta Guadalupe", de un indiano en México, de ahí el nombre.
En otra entrada trataré de mostrar las aldeas riojanas de Arnedillo, en el valle del Cidacos, al este de la región; y Estollo, en el corazón de La Rioja, al pie del Sistema Ibérico y su Sierra de la Demanda, lugar donde nació Juan Ramírez de Velasco, el riojano que fundó La Rioja, al pie de los Andes.
Quinta Guadalupe: Museo de los Indianos (Colombres-Asturias)
Los trágicos sucesos de Arnedo
4 comentarios:
Como tú dices, las desamortizaciones no solucionaron los graves problemas de nuestra agricultura, y al no haber una auténtica reforma agraria el país no se modernizó; por eso muchos compatriotas nuestros tuvieron que marchar a la ciudad o cruzar el charco. Y América se llenó de "gallegos".
Debemos tener memoria para que no se nos olvide nunca que nosotros también fuimos emigrantes. Y que es de ingratos y desmemoriados rechazar a los que nos acogieron.
Un saludo Juan y enhorabuena por tu artículo.
Enhorabuena por rescatar este capítulo de nuestra historia, aquella emigración ha de servir para la actual en sentido contrario. España fue un país que vivió por encima de sus posibilidades demasiados años, a costa de sangrar al pueblo.
Son terribles, Juan, las imágenes de Arnedo.
Por cierto, no tenía conocimiento de esta parte de la historia de España.
Muy buena la entrada. Saludos nuevamente.
Muy interesante escrito del que ignoraba muchas cosas y en efecto la malloria de esos Gallegos y Asturianos emigraron a Argentina y Uruguay, pero otra minoria llegó a Venezuela y Colombia,entre ellos mi tatarabuelo por el lado de mi madre, Juan de Madriñán.
Publicar un comentario