El 20 de enero se produjo la toma de posesión del nuevo y flamante cuarenta y cuatro presidente de USA, con el precedente que no es AVISPA=WASP (White, Anglo-Saxon, and Protestant) ni, tan siquiera, blanco. El Partido Demócrata volvía al poder yankee. Como sabemos, 30 años antes, otro demócrata, James Carter ocupaba la Casa Blanca.
A lo largo de todo el año, el asunto de Irán, treinta años después de aquella revolución, sigue en la actualidad. En estos treinta años el país de los ayatolás no solo sigue su radicalización islámica y su chiísmo, sino que desde hace ya unos años atrás, está casi a un paso de poseer la bomba atómica y entrar en el club de países poderosos. El presidente Almadineyah reta al mundo como hace treinta años lo hacía Jomeini.
Como ya es normal en España y en la Unión Europea en general, primavera significa elecciones. En España dos Comunidades Autónomas de las llamadas históricas: Galicia y el País Vasco son llamadas a las urnas el día 1 de marzo. Casi treinta años después, en el País Vasco algo se movía a mejor: el terrorismo de ETA solo puede asesinar ya a cuentagotas, dada la dura presión policial hispanofrancesa y el aislamiento social creciente. Pero lo realmente diferente de hace treinta años es que, si parecía que el PNV sería el partido hegemónico para siempre, por fín salía un lendakari nacionalista -Ibarretxe- y entraba un "maketo": Patxi López, resuelto a resolver el problema vasco. El PNV pataleó pero, tuvo que ceder a los designios de la democracia.
Juan José Ibarretxe, nacionalista, derrotado en marzo.
Pero esta primavera iniciaré mi acercamiento a Latinoamérica. Además en un momento de eclosión de esa región geográfica mundial. En esta primavera se iniciaban los fastos del Bicentenario de la emancipación. Años antes ya había surgido el movimiento "Bolivariano" iniciado en la Venezuela del ínclito Hugo Chávez. En marzo ganaba el FMLN en el Salvador. En 1979 Centroamérica esa una espiral de muerte, guerras, guerrillas, subdesarrollo económico, etc, etc. Nicaragua Sandinista, El Salvador del Farabundo Martí. El Salvador parecía empezar a acabar su etapa negra de la historia.
Pero ahora entro yo en escena. En mi intrahistoria diré que, como cada incio de primavera, empieza a pesar la temporada laboral, le invade un pequeño tedio. Pero tuvo el inicio de un gran viaje fugaz. Pudo descubrir América. El sueño de años anteriores y, por decirlo así, de su vida. Desembarqué en Lima. Ese fue mi primer lugar de hollar el continente. Una Semana Santa estrenadome en el Nuevo Mundo. Lo que más me impresionó es que, mirando al oeste, al Pacífico desde Lima, tuve la sensación de estar casi al otro extremo del mundo y, sin empbargo, oír castellano, sentirme casi en casa, ver retratos de toreros españoles en bares, sentir cómo los latinoamericanos saben todo de nosotros. Decidí volver, pues solo conocí Lima. Esos días de abril en Lima fui testigo de cómo salió el veredicto de muchos años de cárcel para Fijimori.
Entre los calores del verano español y el frío del invierno austral
Este verano fue de profundización de mis experiencias latinoamericanas. Mejor dicho, peruanas. El dia 28 de junio se producía un golpe de Estado en Honduras contra el presidente Zelaya, el cual hubo de irse al exilio. Volvía de nuevo el problema de Centroamérica, treinta años después. Y llegamos al segundo viaje peruano: del 22 de julio al 6 de agosto, casi coincide con el de Londres, treinta años antes. En ambos casos dos viajes sorprendentes y de aprendizaje en todos los niveles: Lima, Cuzco, Machu Pichu, el Colca, Arequipa....Conocer estos lugares con gente del país, es un lujo en todos los aspectos, tanto culturales y humanos. También la coincidencia de conocer en el ordenador de cada albergue malas noticias de España. El terrorismo de ETA, treinta años después, también volvió a recordarme su existencia como en Londres: una casa-cuartel saltaba por los aires en la castellana ciudad de Burgos y, dos días después, dos guardias civiles caían asesinados en Palma de Mallorca. En fín.....También los incendios, en especial el del valle del Tiétar, tan querido por mí. En el Cuzco disfrutaba del fresco austral al tiempo que me ponía al día de los calores extremos del verano español.
El otoño de la primera década del siglo XXI
Tras el verano, la quietud del otoño. Y con el otoño el problema del cambio climático, problema que, confieso, me quita el sueño. Un otoño muy cálido y seco que nos anuncia nuevos desafíos que, en 1979 no existían. Sin grandes cosas que se me vengan a la cabeza, decir que en diciembre se aceleró el problema del cambio climático con la cumbre de Copenhague el 15 de diciembre ante la indiferencia de las grandes potencias.
Y, volviendo de nuevo al patio de casa, un problema derivado de 1975 y que en 1979 también llenaba las hojas de los periódicos: el Sahara occidental. En efecto, otra vez palabras como Frente Polisario o Acuerdos d Marid de 1975 volvían a la palestra politica y con proyección fuera de las fronteras: la activista política Aminatu Haidar se ponía varias semanas en huelga de hambre en España para poder volver a su país saharaui, ante la negativa de Marruecos a dejarla entrar en su territorio.
Reflexiones finales
Pues estas dos fechas 1979 y 2009 apnas nos dan un mundo feliz. Muchas cosas han sucedido entres estas dos fechas pero el mundo no es feliz, sigue siendo peligroso y conectar al TV es seguir viendo videos de sufrimientos de la humanidad. ¿Llegará la felicidad algún día a la Tierra? ¿Estamos condenados a la perpetua crisis mundial? Los lectores del blog que vivian hace treinta años más allá del estado de infancia plena ¿eran ás felices que hoy o viceversa? Mi respuesta personal es simple: me siento más maduro y más preparado ante la vida en sí. Suelo votar en blanco en las elecciones, aunque me sigo considerando, si no de izquierdas, al menos sí progresista y concienciado con los problemas del mundo en el que vivo. Hoy, día que escribo esto, es 25 de diciembre, Navidad. Entre canciones de radio y TV se intermezclan noticas d muertos en Irak, de ver vagabundos por las calles de Madrid. Reconozco que para enero, cuando vuelva a la rutina cotidiana, mi incertidumbre seguirá siendo la misma que en enero de 1980, aunque.......¡con treinta años más!
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