sábado, 26 de septiembre de 2009

LA MENDICIDAD EN MADRID A INICIOS DEL SIGLO XX: PÍO BAROJA Y SU NOVELA LA BUSCA

La literatura -sobre todo la novela- es una fuente muy importante para la historia. A pesar de que el texto tiene una narración imaginaria, sus argumentos suelen inspirarse en hechos reales. Los personajes ficticios acompañan a los reales. En la entrada del 22-3-09 ya expongo cómo el gran novelista Galdós plasma su visión del ambiente de la mendicidad madrileña en su novela Misericordia, publicada en 1898. Otro de los mejores retratadores del Madrid de inicios del siglo XX es Pío Baroja, guipuzcoano afincado en la Villa y Corte. Su novela La Busca (1904) nos introduce en el ambiente de aquellos perdedores que pululaban por las calles de Madrid.
MADRID A INICIOS DEL SIGLO XX
En 1904 Madrid contaba con unos 530.000 habitantes. Su actual casco viejo o distrito Centro, aún aumentaba su población a pesar de los inicios de la terciarización incipiente. Fuera de sus límites encontramos el Ensanche, actual barrio de Salamanca, que empezaba a ser habitado por las clases superiores: la burguesía local madrileña, la burguesía nacional, que hace de Madrid su centro de negocios, y la aristocracia rentista, también nacional.
Las clases medias aún residen en el centro y algunos altoburgueses se resisten a abandonar el centro, espacio en el que conviven. También, en este centro histórico residen las clases bajas, sobre todo en el viejo distrito de la Inclusa, actual Lavapiés. Esta distribución social es aún típica de la ciudad preindustrial o protoindistrial.

Plano de Madrid a inicios del siglo XX.
Se aprecian el Ensanche cuadriculado y los núcleos marginales de la periferia.
En el sur, a orillas del río se localizan los núcleos más miserables.

Rodeaba el centro antiguo, a excepción del sector NE, acomodado, una corona de suburbios inmundos y miserables, especialmente los del sur, al lado del río Manzanares: era el actual distrito de Arganzuela, en aquella época conocida como barrio de Las Injurias. Por el norte encontramos Cuatro Caminos y la Prosperidad y Guindalera.
Una población ingente de inmigrantes del resto del país, sobre todo de provincias limítrofes y de provincias del NW, vagabundeaba por sus calles buscándose la vida desesperadamente. Madrid, sin apenas industrias, no podía dar empleo a esos inmigrantes, los cuales se instalan en esos barrios deficientes y mal urbanizados. La marginación y la miseria son la tónica.

Una corrala en la actualidad. Eran las casas de ínfima calidad, levantadas en altura para alojar a las ingentes cantidades de inmigrantes que llegaban cada día a la capital.

LA BUSCA
Pío Baroja (San Sebastián 1872, Madrid, 1956) es uno de los escritores noventayochistas que mejor retrató, junto al realista canario Galdós, aquél Madrid de la crisis del régimen de la Restauración que ocupa los inicios del siglo y del reinado de Alfonso XIII. Las trilogías son su especialidad, y esta novela inicia la titulada La lucha por la vida, compuesta por los títulos: La busca, Mala hierba y Aurora roja. Las tres novelas se escribieron en 1904, siendo La busca, primera de la serie, la mejor considerada por su calidad.
Por sus páginas se sigue la trayectoria vital de Manuel, el protagonista, llegado de su pueblo de Soria, típico inmigrante rural, por el Madrid aquél. Se aprecia cómo nuestro protagonista va perdiendo su ingenuidad propia del mundo rural que ha dejado al llegar a la capital. Iniciando su trayectoria en el centro de Madrid, se ve empujado al submundo de Las Injurias, foco de marginación y miseria a todos los niveles de degradación. Otro de los escenarios es el Cerrillo de San Blas, lugar al sur del parque del Retiro, muy cerca de Atocha. La novela acaba en la Puerta del Sol, el corazón de la ciudad.
Un conjunto de delincuentes (Vidal, Leandro, El Bizco, El Lechuguino), de típicos inmigrantes gallegos trabajando en la panadería, el señorito venido a menos: Roberto de Hatings, el trapero, el carnicero, etc, desfilan en la novela. Todos representan esa sociedad de perdedores en aquél Madrid del novecientos y la crisis de la Restauración.

Busto de Pío Baroja en Madrid.
Portada de la novela


ARGUMENTO DETALLADO

PRIMERA PARTE
C. 1En la casa de huéspedes de Casiana los inquilinos apenas pagan por su mal nivel económico.
C. 2Petra, viuda de un maquinista, cocinaba las pobres comidas que podía dar Casiana. La casa, en pleno centro de Madrid, en la calle de Mesonero Romanos, era oscura. Un día hubo un escándalo al llevar un huésped a su novia. Ese día llegaba Manuel, hijo de Petra, desde Soria.
C. 3Manuel fue encargado de hacer recados. Petra quiso que fuese formal y que estudiase, pero el ambiente de la casa no era propicio.
C. 4
Manuel y los de la casa espiaban a los huéspedes: don Telmo, con fama de usurero, y a Roberto, estudiante. Éste espionaje hizo irse a don Telmo. Manuel, como no quería decir nada de lo que oía fue, con Roberto, el culpable de que se fuese don Telmo. Fue reprendido. Un día Manuel se pegó con un huésped que le chilló y Casiana expulsó a Manuel de la casa.
 
SEGUNDA PARTE
C. 1Petra llevó a Manuel a los barrios bajos, a la zapatería de un cuñado en la calle del Águila. Allí conoció a su tío Ignacio, anticlerical y liberal de los de la Gloriosa (Revolución de septiembre de 1868), padre de Vidal y Leandro. El zapatero vivía a orillas del Manzanares, en Embajadores. Allí conoce Manuel, con su primo Vidal, la miseria y la prostitución.
C. 2Describe La Corrala y las miserias de sus moradores: embrutecidos, prostituidos, engolfados. Entre ellos había rencillas y odios.
C. 3Roberto visitó a Manuel para llevarle a los suburbios de Madrid, y buscar a dos mujeres. Entre esos barrios ven abuchear a unas marquesas caritativas.
C. 4A Manuel le gustaban los Barrios Bajos. Admiraba el talento de Rebolledo, pintor y barbero. El Bizco era malvado, amigo de Vidal, odiado por Manuel.
C. 5Leandro, Manuel, Roberto y su prima Fanny - van a conocer los Barrios Bajos. Leandro les enseña Las Injurias, su casa y la Taberna de La Blasa.
C. 6Roberto acude al corralón a por Manuel. Ambos van a buscar a una mujer. Se citan con un hombre en el Café de San Millán para saber de ella, pero no les dice nada, sólo cuenta sus aventuras por América en un circo ambulante.
C. 7
En la verbena Milagros, novia de Leandro, le desplanta con el Lechuguino. Leandro y Manuel van al Café La Marina, en Montera, esquina Jardines.
C. 8Leandro rompe con Milagros. Esta furioso y fue con Manuel a la Taberna de La Blasa a emborracharse, donde se pelea con navaja con el Valencia, chulo habitual de la taberna. Leandro le obligó a huir y le ridiculiza.
C. 9Un domingo, Manuel, tras un paseo matutino, llega a casa y se entera de que Leandro había matado al Lechuguino y a Milagros y, a continuación se suicidó. La familia estaba consternada.
 
TERCERA PARTE
C. 1
Manuel tuvo que abandonar la zapatería al enfermar Ignacio por la muerte de su hijo. Estuvo en un puesto de lechugas, pero lo dejó por no cobrar.
Entró en una panadería de la C/Carmen. El ambiente era horrible, entre gallegos brutos y despóticos, salvo un borracho alemán que se hizo amigo suyo. La dureza del trabajo le hizo enfermar y dejar la panadería.
C. 2Muere su madre. Vagabundea y come el rancho cuartelero. Se vio obligado a juntarse con bandas de delincuentes y dormir en cuevas.
C. 3Se encontró con Roberto, que fue también a por el rancho. Le cuenta la posibilidad de heredar una fortuna. Manuel le toma por un iluso.
C. 4Manuel se une al Bizco y a Vidal. Se hace delincuente, robando y estafando en una casa.
C. 5Manuel y Vidal fueron chulos de puta algún tiempo, pero cuando Vidal abandonó a Manuel, éste volvió a la miseria.
C. 6Manuel dio con un trapero honrado, que le llevó a su casa como ayudante, en la que Manuel se encuentra a gusto.
C. 7Se enamoró de Justa, la hija del trapero, pero ésta se fue a prometer con un carnicero tonto y señorito.
C. 8Manuel acompaña a Justa a una boda. Se pegó con el carnicero y abandona al trapero. Vuelve a vagabundear por la noche de Madrid.
Puerta del Sol, corazón de Madrid, a inicios del siglo XX,
lugar del final de la novela.

5 comentarios:

Cayetano dijo...

Magnífica entrada. Veo que tú también eres partidario de incluir la literatura como cultura y producto de una sociedad, por lo tanto documento imprescindible de una época. Historia y Literatura no son materias que deban darse la espalda precisamente. De la trilogía que citas sobre Madrid, sólo leí La Busca, hace ya más de treinta años. Me impresionó la sordidez de los barrios y gentes de las corralas cuando Madrid por la zona sur acababa en la zona de Puerta de Toledo, Paseo de Yeserías, Lavapiés... y los Carabancheles eran campo. A mí, el amigo Baroja, esa mezcla de médico- panadero- escritor, vasco y español con boina, siempre me ha parecido interesante y crítico con la sociedad de su tiempo ("El árbol de la ciencia" es una de sus novelas más emblemáticas). Muchos decían que el estilo de don Pío era algo simplón, él se defendía diciendo que escribir de forma sencilla era difícil y exigía mucho tiempo. Bueno era, porque creó escuela. De hecho, tras la guerra era el único referente de novela social. El mismo Camilo José Cela quiso ser su continuador tras la contienda con una novela terrible "La familia de Pascual Duarte", la mejor que escribió el marido de Marina Castaño, retrato de esa España profunda, atrasada y cruel.
Un saludo.

Juan dijo...

Por supuesto que me fascina la literatura como fuente de la historia, pero la literatura de calidad, y contemporánea a los hechos que narra, no la actual literatura histórica que ve tata el pasado con mirada actual y como cartón piedra o realidad virtual como dijo Arsuaga ante las célebres novelas de prehistoria o como hay errores muy fuertes en Los pilares de la tierra, etc, etc.
Don Pío, a pesar de su mala leche, era especial, sus novelas siempre suelen acabar mal sus personajes, sobre todo el pobre Andrés Hurtado de El árbol de la ciencia. Galdós y Baroja retratan Madrid mejor que nadie. Ese barrio de Arganzuela en el que yo resido, es hoy un lugar muy saneado y con gran calidad de vida.
Saludos y gracias por tus siempre entrañables comentarios.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Juan,

No se si has visto la película en cuestión del libro... si ya se que el libro suele ser mejor que la peli, pero tengo que reconocer que esta no está mal, aunque yo no he leído el libro...

http://es.movies.yahoo.com/l/la-busca/index-33993.html

Juan dijo...

Gracias por la información. No ví la peli, intentaré verla. Te recomiendo que leas La Busca, pues es una novela clave de la literatura española de hace cien años.
Saludos.

Carlos el Narrador dijo...

Hola Juan

Buen día

También disfruto de la literatura como fuente de información histórica.

Claro, hay fuentes y fuentes...desconozco por ejemplo eso que mencionas de la pre-historia.

Azteca de Gary Jenning, por ejemplo es una buena novela para aprender y entender el evento de la conquista de Mexico por Hernan Cortez.

Falta aun, la novela épica, que afronte el tema de la caída del Imperio Inca.

La novela histórica, motiva a la búsqueda de más información...nos permite ingresar a la subjetividad de los personajes.

Descontado está, que una condición, es que la novela histórica, debe ser verosimil.

Saludos
Carlos el baterillero