miércoles, 23 de septiembre de 2009

JOSÉ ANTONIO MANSO DE VELASCO, XLIII VIRREY DEL PERÚ

Muchos españoles, personajes históricos notables, son con frecuencia olvidados, puesto que su gran protagonismo, tanto en sus aspectos positivos como negativos, se desarrolló muy lejos de nuestras fronteras. Un ejemplo serían aquellos personajes que estuvieron en el continente americano. Entre virreyes, militares, eclesiásticos, comerciantes, artistas y personas anónimas del pueblo en general, algunos tuvieron papeles históricos fundamentales en aquél continente y, por ende, para su país. Traemos aquí uno de los principales virreyes del Perú: el riojano José Antonio Manso de Velasco, conde Superunda.

UN MILITAR NOTABLE (1705-1736)
Nació en el pequeño pueblo riojano de Torrecilla de Cameros en 1688. Hidalgo de pueblo. Con 17 años, en 1705, en plena Guerra de Sucesión española, inicia su carrera militar en el bando borbónico. Acabado el conflicto, continuó participando en acciones de guerra. El cardenal italiano Alberoni, nuevo hombre fuerte al servicio de la monarquía española, deseoso de recuperar los territorios perdidos en Italia tras el Tratado de Utrecht (1714), atacó la isla de Cerdeña, ataque en el que participa Manso de Velasco en 1717. Más tarde socorrió a Ceuta ante un ataque del muley Ismail en 1720. En 1727 participó en el intento fracasado de recuperar Gibraltar, en poder británico. Atacó Orán (1732), y entre 1733-1736 participó en campañas italianas. Llegó al grado de brigadier como premio a sus servicios militares en la activa política exterior de Felipe V.

José Antonio Manso de Velasco,
conde de Superunda (1688-1767).

Torrecilla de Cameros, La Rioja,
pueblo natal del conde.

ESTANCIA AMERICANA, SU SEGUNDA ETAPA DE GLORIA (1745-1761)
Con ya 49 años, en 1737, militar notable, inició su carrera americana, continente en el que residió veinticinco años (1737 a 1762), volviendo a España en desgraciadas condiciones con 74 años, viejo y cansado. Felipe V le confió la capitanía general de Chile tras rectificar un posible destino inicial en Filipinas. En sus nueve años de mandato en Santiago de Chile (1737-1745) negoció la paz con los cacíques de los hostiles mapuches (araucanos), ofreciendo garantías de mejores condiciones de vida a los indios. Repobló territorios fundando nuevas ciudades, entre ellas la de Rancagua.

Monumento suyo en Rancagua, Chile.
En 1745 es nombrado XLIII virrey del Perú, en sustitución de José Antonio Caamaño y Sotomayor, conde de Villagarcía de Arousa. Tenía ya 57 años. Practicamente su mandato peruano de dieciseis años (1745-1761) va a coincidir con el reinado de Fernando VI. Dos grandes problemas le van a ocupar en sus primeros años.
Nada más llegar a Lima, tiene que enfrentarse a una de las grandes rebeliones indígenas en el virreynato: la de Juan Santos Atahualpa, cacíque indígena, educado con los jesuitas. Desde 1742 y hasta 1760 organizó la guerra de guerrillas. Organizó la sublevación de los shipibo-conibos en la selva, llegando a atacar Jauja. Aunque no logró su objetivo de atacar Lima, nunca fue capturado, a pesar de la represión que desató el virrey, y fue considerado un precursor de la independencia.
El segundo reto que tuvo que afrontar fue el terrible terremoto de 1746, que destruyó casi por completo la capital limeña, acompañado de un tsunami que arrasó El Callao. Miles fueron la víctimas. El virrey se empeñó en la reconstrucción rápida y modélica de la ciudad, la cual estuvo concluida en 1748. En 1747, en el contexto de la reconstrucción inició las obras del Real Felipe, en honor del recientemente fallecido Felipe V. Es una fortaleza inmensa que tuvo como cometido la defensa de la ciudad ante posibles ataques piratas, aunque ya por esos años la piratería ya estaba en declive. Fué el último bastión de la resistencia española casi ochenta años después, tras la obstinación del general español Rodil. Hoy es uno de los museos más turísticos del Callao-Lima, propiedad del ejército peruano actual.
Juan Santos Atahualpa, cacíque indio que sublevó la selva peruana.
Nunca fue capturado.

Vista aérea del Real Felipe en El Callao.

Detalle del Real Felipe.

Por todos estos servicios, el rey Fernando VI le ennobleció nombrandole I conde de Superunda, que viene a ser sobre la onda, como vencedor de los desastres de aquél tsunami. Muy apreciado en Perú, tiene una calle en pleno centro de la capital limeña, calle que sale de la Plaza de Armas en dirección NO, hacia el bellísimo convento de Santo Domingo y la no menos Casa de Osambela, del empresario naviero navarro pasado al bando de los emancipadores.

Casa de Osambela en la calle limeña del conde de Superunda.


EL DESDICHADO FINAL (1761-1767)
En 1761, reinando el nuevo monarca en Madrid, Carlos III, empezaba su calvario. Tenía 73 años, cansado y viejo, conseguía su traslado a España, siendo relevado por el nuevo virrey: el catalán Manuel de Amat y Junyent. En 1762, en el largo viaje hacia España desde Lima por el Pacifico, el istmo de Panamá y La Habana, le sorprende una declaración de guerra contra Gran Bretaña. La Habana es atacada por una flota británica. Juan de Prado Portocarrero, capitán general de Cuba, decide entregarle la responsabilidad de la defensa. La capital caribeña se encontraba casi desguarnecida y, tras una resistencia de dos meses, hubo de capitular. En anciano conde fue hecho prisionero por los británicos.
Llegado a España fue procesado por capitular. El rey Carlos III firma la sentencia que le condenaba al destierro en Granada y a la expulsión del Ejército. Murió en 1767, en la localidad cordobesa de Priego, pobre y despreciado. Fue enterrado en la iglesia de San Pedro. Contaba 79 años. Triste final de una vida consagrada al Estado.
Calle del bello pueblo andaluz de Priego de Córdoba,
lugar de enterramiento del conde de Superunda.

12 comentarios:

Mercè Salomó dijo...

Qué pena acabar desterrado y más siendo ya anciano!

No conocía esta historia, como muchas de las que relatas.

Es un placer pasearse por tus palabras.

Un saludo!

Juan dijo...

Gracias por tus piropos barcelonesa. Decirte que le sucedió un paisano tuyo: Manuel de Amat y Junyent entre 1761 y 1776. Hizo buenas obras públicas junto al río Rímac: la plaza de toros del Acho o la Alameda de los Descalzos. También tuvo su comportamiento despectivo y racista. Se lió con una gran actriz teatral india, a la que llamó Perricholi "Perra Chola" y es que cholo/a es despectivamente indio en Perú. Luego la dejó abandonada cuando regresó a España.
Saludos.
Juan Pedro.

Duncan de Gross dijo...

No conocía la historia, que vida tan fascinante tuvo este virrey, realmente un post genial, me ha encantado.

Cayetano dijo...

Buenas fotos y mejor entrada. Ya veo que te has empapado bien de la historia que nos relaciona con nuestros amigos del otro lado del Atlántico. Envidia sana me das, docto amigo.
Un saludo.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Una vida plena de emociones con un desgraciado final... tenemos un país cainita.

Mercè Salomó dijo...

Juan, no es novedad que mi paisano Manuel de Amat, abandonara a su mujer. Todavía son acciones que se hacen en la actualidad.

Y llamarla "Perricholi", despectivamente y encima acostarse juntos... Vergonzoso!!

Saludos!

Juan dijo...

Hola Repta, desde luego que voy a intercambiar información contigo. En dos días te conectaré. México es un país que me gustaría conocer bien como estoy conociendo el Perú.

Duncan, muchas gracias por tus comentarios y me alegro que te haya gustado, iré superandome en futuras entradas. Gracias.

Cayetano, no sabes lo que te pierdes. Es un país muy interesante, tanto por su patrimonio monumental o ecológico como por la amabilidad de sus gentes. Es un lujo contar con los colegas atentos que nos leen y que leemos. Seguro qe si vas te abriran los brazos como a mí.

José Luis, este país es el típico del si te he visto... no me acuerdo.

Mercé, de todas formas también hizo buenas obras por Lima. Se notaba que era catalán.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Juan Pedro.

Andy Escobedo Espinoza dijo...

Yo también conocía muy poco sobre el conde Superunda, gracias, me va servir de mucho la información brindada sobre todo para explicar el virreinato del Perú =)

con respecto a Micaela Villegas, dicen que Amat la llamaba "peti-xol" que en catalán significa "alhaja" o "joya" tambien la llamaba cariñozamente "Miquita" o despectivamente "Perra Chola" que en su acento catalán sonaba a "perri choli".

hace tiempo me contaron una historia de como llego a ser conquistada por el virrey Amat y esta muy relacionado con la construcción de la alameda de los descalzos.

un gusto visitar tu blog y gracias por hablar tan bien del Perú.

Juan dijo...

Hola colega Andy, que bueno que te haya servido mi entrada, espero seguir escribiendo cosas interesantes. Saludos.

Mercè Salomó dijo...

Para Andy Escobedo, de una catalana:

Alhaja o joya, en catalán es "Joiell" o "Joia".
Como debes notar ninguna de las dos palabras suenan a "peti-xol". Podría ser que le llamara "pequeña joya" y entonces es "petita joia".

Cuando, despectivamente, le llamaba "Perra Chola", por más acento catalán que se le ponga, sigue sonando igual que en castellano.

A parte de esto quiero decir que todavía me quedo más sorprendida con mi paisano, pues si le llamaba "pequeña joya", porqué estropeaba los piropos con insultos. En fin, cosas de las personas que no entenderemos.

Un saludo!

Ah, estuve en Perú hace ocho meses y regresé maravillada!

Arturo Gómez dijo...

Qué interesante entrada, Juan. Al conde de Superunda lo llamaron "el segundo fundador de Lima" por su gran labor en la reconstrucción después del terremoto de 1746.

Bien la mención a Juan Santos Atahualpa, quien intentó atacar la ciudad de Jauja, pero las fuerzas enviadas por Superunda lograron evitarlo.

Sobre la famosa Perricholi, leí una vez que es posible que derive de "petite jolie", o sea "pequeña bonita". ¿Puede ser?

Saludos desde Lima.

Juan dijo...

Ahí entramos en un posible juego de palabras en catalán, idioma que no hablo y no entiendo. Por la historia que ocurrió, el virrey seguro fue un machista, como cualquier virrey prepotente, sobre todo si vemos la historia posterior de abandono. ¿podría un aviejo verde enamorarse de una muer muy joven y bella? Suena a "rollete" o "ligue" -como decimos acá- del virrey. Palabras falsas de seductor. También la Bastidas bien que sabía que salir con un virrey era un chollo, y buen poder tuvo mientras duró el "idilio".
Muacahas gracias por tu comentario Arturo.