jueves, 3 de noviembre de 2011

UN PASEO POR EL MADRID DE CARLOS II A TRAVÉS DE OCHO EDIFICIOS Y TRES ARTISTAS (1ª PARTE))

Entrada en atención al bloger Carolus Rex y a su petición de entradas monográficas en el aniversario del último rey de los Austrias.

UN PASEO POR EL MADRID DE CARLOS II
A TRAVÉS DE OCHO EDIFICIOS Y TRES ARTISTAS

El algo más del tercio final del siglo XVII que ocupó el reinado de Carlos II (1665-1700), dejó su importante huella en la Villa y Corte de Madrid. Vamos a describir un paseo circular por el actual Distrito Centro o casco histórico de la ciudad. Lo vamos a dividir en tres etapas que se pueden hacer en una mañana o una tarde de tranquilo caminar. En cada paseo vamos a ver edificios y calles de diferentes épocas de la historia matritense. Los citaremos muy de pasada, pues la extensión desbordaría esta breve reseña sobre el reinado de Carlos II. Por ello hemos seleccionado ocho edificios realizados casi en su totalidad entre esos años finiseculares. Los paseos se inician en la Plaza de la Villa y siguen en dirección contraria del reloj hasta la Plaza de las Comendadoras. Desde la última plaza se puede cerrar el círculo por donde se inició (si se ha iniciado desde otro punto) o, por el contario, dar por acabado el paseo.

Mapa del cartógrafo portugués Pedro de Teixeira, 1656.

LA ARQUITECTURA DEL BARROCO MADRILEÑO EN EL SIGLO XVII
La arquitectura del segundo gran estilo de la Edad Moderna es la gran desconocida y la gran despreciada, acusada de excesiva ornamentación, de ser la base propagandística de la Contrarreforma religiosa, de ser el arte decadente frente al arte del espíritu humanista del Renacimiento, etc. En el Madrid del reinado de Carlos II se puede apreciar un nexo de unión de la evolución del estilo.
Una primera etapa evolutiva se distingue en los años 60 del siglo, acabando el reinado de Felipe IV. Aún se notan en la ciudad los influjos últimos del estilo neo-herreriano del arquitecto Juan Gómez de Mora, discípulo aventajado del ya lejano en el tiempo, Juan de Herrera. Esta estética rígida, geométrica y sin apenas decoración, pertenece al arte barroco, no tanto ya por su escasa decoración como por ser el preferido en el reinado de Felipe III, más acorde con la religiosidad de la Contrarreforma. La Casa de la Villa, iniciada bajo Felipe IV, se acaba en el reinado de Carlos II y tiene aún esa impronta neo-herreriana. Sus edificios palaciegos o religiosos se caracterizan, grosso modo, por:
- Escasez de decoración: sus simples muros de ladrillo rojo, material pobre, se realzan en piedra como disimulo, pero solo en los cimientos y esquinas. La decoración se completa con escudos, hornacinas con santo y cajas de mampostería vista, tan típicas de la arquitectura del centro español, incluso en la arquitectura popular.
- Clasicismo como telón de fondo: al no haber concesiones a la decoración excesiva, el geometrismo escurialense se siente en sus frontones triangulares, que coronan la fachada principal de los templos y en las ventanas rematadas en triángulo o en semicírculo.
- Bóvedas encamonadas y chapiteles: la pobreza de materiales, dada la larga crisis económica secular, hace que las cubiertas de madera y yeso sean disimuladas con esas bóvedas frágiles de grandes dimensiones, recubiertas con pizarra, la cual se percibe especialmente en los chapiteles apuntados de sus cuadradas torres de esquina que tienen el inconfundible sello escurialense.
En los años centrales del reinado se nota una segunda etapa evolutiva. La decoración se va haciendo ya más presente, aunque aún no es excesiva. La iglesia de San Cayetano podría ser uno de sus ejemplos. El rigor geométrico va cediendo su paso a las formas curvas, a las grandes pilastras de las fachadas, con los capiteles más decorados, etc. Algunos autores hablan de un “barroco castizo madrileño”, pobre, provinciano y vulgar para estos años centrales. También la iglesia de la VOT tiene ya una impronta barroca más propia de ese estilo más “dinámico” y en expresión del movimiento.
Ya en los últimos años del reinado, con la recuperación clara de la vitalidad del país, cuando se empieza a vislumbrar lo que sería el ciclo expansivo del siglo XVIII (1680-1788), se puede hablar de una nueva y tercera etapa evolutiva. En estos años finales el templo de Montserrat anuncia la transición al barroco de Felipe V o tardo-barroco, el de los miembros de la familia Churriguera, o el del arquitecto municipal Pedro de Ribera. Un barroco exageradamente decorado y ya en pleno canto del cisne, que anuncia la llegada de un nuevo estilo: el Neoclásico, arte postrero de la Edad Moderna.
Un patrimonio arquitectónico muy representativo de nuestra ciudad, en plena evolución y dinamismo como aún joven capital de los reinos hispánicos, tras un siglo ejerciendo como capital de la Monarquía Hispánica.

PRIMER PASEO:
DE LA VIEJA CASA DE LA VILLA
AL HOSPITAL DE LA VENERABLE ORDEN DE TERCERA (VOT)
En un kilómetro de paseo observamos tres edificios representativos. Desde la Plaza de la Villa a la Calle de Bailén: del corazón de la villa al límite suroccidental de la misma.
Iniciamos el recorrido desde la tranquila, apacible e histórica Plaza de la Villa. Siempre fue el lugar municipal por excelencia hasta la segunda década del siglo XXI, en que el Ayuntamiento se ha trasladado a la Plaza de Cibeles. La Casa de Cisneros y la Torre de los Lujanes acompañan a la vieja Casa de la Villa o Ayuntamiento de Madrid desde el siglo XVII, pues desde la conquista cristiana de Madrid a finales del siglo XI, el concejo se reunía en la desaparecida iglesia del Salvador, en cuyo solar se levanta un edificio municipal del siglo XIX, ya en la calle Mayor.

EDIFICIO 1: La Casa de la Villa
La Casa de la Villa fue proyectada por Juan Gómez de Mora y destinada, además, a ser cárcel municipal. El proyecto data de 1629, aunque las obras no comenzaron hasta 1644. A los cuatro años (1648) muere Gómez de Mora, por lo que las obras se dilataron hasta 1695. Bartolomé Hurtado es uno de los arquitectos participantes en sus obras. Ya en el siglo XVIII Juan de Villanueva reformó su fachada a la calle Mayor. Destaca un amplio patio interior, muy bellamente decorado con los bustos de madrileños ilustres de los siglos XVI. Igualmente, el Salón de Plenos cuenta con un magnífico techo decorado con un fresco de Antonio Palomino (1692) representando una alegoría de la Monarquía, cuyo fin era exaltar la figura de Carlos II que aparece representado en un medallón, a modo de óculo abierto al cielo.

 Casa de la Villa, antiguo Ayuntamiento de Madrid.


Salón de Plenos del viejo Ayuntamiento.
(Foto cortesía del blogger Carolus Rex)



Por la calle Mayor, tras caminar unos 200 metros, llegamos al edificio de la Capitanía General de Madrid. Junto a ella, frente al bello palacio que alberga la Casa de la Cultura de Italia, se encuentra la Iglesia Castrense o del Sacramento, en cuya delantera un monumento recuerda a las víctimas del atentado a Alfonso XIII en día de su boda en la primavera de 1905.

EDIFICIO 2: Capitanía General de Madrid (Palacio del Duque de Uceda o de los Consejos)
Su origen está en el proyecto de Francisco de Mora en 1610, aunque al fallecer le sucede su sobrino Juan Gómez de Mora, cuya muerte también vuelva a dejar inconclusa la obra. En 1679 la continúan Felipe Sánchez, Bartolomé Hurtado y Francisco Herrera el Mozo. Las obras acabaron en 1685. Se trata del típico palacio madrileño del siglo XVII, muy similar al Palacio ducal de Lerma, cercano a Burgos. Contaba con cuatro torres esquineras con chapitel, las cuales se perdieron posteriormente. Algunos autores dicen que fue por un incendio. En el residió varios años la Reina Madre, Mariana de Austria. Su propietario, tras ser partidario de Felipe V, se pasó al bando austracista del archiduque, por lo que pasó al monarca, el cual estableció allí la sede de sus Consejos de gobierno. Hoy es sede militar y sede del Consejo de Estado.

Capitanía General de Madrid. Palacio del Duque de Uceda o de los Consejos.

Por la Calle de Bailén vemos el Palacio de Oriente (el núcleo originario del Mairit musulmán, con su alcázar Taifa, luego de los Austrias y ahora palacio dieciochesco de los Borbones), y la novísima catedral de la Almudena. Atravesamos el viaducto de la Calle de Segovia, desde el que disfrutamos de buenas vistas de la lejana Sierra de Guadarrama, la Casa de Campo, las torres y cúpula lejanas de la colegiata de San Isidro, las casas decimonónicas, etc. Llegamos a la VOT tras pasar por San Francisco el Grande. A la derecha de la calle se atisba el templo, tras pasear unos 800 metros.

EDIFICIO 3: Hospital e Iglesia de la Venerable Orden de Tercera (VOT)
El hospital fue destinado a los cofrades de la VOT, orden muy prestigiosa en la época, cuyos miembros eran mitad seglares, mitad clérigos. El hospital fue construido entre 1679 y 1686, siendo su autor Marcos López, ayudado por Bartolomé Hurtado. La iglesia se construyó entre 1693 y 1699. La fachada, con entrantes y salientes, es ya barroca plena, con frontón semicircular partido, dando un aire “borrominesco”. La bóvedas del interior del hospital están decoradas con frescos de Teodoro Ardemans y Tomás García (1683), además destaca la presencia de un busto en mármol de don Juan José de Austria, obra de Nicolás de Bussy.

Portada del Hospital de la VOT.

PRIMER ARQUITECTO: BARTOLOMÉ HURTADO GARCÍA
Parla, 1620 / 1698.
Fue arquitecto de Felipe IV y de Carlos II. Participó en la construcción de la Casa de la Villa, el Convento del Sacramento, ciertas obras en el Alcázar de Madrid y la Cárcel de la Corte (actual Palacio de Santa Cruz). Trabajó en la provincia de Madrid, en la Iglesia del pueblo de Navacerrada y en su propia casa de recreo de Parla.

SEGUNDO PASEO:
DEL HOSPITAL VOT AL CONVENTO DE LAS CALATRAVAS
Continuamos el paseo circular por el sur y el este de la vieja Villa. Atravesamos los llamados “barrios bajos” o de clases populares. También se conoce como Lavapiés. Luego nos adentramos en el barrio de Las Musas o de “Huertas”, su nombre turístico y de ocio de pubs y cafés. Seguiremos por el barrio de Las Cortes para llegar a la Calle de Alcalá. El paseo es ya más largo: mide un total de casi tres kilómetros desde Bailén. Veremos tres edificios destacados de la época.
Caminamos ahora por el llamado -a efectos turísticos- Madrid de los Austrias propiamente dicho. Tras salir del Hospital de la VOT tomamos las calles del Ángel, Tabernillas, Plazuela de la Cebada, Maldonadas y Embajadores, la cual bajamos. En total un kilómetro escaso de ver edificios como la Capilla del Obispo y tranquilas callejuelas junto a otras más bulliciosas que rodean el popular “Rastro”. Llegamos a San Cayetano, la iglesia castiza.

EDIFICIO 4: Iglesia de San Cayetano
El templo fue incendiado en 1936 y reconstruido en su aspecto básico por Fernando Chueca Goitia en la posguerra. Se iniciaron las obras del proyecto de Marcos López en 1678, aunque no se concluyeron hasta 1761. Una planta de cruz griega está cubierta por cinco cúpulas, de las que domina la principal, visible desde lejos. José Benito de Churriguera realizó la fachada, dividida en calles con hornacinas por pilastras enormes.

Iglesia de San Cayetano.

Por las calles de Abades, Mesón de Paredes, Plaza de Tirso de Molina, Magdalena, Antón Martín, León y Lope de Vega, llegamos al convento de las Trinitarias, tras pasear una distancia de 1.200 metros.

EDIFICIO 5: Convento de las Trinitarias
La orden Trinitaria fue la que rescató a Cervantes de su cautiverio de Argel, por lo que era lógico que aquí fuesen enterrados sus restos en 1616 desde su vecina casa, lamentablemente derribada en 1833. Marcos López erigió el conjunto entre 1673 y 1698. El gran edificio conventual dejó empequeñecida la austera iglesia rematada en frontón triangular, muy similar al modelo barroco madrileño.

Iglesia de las Trinitarias.

Caminamos ahora unos 600 metros para llegar al convento de las Calatravas. Pasamos por las calles de San Agustín, Plaza de las Cortes, Carrera de San Jerónimo, Cedaceros y Alcalá. Hemos salido del barrio de Las Musas para atravesar el ambiente de las Cortes, con su bello edificio del neoclásico decimonónico. También el barrio asemeja una “city” cosmopolita con sus sedes bancarias y hoteleras, típico paisaje urbano de cualquier ciudad europea.

EDIFICIO 6: Convento de las Calatravas
Este templo de la Orden Militar de Calatrava fue construido muy rápidamente, entre 1670 y 1678 según los proyectos de fray Lorenzo de San Nicolás y Gregorio Garrote. Tras la demolición del convento, estaba condenado el templo, aunque la intervención del general Prim consiguió salvarlo de la piqueta. Una gran cúpula sobre tambor octogonal destaca su protagonismo con un rascacielos adosado del siglo XX. La fachada está rematada con un gran frontón triangular. Sus cornisas están bellamente decoradas con esculturas de guirnaldas. En 1886 Juan de Madrazo decoró su fachada en tono rojizo con esgrafiados que recuerdan a las fachadas segovianas. Su única fachada a la calle de Alcalá coincide con su nave lateral. Como decimos, queda empequeñecida en un entorno urbano con estética del siglo XX y sus monumentales sedes bancarias.

Iglesia de las Calatravas. 

SEGUNDO ARQUITECTO: FRAY LORENZO DE SAN NICOLÁS
Madrid, 1593 / 1679
Ingresó adolescente en la Orden Agustina. Apasionado de la arquitectura y su enseñanza, escribió en dos tomos (1639 y 1665) un libro práctico: Arte y Vso de Architectvura, en el que trata, además de la árida teoría, los presupuestos de las obras, el uso de los materiales, las responsabilidades del maestro de obras, etc. Un libro muy leído y reeditado muchos años después, dado su estilo ameno. Trabajó, además de las obras de Madrid (las Calatravas, obras en el claustro de San Jerónimo), en Talavera de la Reina, Salamanca, Toledo y, sobre todo, en Colmenar de Oreja.

TERCER PASEO:
DE LAS CALATRAVAS AL CONVENTO DE LAS COMENDADORAS DE SANTIAGO
Y ya vamos cerrando el paseo circular por el norte y el noroeste. Vamos a pasear por los barrios que llevan al norte, a la vieja antaño Puerta de Bilbao, hoy glorieta de igual nombre. El eje es la Calle de Fuencarral y el llamado Barrio de las Maravillas o de Malasaña desde fines del siglo XX.
Desde la calle de Alcalá tomamos las de Peligros, Gran Vía, Fuencarral y San Vicente Ferrer, para cruzar la de San Bernardo y llegar a la iglesia de Montserrat. El paseo discurre por esa Gran Vía que emergió a inicios del siglo XX como arteria este-oeste para atravesar ese casco histórico en unos años en los que el automóvil era ya medio de transporte en expansión. Por la Calle de San Vicente Ferrer atravesamos una zona de ocio nocturno, similar a las calles de la zona de Huertas ya vistas. La calle de San Bernardo apenas tiene ya indicios de su viejo ambiente universitario ante el viejo caserón de la extinta Universidad Central. Hemos recorrido unos 1.670 metros desde las Calatravas. Decir que en sus calles se desarrolla el argumento de la gran novela galdosiana Miau.

EDIFICIO 7: Iglesia de Montserrat
En 1640, ante la crisis secesionista catalana, un grupo de frailes castellanos huyeron de la abadía y se refugiaron en Madrid. Sebastián Herrera Barnuevo proyectó un templo erigido entre 1668 y 1704 para la comunidad. Un gran frontón triangular destaca en la calle de San Bernardo. Sin embargo, lo más interesante es la torre esquinera del lado sur, con su bello campanario decorado por Pedro de Ribera. Se echa en falta una segunda torre que diese más monumentalidad a la fachada.

Iglesia de Montserrat. 

Tras este templo adivinamos, a unos 160 metros, por la calle de Quiñones, el de las Comendadoras de Santiago.

EDIFICIO 8: Iglesia y convento de las Comendadoras de Santiago
Fue construida su iglesia entre 1667 y 1697 por Manuel del Olmo, para los caballeros de la Orden Militar de Santiago. La planta cuadrada griega sostiene una gran cúpula sobre pechinas achaflanadas. A los pies, dos torres con chapitel característico. El convento fue reestructurado por Francisco Sabatini en el siglo XVIII. Lo interesante del convento es su conservación en la actualidad, al salvarse de la piqueta (cosa rara, pues la mayoría de los conventos fueron derribados, dejando solo las iglesias correspondientes). Ocupa toda una manzana rectangular del barrio y nos permite ver el edificio tal como era.

Convento de las Comendadoras. 

TERCER ARQUITECTO: SEBASTIÁN HERRERA BARNUEVO
Madrid, 1619 / 1671
Hijo de un escultor, entró en el taller de Alonso Cano, su referencia artística. Con esas referencias fue un artista íntegro y polifacético: además de arquitecto fue pintor y escultor. Dio el toque barroco en el diseño de los jardines y fuentes del Real Sitio de Aranjuez (1660). En 1667 es el Pintor de cámara del rey Carlos II. También trazó los planos de la iglesia y convento de Montserrat. Gran parte de su obra sufrió se perdió por incendios, guerras y desamortizaciones.

Tras disfrutar de la Plaza de las Comendadoras acaba el recorrido. Se puede cerrar el círculo occidental yendo hacia el punto de partida. Para recorrer los últimos dos kilómetros, tomamos la Calle de Amaniel, giramos a la derecha por la de los Reyes, la Plaza de España, Bailén, la Plaza de Oriente, las calles de Santiago y Mayor, para llegar de nuevo a la Plaza de la Villa.

En nuestra provincia de Madrid aún se puede notar su huella en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En junio de 1671 se declaró un virulento incendio que destruyó gran parte de la obra inicial. A Carlos II se debe la orden de la reconstrucción de San Lorenzo y la decoración de gran parte de sus estancias, como la escalinata principal con una Apoteosis de la Monarquía de Carlos II a cargo del gran artista italiano de Nápoles afincado en Madrid en la última década del siglo: Luca Giordano, autor además de los frescos de la bella iglesia madrileña de San Antonio de los Alemanes y del Casón del Buen Retiro.

Todo un panorama artístico nada despreciable que se correspondía con un reinado que, si bien tuvo resultados menos visibles que los anteriores, supuso la base de la prosperidad del siglo XVIII y, por supuesto del barroco final que tuvo en los Churriguera y Pedro de Ribera (Madrid), en Casas Novoa (Santiago), o en el escultor murciano Salcillo, su máxima expresión.

13 comentarios:

manolo dijo...

Me pierdo. Vuelvo a comenzar y no puedo seguirlo.
Es muy bonito y muy didactico las explicaciones, pero creo que hay que ser de la Villa y Corte, para comprender mejor los itierarios.
Saludos manolo

J. Eduardo V. G. dijo...

Todo un Madrid Real y austriacista, bonita vuelta llena de religiosos e históricos edificios.

Saludos desde esta esquina de la sierra.

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

He disfrutado como un enano con tu entrada. Muy poca gente sabe que una parte importante de ese famoso "Madrid de los Austrias" de las guías turísticas pertenece al periodo del reinado de Carlos II. Interesantísimo edificios todos ellos y obras de arte de artista de gran calado que dieron personalidad propia a la Villa y Corte.

Faltaría sólo añadir la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor que también data de época carolina con detallan sus inscripciones en la fachada.

Un fuerte abrazo y gracias por la colaboración ;)

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

"Venerable Orden de Tercera" ¿hubo también órdenes de primera y segunda? ... bromas a parte un largo paseo el que nos traes... no se yo si sería capaz de hacerlo entero en un solo día... esperemos que podamos comprobarlo pronto en esa quedada madrileña de la que ya empezamos a hablar...

Saludos...

Cayetano dijo...

Vaya pedazo de paseo que nos has dado por el Madrid de los Austrias, por no faltar no falta ni la iglesia en honor de mi santo tocayo.
Muy completito el recorrido, con sus comentarios pertinentes aclaratorios.
Tú en las Américas serías el Adelantado don Juan porque tenía entendido que el día "d" era el domingo. Jejeje.
Un saludo, colega.

Juan dijo...

Don Manuel, si no conoces bien los Madriles, yo tampoco la capital hispalense, por ello, en las buenas entradas de los blogs sobre Sevilla lo que hago es disfrutar de la imagen aún sin conocer el barrio o entorno correspondientes. Haz lo mismo tú y verás como no te pierdes y disfrutas.
Muchas gracias por tu visita.

Juan dijo...

Don Eduardo a ver si te pasas por aquí algún día y te lo enseño in situ, como yo iré a tu pueblo, esquina de la Sierra.
Saludos.

Juan dijo...

Majestad, a ver si con esta entrada la leen los madrileños y se ponen sus zapatos y se ponen a pasear y pasear por esas calles tan encantadoras.
Lo de la Plaza Mayor, según su aspecto actual, es obra de Juan De Villanueva, al reconstruirla tras el incendio de finales del siglo XVIII, la cerró con soportales. También se me escapó la Iglesia castrense del Sacramento, que la iba a introducir, de hecho ya tenía el Teixeira con su reseña, pero eran muchos templos y escaseaban los edificios civiles y opté por el Palacio del Duque de Uceda.
Saludos Majestad.

Juan dijo...

Señor conquense, el paseo por el Madrid antiguo lo acordamos con Cayetano y lo hacemos cuando gustéis. Sobre la VOT, la primera eran las monjas y la segunda los curas. Los de la Tercera eran civiles muy pío, pero sin ser clérigos... ni civiles normales.
Saludos.

Juan dijo...

Hola colega, lo de adelantarme fue porque el doimingo es... fiesta de guardar, y no sé si me iré de marcha o de excursión o de qué. Esos días no me gusta atarme al ordenata por obligación, jejejeje. Tampoco es cuestión de llegar tarde y publicar la entrada el lunes u otro día que este año ya no tengo tanto tiempo libre al trabajar más horas.
Ya propone José Luis una segunda quedada por los Madriles. A ver cuando podemos coincidir los tres y los que se apunten.
Cordiales saludos.

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Espléndido Juan. Algunos de esos monumentos los conozco, otros no; no dudes que alguno de estos itinerarios me será (ya lo ha sido) de gran utilidad cuando vuelva por la Villa y Corte.
No podíamos empezar de mejor manera el aniversario de Carlos II.
Un abrazo.

Juan dijo...

DLT, me alegro de que te haya servido esta lista de edificios para tu vuelta por los Madriles. De eso se trata de que sirvan como guía de paseo por esos barrios del casco histórico de la Villa y Corte.
Un saludo DLT y gracias por tu visita.
Juan.

Cayetano dijo...

Ya me parecía a mí.
Lo de la quedada por los madriles habíamos hablado de hacerla para finales de este mes. Yo el 19-20 no puedo. Me vendría mejor a la otra semana o la primera de diciembre.
Ya iremos hablando.
Un saludo.