Lápidas con semejante mensaje se pueden ver aún en ciudades tan visitadas como turísticas, en una calle transitada, camino de templos importantes. La ciudad es Ávila, y la foto la tomé el pasado sábado 11 de julio. Si hacemos clic, leeremos un mensaje tremebundo, como de otra época y, sin embargo, está ahí, en una pared, bien visible por todos. Es el prólogo a mis reflexiones sobre un terrible suceso histórico en un día como hoy y que expongo en esta larga entrada.
Hoy es jueves, 16 de julio de 2009. Hace calor sofocante, es el típico verano español y empiezan los días más calurosos de estío: del Carmen a la Paloma, del 15-J al 15-A. La mayoría del país sueña con sus vacaciones o ya las disfruta, en las playas, en la montaña, en el pueblecito familiar, en las terrazas de los bares, en las verbenas del Carmen de muchos lugares, etc, etc. Un país en fuerte crisis económica pero, libre, con un aceptable nivel de vida. Sin embargo, muy poca gente de este país sabe que pasó hace 73 años, en el país de sus abuelos o de sus padres, un país muy distinto, pobretón, y que a duras penas se esforzaba por conservar su democracia.
Siempre se nos hacía creer en las clases de historia que la guerra civil comenzó el día 18 de julio, fecha que el régimen franquista adoptó en su cronología particular. En realidad se inció dos días antes. Se suele tomar como día el 17 de julio a media tarde en Melilla, pero empezó el día 16 a las 22 horas.
El día 16, jueves, al final del dia, el batallón 5º de los Regulares Indígenas de Alhucemas, inicia una sigilosa marcha a pie desde Torres de Alcalá, hoy población marroquí frente al peñón de Vélez de La Gomera. Es la primera unidad sublevada, sin conocimiento de las autoridades.
El viernes 17 de julio, en Melilla, al mediodía, Darío Gazapo se encuentra reunido con otros golpistas. El jefe de la plaza, el general Romerales, ordena el registro del lugar, el cual se inicia alrrededor de las 16 horas. Ya es tarde, los golpistas, descubiertos, se ven obligados a proclamar el estado de guerra percipitadamente en la ciudad de Melilla. Un grupo de legionarios habían impedido a la policía el registro. Los legionarios y los regulares moros rifeños van llegando a Melilla desde las cercanas Tauima y Segangán. Los golpistas consiguieron las listas de personas de conocida ideología izquierdista. Las llamadas telfónicas se suceden, y poco a poco las plazas del Protectorado marroquí imitan a Melilla: Ceuta, Tetuán, Larache....La tragedia había comenzado. En Madrid apenas se enteran por rumores. Al día siguiente, sábado 18, fueron empezando las rebeliones en casi toda la península. Franco estaba en Marruecos francés camino de Tetuán en el avión Dragón Rapide. Un fin de semana que se iniciaba en pleno verano, con los españoles en vísperas de vacaciones o de descanso estival tras un invierno muy tenso en lo político y social, en las fiestas del Carmen en muchos pueblos y aldeas. En realidad, pocos sospechaban lo que se les vendría encima: la mayor catástrofe de su historia, incluso peor aún que la invasión napoleónica de 1808 a 1814. Una catástrofe que les marcaría a ellos, a sus hijos, sus nietos y bisnietos, nacidos y por nacer.
Casi tres años (julio de 1936-abril de 1939) de feroces combates, de destrucción de poblaciones enteras, de miles y miles de muertos en campos de batalla, en bombardeos con muchas víctimas civiles, asesinatos viles y masivos a manos de descontrolados por el bando republicano, y asesinatos también viles y masivos pero fríamente calculados por los golpistas, hambre, miseria subsiguiente, enfermedades, odio generalizado, etc, etc. Todo ello hace calcular el número de víctimas totales en 600.000 (caídos, asesinados, muertos por hambre y enfermedad). Hoy se calculan las víctimas de la represión de la República en 40.000 víctimas y por el lado del franquismo en 140.000. Escalofriantes cifras.
Pero es peor aún si analizamos qué ocurría en tales días como hoy hace 70 años, es decir, en el inicio del verano de 1939, con la guerra "terminada" el 1 de abril de dicho año. Se calculan 50.000 muertos entre 1939 y 1950, son contrar los malos tratos, los trabajos forzados, enfermos, etc. Muchos muertos para después de una guerra.
El gran historiador anglosajón e hispanista: Edward Malefakis publicó hace unos tres años en el diario madrileño EL PAÍS -cuya fecha no tengo ahora por desgracia- sobre esos 50. 000 víctimas del franquismo de posguerra. Compara esa cifra con casi la población actual de Toledo, supera a los muertos españoles en las guerras de África de los siglos XIX y XX, de la guerra de Cuba contra USA. Es siete veces mayor que los sacerdotes asesinados en la zona republicana, 20 veces mayor que los 2.500 asesinados en Paracuellos del Jarama, 111 veces la de los asesinados por los mineros en octubre de 1934, 58 veces los algo más de 850 asesinados por ETA hasta el momento. Es 151 veces inferior al de los 330 muertos del Frente Popular entre febrero y julio de 1936. Malefakis propone que el PP y el PSOE acudan al análisis real de los hechos, que asuma aquél el carácter brutal y fascista del franquismo, y que éste reescriba la historia nada inocente de la izquierda de aquella guerra. Por ejemplo, propone que se revise y critique la personalidad irresponsable y violenta de Largo Caballero, de Prieto, la ambigüedad de Azaña, los llamamientos a la violencia de las izquierdas, etc, etc.
Hoy, día 16 de julio, día del Carmen, en este caluroso verano de 2009, a muchos años de aquellos sucesos, con muy pocos protagonistas o espectadores con uso de razón vivos ya de aquellos hechos, es conveniente recordarlos, no por placer sádico, sino como misión de la historia, para que no se vuelvan a repetir. Hoy hay muchos jóvenes que alardean de sus pensamientos ultraderechistas, xenófobos, rapados, skins, etc, que no conocieron estos hechos ni por asomo, salvo relatos de sus abuelos o en las clases del instituto. Tendrían que saber lo que sucedió, saber lo que costó llegar hasta el punto actual de nuestra historia reciente. No es necesario revisar episodios, tan lejanos ya, y tristes de nuestra historia como las guerras carlistas, la España abominable de Fernando VII, la expulsión de los judíos y de los moríscos, etc, etc, como para ver sucesos tan brutales y tan relativamente cercanos a nosotros.
Al inicio del verano pude saber que monumentos como el del general Yagüe, en su pueblo natal de San Leonardo (Soria), con alcalde del PP, han sido demolidos, o como el Ayuntamiento de Madrid, que en un pleno retiró los honores concedidos a Franco, con la ausencia calculada de dos concejales del PP. Lo peor es que aún hay muchos aguiluchos en escudos de centros oficiales, de callejero con nombres franquistas, listas de: "Caídos por Dios y por España". Mucha gente dice: es historia, y hay quye consevarla. ¡¡A ver quién tiene narices para quitar esa lápida abulense!!. Lo peor de todo es que esa gente ignora la historia verdadera, ignora que en países como la RFA se conoce muy bien su historia del nazismo y, sin embargo, no se conserva ninguna calle, edificio o monumentos que recuerden o alaben el régimen terrorista de Hitler.
Esperemos que poco a poco se siga reescribiendo la historia en el buen sentido, riguroso y real para cerrar una página que aún hoy da que hablar, y mucho. Página que aún entorpece la historiografía y la vida intelectual de este país. Tengamos los dedos cruzados.
Firmado:
Juan Pedro, el autor de este blog.
2 comentarios:
Sí, Juan. Se nos olvida con frecuencia a los españoles que fuimos un país bárbaro, atrasado, inmerso en un subdesarrollo estructural, hasta tal punto que se decía que "Europa limita al sur con los Pirineos". No sólo un atraso económico, sino también cultural y político. Por eso no conviene olvidar lo que fuimos. Tener memoria es importante. Muchos, como Mayor Oreja, minimizan lo que fue la barbarie franquista, cuando se "vivía plácidamente".
También estoy de acuerdo en revisar y ser objetivo con nuestro pasado. La República la trajeron los monárquicos y la perdieron los republicanos. No sólo los fascistas eran sus enemigos, también la extrema izquierda, con sus revoluciones insensatas por su cuenta, tildando al sistema de "República burguesa", flaco favor hicieron a los sublevados.
Saludos.
Una historia tétrica que convendría reescribir en su justa medida.
Gracias por tu comentario.
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