martes, 8 de noviembre de 2011

LAS ELECCIONES EN ESPAÑA (1ª PARTE)

El próximo día 20 de noviembre de 2011 se celebrarán las undécimas elecciones parlamentarias de la actual democracia. Afortunadamente ya estamos muy familiarizados con los procesos electorales, como si la democracia española fuese tan antigua como la de los países vecinos. Doscientos años han sido necesarios para que estos comicios sean ya algo normal entre nosotros. Sin embargo es tan reciente esta historia parlamentaria como antigua. Hace doscientos años en este país se estaba preparando un proceso constituyente sólo superado en antigüedad por Estados Unidos y la Francia revolucionaria de 1789. Cualquiera diría que eso de la juventud de nuestra democracia es un mito.
Si vemos bien esa historia bicentenaria, notamos que hubo muchos paréntesis en la normal vida parlamentaria, con golpes de estado, dictaduras y guerras civiles. También se ve que esa vida puede denominársela de falseada. En realidad las primeras elecciones plenamente democráticas en España no se realizaron hasta 1933. Vamos a ver dos primeras entradas sobre las elecciones y, en una tercera, expondremos un curioso ejemplo de elecciones en el Madrid de 1893.

CUATRO ETAPAS
Vamos a diferenciar cuatro etapas:
- 1812 – 1876, periodo de nacimiento del parlamentarismo liberal-democrático.
- 1876 – 1923, periodo de la Restauración o parlamentarismo de salón o pseudo democrático.
- 1931 - 1936, los años de verdadera democracia.
- 1977 – 2011, la actual madurez democrática.
Como podemos ver, el verdadero liberalismo democrático español es muy joven en relación a los demás países de Europa Occidental, a pesar de ser el segundo del continente en antigüedad junto al francés.

1.
1812.- 1876. EL NACIMIENTO DEL PARLAMENTARISMO LIBERAL-DEMOCRÁTICO

DEL CÁDIZ ASEDIADO A LA VUELTA DE FERNANDO VII
Entre 1812 y 1814, en circunstancias trágicas: una doble crisis (la del Antiguo Régimen combinada con la invasión napoleónica) obligó a un periodo constituyente a imitación del francés de 1789. En un Cádiz asediado era imposible el desarrollo de elecciones, de ahí que los diputados aquellos fuesen elegidos entre los ciudadanos gaditanos y los que lograron llegar a la ciudad. Sin embargo dieron la primera Constitución española, junto a la norteamericana de 1787 y la francesa de 1791. Parecía prometedor este prematuro arranque. En años nada quedaba de esa experiencia y el trono de Fernando VII se encontraba entre los más reaccionarios de Europa.

Monumento en Cádiz a la Constitución de 1812.

EL TRIENIO LIBERAL O SEGUNDO ASALTO CON FRACASO
El pronunciamiento de Rafael del Riego en enero de 1820 y su triunfo en marzo, supuso un segundo asalto a la fortaleza del absolutismo. También fue un fracaso. La experiencia acabó muy mal ante la nueva invasión francesa de los cien mil Hijos de San Luis. Esta vez no entraban para llevarse al rey, sino para reponerlo en el trono con todos sus poderes. España, el país del oscurantismo y el clericalismo, veía como la Europa cuna de la razón y, en especial, con la antaño Francia revolucionaria como verdugo, acababa con su segunda aventura liberal en septiembre de 1823.
 
El rey que odió profundamente el liberalismo: Fernando VII.

 
EL REINADO DE ISABEL II O LA LUCHA POR LA FALSA REVOLUCIÓN BURGUESA ESPAÑOLA
Veamos ahora cómo surge la base sociopolítica que será el pilar de la falsa democracia. Estamos en el otoño de 1833 y la burguesía tiene la oportunidad de hacer “su revolución”. Aquí llega la anormalidad española frente a la de los vecinos del norte de los Pirineos. Aquí no hubo revolución burguesa de verdad. Más bien se puede decir que hubo un gran pacto con la nobleza para repartirse el pastel.
De los procesos desamortizadores entre 1836 (la de Mendizábal) y 1855 (la de Madoz) saldrá lo que el veterano historiador Tuñón de Lara denominó el “bloque oligárquico de poder”. La nobleza de mente más abierta, la que comprende que jugando al juego del nuevo capitalismo acumulará más riqueza que ensimismada en sus viejas rentas agrarias, consigue pactar con la burguesía más moderada, la que quiere emularla. De esta forma se repartieron las tierras de la Iglesia y las comunales, marginando a la otra burguesía y a las clases medias urbanas. Y no digamos al campesinado, impidiendo la formación de una clase media rural. Por ello, de revolución burguesa a la europea, nada de nada.
Ese bloque oligárquico irá elaborando diferentes regímenes constitucionales entre 1837 y 1868, con elecciones por sufragio censitario a su gusto y con el recurso excesivo de los célebres pronunciamientos militares, todos casi todos acabados en simples enfrentamientos y simbólicas ejecuciones de sus cabecillas. En estos años isabelinos no se puede hablar de elecciones normales. Se turnan dos partidos que representan a esa élite política: los moderados (alto burgueses) y los progresistas (medio burgueses), entre ambos se sitúan los liberales unionistas. Narváez, O´Donnell, Serrano o Prim, son los militares (espadones) que vigilan los intereses del bloque con esos golpes mentados: 1843 (moderado), 1854 (progresista), 1856 (moderado) y 1868 (progresista con apoyo demócrata) y sus Constituciones correspondientes: 1837 (progresista) y 1845 (moderada).
 
Isabel II. Bajo su reinado se dio el falso constitucionalismo a pesar de las apariencias.

 
"EL SEXENIO REVOLUCIONARIO", UN PARÉNTESIS FALSAMENTE DEMOCRÁTICO
El célebre golpe del general Prim en Cádiz, en septiembre de 1868, fue una nueva ilusión perdida. Parecía que se iba a llegar al verdadero asentamiento de la democracia en España. El bloque oligárquico ha perdido el control del Estado: los progresistas, si querían expulsar a Isabel II, tenían que compartir el poder con las clases medias. Ya no sirve el simple liberalismo: la clase media exige un sistema democrático con sufragio universal masculino para poder participar en el poder. Tras sucesos truculentos: asesinato de Prim, tercer levantamiento carlista, rebelión cantonalista o primera guerra de Cuba, se sucedieron dos experiencias sucesivas: la monarquía democrática de Amadeo de Saboya y la I República española, además de corte federal. De nuevo volvemos a estar en la cumbre de la libertad: junto a Suiza, es la segunda nación con régimen político de república en Europa. Y además “democrática”. Con las crisis citadas anteriormente, las internas y la colonial, es imposible una vida democrática y electoral normal, a pesar de realizarse elecciones con sufragio universal masculino.
En enero de 1874, Serrano vuelve al recurso del golpe militar. Ahora se llegaba a la república con dictadura personal. La oligarquía buscaba ahora su gran oportunidad. Le llegó en diciembre de 1874 en Sagunto. Algo más de seis años había perdido el control del Estado. Iba a poner los medios necesarios, tanto legales como coercitivos, para no volverlo a perder hasta 1931.

Amadeo I de Saboya, el fracaso de un rey demócrata.

 
Puede afirmarse que el proceso desamortizador de mediados del siglo XIX fue la base de la vida política posterior. El español será un parlamentarismo de salón, de élite, ajeno por completo al pueblo español, un parlamentarismo de base antiliberal, a pesar de las apariencias. Hemos omitido el caso británico, que no necesitó de un proceso revolucionario a finales del siglo XVIII. Cualquier manual de historia ilustra sobradamente los casos estadounidense, de lucha independentista, y francés, con su modelo exportado de revolución burguesa. Sin embargo apenas se cita a Gran Bretaña. Su revolución se dio en el siglo XVII: fue el país que ejecutó a un rey, cuando en Francia apenas podía pensarse ni por asomo ejecutar a Luis XIV. Fue el país republicano (en una Europa de monarquías absolutas) de Oliver Cromwell, un paréntesis en su tradicional historia monárquica. Es el caso contrario al español: de una verdadera tradición parlamentaria que venía, ni más ni menos, de inicios ¡del siglo XIII!, de la época de Juan sin Tierra.

16 comentarios:

Cayetano dijo...

Buena entrada, estimado colega.
La verdad es que en España, durante el siglo XIX, más que de revolución liberal cabría hablar de ensayos fallidos ("La Pepa", de 1812; el Trenio Liberal de Riego (de "Riesgo" o de "Regadío", que me decían dos alumnos); el Sexenio Revolucionario..), cuando no de "fracaso" auténtico que corre paralelo a otra gran revolución incompleta, como fue la industrial, muy focalizada en pocas regiones.
Ya veo que has traido al felón y fofo de Fernandito, al que no le importó traicionar a su propio padre. Y también al señor Amadeo, más conocido entre los españoles como "Macarronini I", un monarca que jugó a constitucionalista y duró menos que un bizcocho en la puerta de un asilo.
Solo comentar que durante la Primera República, esa que duró un año y tuvo nada menos que cuatro presidentes, hubo alguno que tenía algo que muchos de nuestros políticos de hoy ignoran y que se llama decencia o principios. Me refiero a Salmerón, el que dimitió por negarse a firmar una pena de muerte. ¡Olé sus narices!
Un saludo.

Juan dijo...

Hola Cayetano, pues sí, el fracaso de la revolución burguesa en España en todos sus aspectos: industrial, político... Lo de Salmerón sí lo sabía y eso le hace noble, muy noble.
Saludos con Cayetano.

Anónimo dijo...

Sí, fueron unos valientes los de Cadiz y sus Cortes Constituyentes en plena invasión napoleónica, pero de nada sirvió.
Y como dices, la Europa ultra monárquica de los vencedores de Napo (Zar de Rusia, Emperadores de Austria y Aemania, Rey inglés y el repuesto Borbón Luis XVIII organizaron, tras el Congreso de Viena, la invasión de los "carlistones retrógrados de los Cien mil.

Lo curioso es que, y lo reseñas muy bien, que los primeros liberales a la francesa postrevolucionaria fueron un grupito de aristócratas. Y con ellos estaba Goya.

No prosperó aquí ninguna noción de democracia porque los aristócratas y terratenientes se ocuparon muy mucho de mantener a la "plebe" en el analfabetismo y la ruralización.

Y suspicio que aún hoy existen enormes capas de esa masa con mentalidad labriega porque no se entendería en caso contrario el auge de los nazismos nacionalistas, con grandes dosis de integrismo carlistón.

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Primero "La Pepa", luego la menos conocida, pero no menos importante Constitución de 1837, trataron, sobre todo esta última, de seguir los nuevos tiempos acabando con el viejo régimen, suprimiendo el diezmo, el mayorazgo, en fin, el feudalismo, pero... aunque algo es algo, casi fue una ilusión, porque al final el XIX fue el siglo de los espadones. Excelente Juan, seguiremos la continuación. Un abrazo.

Juan dijo...

Hola Tellagorri, los burgueses españoles eran pocos y nada emprendedores como allende los Pirineos. De ahí que muchos españoles estemos siempre mirando por encima de los Pirineos. La nobleza española, retrógrada y reaccionaria como pocas, se tomó este país como su finca privada, y el Ejército de espadones como una guardia pretoriana a la que acudir en momentos de peligro.
Esa es la herencia que tuvimos siempre y que con Franco se mostró en su peor cara. Aún hoy se nota la mala educación democrática y lo seguiremos pagando aún un tiempo.
Saludos Javier.

Juan dijo...

Hola DLT, tienes mucha razón respecto a la Constitución de 1837 como la gran desconocida. Aunque no llegaba a la popularidad de la de Cádiz, la superaba y la puso al día, pues ya no era posible seguir con la del 12, como se vió tras la Sargentada de La Granja en 1836.
Saludos amigo valenciano y a ver si sigo con La Restauración de Cánovas y Sagasta.

manolo dijo...

Esta que estamos viviendo, la hemos consolidado BIEN y será duradera por siempre.

Así lo esperemos.

Saludos, manolo

Fotos Antiguas de Mallorca dijo...

Creo que la monarquia es algo completamente anacronico y fuera de lugar.

Otra cosa es que nos lo quieran vender como el garante de la libertad, de los partidos y todo lo que se inventan para poder mantener el chiringuito.

La democracia no precisa de reyes, solo de ciudadanos, y Francia es el claro ejemplo.

Juan dijo...

Hola Manolo, esperemos que esta democracia sea la definitiva por muchos años. Desde luego que la hemos consolidado, pues hemos pasado muchas peripecias en los finales del siglo XX y hemos sobrevivido.
Saludos don Manuel.

Juan dijo...

Hola don Lorenzo, la verdad es que yo soy republicano histórico pero creo que en el momento actual el debate sobre monarquía o república es estéril. La monarquñia actual no lo está haciendo mal y este rey no es como sus antepasados. Creo que los Borbones de hoy ya han aprendido la lección de la historia. Cambiar un rey por un presidente y un presidente del gobierno es una bobada. La sociedad seguiría siendo la misma. El republicanismo barato no me interesa para nada. Otra cosa es que estuviésemos en 1931. Aún así salió cara esa sustitución.
Saludos señor castellorquín.

J. Eduardo V. G. dijo...

La Primera República y el reinado de Amadeo de Saboya, parecen cosas de novela, de ficción, como si no hubiesen existido, duraron tan poco.

Un saludo.

Juan dijo...

En efecto, fueron dos acontecimientos como dos historietas de novela. En general todo el Sexenio fue un gigantesco retablo teatral con tintes dramáticos: guerras civiles, coloniales, rebeliones cantonales, golpes de Estado, etc, etc. Este período, tratado por don Benito en sus Episodios nacionales, en su quinta y última serie, ya aparece como tal, como un ensueño, y sus novelas tienen un toque de surrealismo y sin sentido.
Saludos don Eduardo y gracias por tu visita.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

¡¡¡Viva la Pepa!!! Cuando Perez Reverte presentó su libro Asedio, le leí una entrevista en la que decía que en España tras la guerra de la independencia faltó instalar una guillotina en la Puerta del Sol por la que pasar un par de reyes, algunos oligarcas y algún obispo... a lo mejor es un método un tanto expeditivo, pero como bien dices aquí faltó una auténtica revolución y cuando se intentó unos u otros lo echaron al traste...

Fotos Antiguas de Mallorca dijo...

Entiendo lo que dice. Ya se que sale igual de caro. Pero yo veo que esos privilegios de nacimiento, sangre azul y demás estupideces esta de más.

No estamos en el siglo X en que los reyes lo eran por meritos propios y de espada y conquista.

Ahora sólo son garrapatas bien ancladas y alimentadas. Y no hablemos de la cohorte de infantas y familias afínes.
Me calló, ya que me cabreo.

Por cierto, tengo algo para usted. Pase por mi blog de Mallorca cuando pueda.

Juan dijo...

Hola José Luis, hace ya tiempo que había un historiador catalán que decía quie España, en efecto, como bien dices, le faltó un Robespierre, un movimiento jacobino y unos Sans Culottes. Se lamentaba de lo tarde que llegaron, ya fuera de plazo y con matanzas inútiles que fueron contraproducentes.
Saludos José Luis.

Juan dijo...

Bueno bueno Lorenzo no te cabrées que no es para tanto, jejejeje.
Muchas gracias por ese premio que me otorgas.
Saludos cordiales don Lorenzo.