miércoles, 10 de febrero de 2010

PASEO POR EL MADRILEÑO BARRIO DE LAVAPIÉS (I): SUBIENDO POR EMBAJADORES

Tras las entradas de Lima, basadas en mi viaje navideño por Sudamérica, expongo ahora el contraste: vuelvo a mi ciudad natal. A los pocos días de volver de la veraniega Lima, me dí un paseillo por el invernal y gélido Madrid de una tarde de enero. Todo un salto, de aquellas calles (jirones) del centro histórico de Lima a estas calles del corazón céntrico de Madrid. De la Ciudad de los Reyes de Lima a la Villa y Corte de Madrid.

UN ESPACIO URBANO MUY PECULIAR
Este pequeño rincón del más puro Madrid, se encuentra situado en el extremo SE del actual Distrito Centro de Madrid (coincidente con el casco viejo preindustrial). ¿Por qué pecualiar? Estas calles se formaron hacia finales del siglo XVI, como arrabal de la ciudad en crecimiento, tras la designación por Felipe II de Madrid como sede fija de la Monarquía Hispánica en 1561.
Este espacio quedó como una barriada popular desde siempre, de clases humildes. Si nos fijamos en su topografía veremos que está situado en una enorme cuesta que desciende hacia el río Manzanares. Sus calles siguen los cauces de arroyuelos antiguos, de antes de la urbanización. Siempre se ha denominado el lugar como "Barrios Bajos", denominación por ser topográficamente bajos, y por ser e clase populares. Este Lavapiés, tan madrileño, fue un lugar tipicamente castizo, poco cosmopolita, escenario de zarzuelas y de costumbrismo. Sin embargo hoy, desde finales del siglo XX y a incios del XXI, su sociedad ha cambiado radicalmente y, siendo aún un barrio popular económicamente, es un barrio multicultural: razas diversas (magrebíes, hindúes, pakistaníes, chinos, latinoamericanos, subsaharianos, turistas europeos o de otras partes de España y, claro, madrileños) pasean por sus calles con sus costumbres personales, establecimientos exóticos, acentos e idiomas se oyen por sus ricones. Su nombre seguro que se conoce en algunos rincones de esos lugares de origen de los inmigrantes que lo habitan.
Para ver el paseo realizaremos un itinerario que nace y acaba en el mismo punto: la Glorieta de Embajadores, al sur del barrio. Subiremos y daremos rodeo por sus zonas altas del que recuerda un anfiteatro, para bajar de nuevo a la glorieta. Lo dividiremos en tres entradas, dada la gran cantidad de fotos que disparé en el paseo. De todas formas en un par de horas se puede realizar el paseo tranquilamente. Como puede verse en el planito seguiremos el sentido de las agujas del reloj. Espero guste a los lector@s.
Situación de Lavapiés en el contexto del centro histórico de Madrid.


EN TORNO A LA GLORIETA DE EMBAJADORES
La hoy Glorieta de Embajadores (1) era el extremo sur de la ciudad del Antiguo Régimen. Había un portilo secundario a medio camino entre las puertas de Atocha y de Toledo, verdaderas entradas a la villa desde Toledo, Andalucía y Levante. Su carácter periférico le dió un sentido artesanal y de carreteros. Era un barrio de caleseros y de majos y manolas (tipos castizos madrileños, sobre todo del siglo XVIII) desde siempre. Ya desde el siglo XVIII las primeras zarzuelas o sainetes de Cañizares y de Ramón de la Cruz se desarrollaban en estas calles, con sus ambientes picarescos y de pequeña delincuencia. Más tarde, entre los siglos XIX y XX se asiste al apogeo de las zarzuelas de ambiente lavapiesino y castizo. Esta glorieta tiene un gran trajín de tráfico y gentes, pues tiene una estación subterránea de ferrocarriles de Cercanías y de Metro que conecta con los populosos barrios del sur metropolitano.
Enfilamos la calle de Embajadores hacia arriba y vemos el Casino de la Reina (3). Antes estuvo un pabellón real. En 1881, Francisco Jareño acababa este edificio de porte neomudéjar, con el consabido ladrillo visto, para Facultad de Veterinaria, hoy Instituto de Secundaria Cervantes.
Casino de la Reina.

Continuamos por Embajadores y encontramos, a la derecha, la Casa de Tabacos (2). Es un caserón neoclásico de finales del siglo XVIII, con reformas posteriores. Hoy es casrón abandonado en espera e tener un uso. Inicialmente era fábrica de naipes y aguardientes. Sus trabajadoras eran las famosas "cigarreras" del barrio. Eran mujeres de armas tomar, verdadero oasis del feminismo madrileño. Eran conflictivas y muy levantiscas, muy organizadas, incluso tenían su asilo de ancianas y sus servicios de guardería de sus hijos pequeños (Asilo de Cigarreras-4), en la calle de Tribulete, a la izquierda, pasado el Instituto Cervantes. En la esquina de enfrente vemos la casa de vecindad (5) típica del Madrid de finales del siglo XIX. Eran edificios de ladrillo visto o no (neomudéjar). Tras ellos los muros eran de tablones de madera con clavos muy grandes a los que se enrollan cuerdas fuertes o sogas. El neomudéjar fue muy típico del Madrid de la Restauración. También enfrente se sitúa el Mercado de San Fernando (6), de estilo neoherreriano, muy del gusto franquista de los años 40 y 50, con las torres rematadas en chapiteles de pizarra.
Vieja Fábrica de Tabacos. Fachada a la glorieta.

Fachada a la Calle de Embajadores.

Asilo de Cigarreras.

Casas de vecindad en la esquina de Tribulete con Embajadores.

Mercado de San Fernando.

CALLE ARRIBA: IGLESIA DE SAN CAYETANO
Hacia la mitad de la cuesta, a mano derecha vemos la angosta Travesía de Cabestreros, callejón silencioso, típico del barrio.
Travesía de Cabestreros.

De nuevo en la calle, a mano izquierda, en la esquina con a Calle de Rodas, vemos una vieja casa (9), hoy de okupas, ejemplo de como debieron de ser en otras épocas. Enfrente una vieja y curiosa fachada de azulejos con dibujos, muy propia del aquél Madrid de inicios del siglo XX, y del que hay algunos ejemplares por toda la ciudad antigua. Se trata de una vieja peluquería (8), reconvetida en un locutorio, aunque la fachada esá protegida y no se puede suprimir ni alterar.

Vieja peluquería.

Casa de okupas.

Y por fin llegamos al rincón con algo de arte propiamente dicho del barrio: la Iglesia de San Cayetano (10). Nos encontramos ante un templo del Barroco, de mediados del triste siglo XVII español (1661). Es un templo singular: de planta de cruz griega, con cinco cúpulas y una central esbelta y que destaca a lo lejos. Al estar en un tramo muy estrecho de la calle, es muy difícil la fotografía sin angular. Aún no está claro su autor: Marcos López, Churriguera o Pedro de Ribera. A pesar de su restauración de postguerra, aún se ven los estragos -sobre todo en las torres- del incendio de 1936, en los inicios de la guerra civil. La fachada central tiene tres bellas hornacinas separadas por pilastras que llegan hasta el suelo. Está flanqueada por ventanas con frontones triangulares. Se alterna el ladrillo visto con la base y el esquinazo a la Calle del Oso de piedra vista de sillares. Este barroco es ya más recargado que el de inicios del siglo o de Juan Gómez de Mora, sin las cajas de manpostería vista, tan características del reinado de Felipe III. Hace ya más de veinte años desapareció una tabernilla enfrente del templo donde servían un aguardiente muy típico de aquella España de postguerra: el Machaquito, anís muy seco, de muy alta graduación.
Iglesia de San Cayetano. Barroca, de 1661.

Ya casi al final de la calle, muy cercanos a Cascorro, verdadero rincón madrileño, puerta del vecino y no menos castizo Rastro, encontramos, a mano izquierda, esquina a la Calle de Abades, una vieja casona de hidalgo urbano (11), con su escudo y en estado de abandono pleno, en espera de una restaración que está pidiendo a gritos. Un vergüenza si se demoliese, aunque ha habido casos mucho más escandalosos, y en democracia ya. En los años del Antiguo Régimen, los estamentos privilegiados y los no privilegiados convivían en el mismo barrio. Hasta el siglo XIX, no se desplazan los acomodados al Ensanche de Salamanca.
Enfrente vemos el renovado Teatro Pavón (12), del arquitecto vasco Teodoro de Anasagasti, construido entre 1924 y 1925, edificio típico art decó de la Europa de entreguerras.
Casona deteriorada de hidalgo urbano.

Teatro Pavón.

Tomando, a mano derecha, por la Calle de la Encomienda llegamos a la Calle del Mesón de Paredes. Aquí seguiremos la próxima entrada.


11 comentarios:

Cayetano dijo...

Siempre es agradable darse uno un paseo por los barrios castizos de los madriles, sobre todo si contamos con un guía de lujo, Juan que no Juan Pedro, famoso por sus correrías por tierras andinas, indiano de pro en el mejor sentido de la palabra.
¡Y qué mejor que recalar en el barrio de Lavapiés, popular y mestizo, con sus calles y sus iglesias, como la de mi tocayo san Cayetano! Por cierto, amigo Juan, pongo en tu conocimiento que también en El Rastro tengo una calle homónima y un bar también con el mismo nombre. Lo digo por si en tus correrías por el foro tienen a bien hacer otra entrada sobre tan famoso y castizo barrio.
Un saludo.

Juan dijo...

Bueno bueno, no seas exagerado con lo de guía de lujo: siempre habrá alguien que indague y suba el nivel, jajaja. Ya me daré una vueltecilla por ese bar algún día libre, pues vivo cerca.
Poco indiano convencional soy, pues no vuelvo rico a España, más bien pelado de pelas, pero sí voy buscando cultura histórica, ahí si me hice millonario y me traje mucho conocimiento a los Madriles.
Un saludo y ya publicaré las tres restantes entradas.

Ccasconm dijo...

Me encanta que alguien se preocupe por enseñarnos a los no madrileños, los tesoros que tenéis por ahí. Bueno, digo no madrileños y madrileños, porque presumo que todos necesitamos saber más acerca de esa ciudad desconocida, capital de España.

Y digo ésto, porque a parte del Museo del Prado, Thyssen, Reina Sofía, Palacio Real y Plaza Mayor, hay un Madrid histórico, repleto de historias por contar, patrimonio inédito y misterios sin resolver.

Cada año programo hacer una visita a la capi para conocer y conocer. Hace poco estuve en el museo del Ferrocarril, otro día me aventuré a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en otra ocasión visité San Isidro, Las Descalzas Reales y San Antonio de la Florida. Pero me queda tanto por conocer...

Un besito

Juan dijo...

Hola Carmen, gracias por tu comentario. La verdad es que Madrid tiene en cada rincón un episodio de la historia de España en los últimos 450 años de capitalidad. Te animo a seguir conociendo esta capital, si no bella, sí al menos entrañable. Desde luego que yo soy un amante de tu capital charra, la bella Helmántica. Siempre que puedo me escapo a ella, a admirar su Patio de las Escuelas, Catedrales, Plaza Mayor, Clerecía......
Un beso desde Madrid.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Madreeeee!!! que de cervezas han caído por Lavapies... el verdadero casco antiguo de Madrid...

Juan dijo...

Pues si, es parte consustancial del viejo Madrid. Yo también me he paegado buenos homenajes etílicos en sus calles.
Un saludo José Luis.

Alfonso dijo...

¿Conoces el dvd de cc.oo. sobre las cigarreras?.Es interesante por lo divulgativo que puede ser.

Juan dijo...

Muchas gracias Carmona. No, no lo conozco. Intentaré encontrarlo, pues el tema de las cigarreras me interesa bastante. Un saludo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir tus conocimientos en la red. Todo es muy interesante, me quiero ir a Lavapies ya...!!!
Por cierto ese dvd de las cigarreras esta colgado en internet... por q no lo encuentro...
saludos y gracias!!!

Jon, de Euskadi dijo...

Me ha encantado. Estoy completamente de acuerdo en que hay que hacer algo por salvar viviendas como (9) y (11). La mayor parte de la gente no es consciente de la importancia de un patrimonio "doméstico" que si no cuidamos vamos a perder irremediablemente. Pero me temo que es casi una causa perdida ... como nos fiemos de políticos y constructores (y de arquitectos no se si sería mejor no hablar).

Anónimo dijo...

Yo vivo en la calle Rodas y ayer mismo han derrumbado la casa okupa de la esquina...