miércoles, 30 de junio de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (V): LA VUELTA AL MUNDO EN LA NUMANCIA (A)

En esta entrada examino una novela histórica -La vuelta al mundo en la Numancia- escrita por alguien contemporáneo a la guerra, aunque compuesta y publicada muchos años después de los sucesos: 1906, cuarenta años después, cuando, posiblemente ya estaba olvidada en la mentalidad colectiva de los españoles, si es que llegó a estar presente de manera efectiva. La literatura es una fuente muy importante en el hacer del historiador, es una aproximación a la mentalidad de algunos personajes de la época a analizar. La edición que uso es la de Carlos García Barrón, de la editorial Castalia. La introducción es excelente.
Los Episodios Nacionales de Galdós.
El gran escritor canario (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 / 1920, Madrid), al tiempo que publicaba sus grandes novelas (Gloria, Miau, Fortunata y Jacinta, Misericordia, etc) noveló muy acertadamente (Episodios Nacionales) el turbulento siglo XIX entre la batalla naval de Trafalgar (1805) y el gobierno de Cánovas (1880). Resumió su ingente obra en cinco series, subdivididas a su vez cada una en diez novelas o "episodios", salvo la quinta, que quedó inconclusa con solo seis títulos, y que tratan respectivamente de: (1ª serie) la Guerra de la Independencia; (2ª serie) el reinado de Fernando VII; (3ª serie) la época de las Regencias; (4ª serie) el reinado efectivo de Isabel II; y (5ª serie) el Sexenio Democrático y la Restauración alfonsina. La vuelta al mundo en la Numancia se inserta en la cuarta serie.
Don Benito Pérez Galdós fue uno de los grandes novelistas de la España del último cuarto del siglo XIX español, junto a Leopoldo Alas "Clarín" o Emilia Pardo Bazán. Su ideario político siempre fue progresista y fue evolucionando al republicanismo. En su obra última también evoluciona al experimentalismo poco a poco. Es un buen testimonio para narrar esta guerra.
La vuelta al mundo en la Numancia
Se escribió en el invierno de 1906. En esos años las relaciones con América ya eran normales, incluso se estaba ya olvidando la guerra de Cuba contra los Estados Unidos, y miles y miles de españoles emigraban a esas, ya casi primer centenarias, repúblicas. Galdós, gran viajero, contaba con sesenta y tres años en ese 1906. Ya era casi un anciano y estaba delicado de salud, por lo que no podía ya viajar al Nuevo Mundo. Sin embargo, como en todas sus obras, se documentó de forma notable. Ni más ni menos que se basó en las cartas que le envió el gran escritor criollo y limeño Ricardo Palma, el autor de las célebres Tradiciones peruanas, tras un viaje que realizó a España en 1892.
García Barrón cree que también consultó tres obras más: La perla de Lima, 1869, del español Fernando Fulgosio, y el libro del peruano Manuel Fuentes: Lima: Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres, 1867. También se basó en los detallados testimonios de los protagonistas españoles: Historia de la guerra del Pacífico, 1882, del teniente de navío Pedro Novo y Colson; Impresiones del viaje de circunnavegación en la fragata Numancia, del capitán de fragata Eduardo Iriondo.
En otra entrada haremos el resúmen detallado de la novela, una especie de guía para alguien que decida leerla o, al menos, tener una idea amplia de la misma.
Edición de la editorial Castalia en su colección Clásicos Castalia,
con el excelente prólogo de Carlos García Barrón.

La fragata Numancia
Es la gran protagonista de la novela. Era el buque insignia de aquella Armada española, una Armada aceptable en aquellos años, aunque muy por detrás de las de Gran Bretaña y Francia, o la de USA. Fue encargada a una empresa francesa, la cual la construyó en los astilleros de Tolón entre 1862 y 1863. Se botó el 19 de noviembre de ese año, aunque hasta finales de 1864 no se acabó definitivamente. Era una nave blindada, bien artillada, y de gran tonelaje. En la guerra su tripulación ascendía a los 590 marineros, al mando del capitán de navío Casto Méndez Núñez. En diciembre de 1864 llegaba a Cartagena y seguí a Cádiz. De la ciudad andaluza zarpó el 4 de febrero de 1865 para unirse a la flota del Pacífico.

La fragata Numancia.

Tuvo el honor de ser la primera fragata blindada en dar la vuelta al Mundo en dos años, siete meses y dos días, casi trescientos cincuenta años después de la gesta de Elcano. Tras los combates del Pacífico (1866) y su circunnvegación, su vida fue agitada.
En diciembre de 1870 trasladó al nuevo rey de España, Amadeo I de Saboya, a Cartagena, para iniciar su reinado en el país que lo había elegido. En esa misma época del Sexenio Democrático de España, participó en los sucesos del Cantón de Cartagena (1873). Huyó en manos de los acantonados a Orán. Se rindieron y el buque volvió a territorio español.
En 1896 hubo de ser reformado y modernizado en Tolón por su empresa constructora. Gracias a esa circunstancia se salvó de ser enviada a Cuba o a Filipinas a la lucha desigual contra los mismísimos Estados Unidos y yacer hoy en el fondo del océano, hundida por los torpedos de la flota del Tío Sam. El almirante Cervera no era Méndez Núñez, ni la flota yankee era la peruana o chilena de treinta años atrás.
En la primera década del siglo XX hizo su misión de ser el buque-escuela de la Armada hasta que, en 1912, fue dada de baja. En 1916, medio siglo después de su nacimiento y de la lucha en El Callao, era remolcada hacia Bilbao para su desguace cuando, en la costa portuguesa, entre Lisboa y Oporto, en Sesimbal, se quedó medio hundida, a la vista de los lugareños lusos. Era como una negativa a su vulgar destino tras su vida de aventuras del siglo XIX.
El viaje de la Numancia
El 4 de febrero de 1864 se inicia el viaje de nuestra blindada. El 13 de febrero llegaba a San Vicente, en las islas portuguesas de Cabo Verde. Un mes después (13-m), llegaba a Montevideo. Tras la accidentada y peligrosa travesía por el estrecho de Magallanes, llega al Pacífico y se sitúa frente a Valparaíso el 28 de abril. El 5 de mayo llegaba a El Callao. Ese año se desarrollaron los sucesos que llevaron a la guerra.
En mayo de 1866, acabado el bombardeo y hechas las reparaciones en la isla de San Lorenzo, Méndez Núñez volvería a España por el Atlántico pero, la Numancia y la Berenguela, volverían por el Pacífico.
Las provisiones y aguadas eran muy escasas y el escorbuto hizo su presencia, por lo que las condiciones debieron de ser muy similares a las de los españoles de tiempos de Elcano en el siglo XVI. En las francesas islas de Reunión se dió la primera escala. De ahí a Manila, en las entonces españolas Filipinas. La travesía llegaba al cabo de Buena Esperanza y el paso al Atlántico.
Sin embargo la ruta no fue por la costa africana sino que viró hacia Brasil. De allá a Cádiz de nuevo, en cuyo puerto recalan el día 20 de septiembre de 1867, después de dos años, siete meses y dos días desde que zaparon del mismo muelle. En la siguiente entrada estudiaré el relato novelístico.

sábado, 26 de junio de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (lV): LOS COMBATES

Vamos a ver aquí la relación de sucesos bélicos de esta mini guerra. En posterior entrada expondremos las reflexiones pertinentes. Tras lá campaña algunos datos sobre muertos y destrucciones.
El combate de Papudo
El comandante de la escuadra chilena Williams Rebolledo, en la corbeta Esmeralda, esperó cerca de Valparaíso a la goleta española Covadonga, al mando de Luis Fery. El 26 de noviembre se avistan. Rebolledo ideó un engaño por el cual expuso la bandera británica. Cuando estaban ya muy cerca, cambió el estandarte por el chileno. La Covadonga ya no puede huir y el capitán chileno Manuel Thomson, es el encargado por Rebolledonpara tomar la nave. Trtas saber la noticia en la flota española, el almirante Pareja se sumió en una fuerte depresión y se suicida. Eran tiempos de honor romántico y suicidio fácil.
El combate de Abtao
Perú envía su flota a Chile. La flota chilena la componían las naves: Esmeralda, Maipú y la recién apresada Covadonga. La peruana era algo mejor, aunque incompleta: las naves Apurímac, Amazonas, Unión y América. Esperaban la unión de dos buques insignias adquiridos en Europa y acorazados: Huáscar e Independencia. Ambas naves no llegaron a tiempo para participar en esta guerra.
Esta flota se encuantra con las naves españolas Villa de Madrid y Blanca, mandadas por Juan Bautista Topete. La flotilla se refugia en la accidentada costa de las islas Chiloé. Las naves españolas no pueden penetrar en un medio desconocido. Deciden esperar a Méndez Núñez que llegaría con la acorazada Numancia. Intrépidamente se metió entre los arrecifes y esperó la salida de la flota sudamericana. Tras no tener respuesta y, por las nieblas y temor a encallar, deciden retirarse. En las cercanías apresaron al chileno Paquete del Maule, con similar número de prisioneros al Covadonga. Era la respuesta al engaño de Papudo.
El bombardeo de Valparaíso
En vista de no poder combatir en campo abierto, Núñez decide bloquear la costa de Chile con bombardeos de puertos. Sólo efectuó el bombardeo de Valparaíso. Núñez estaría contrariado por no poder combatir en campo abierto y no debió de serle agradable atacar una ciudad indefensa. Tras enviar un ultimátum a Chile solicitando la devolución de la Covadonga y de algunos puntos más, decidió dar tiempo para que la población evacuase la plaza y se pusiesen banderas blancas en edificios como iglesias u hospitales. Se bombardarían instalaciones de almacenes y de tipo estratégico. El fin era hacer daño sin número de víctimas. Hubo dos muertos. Muy lejos del bombardeo cobarde que se dijo en su momento.
Una flota extranjera, estadounidense, francesa y británica, fondeada en ese puerto y, deseando evitar el bombardeo, acaba retirándose ante la negativa de Méndez de suspender el castigo. El 31 de marzo las naves Villa de Madrid, Vencedora, Blanca y Resolución, bombardean la ciudad durante dos horas. La población chilena intentó linchar a los prisioneros de la Covadonga. El gobierno chileno decide la expulsión de estos para evitar hechos similares.
La folta española decide dirigirse a El Callao para buscar un enfrentamiento bélico de verdad.
La lucha de El Callao (Lima), el día 2 de mayo de 1866
Méndez Núñez se presenta en la costa limeña en abril. En la isla San Lorenzo (islote situado a unos cinco kilómetros justo enfrente del El Callao, junto a otra menor aún llamada Frontón) desembarcan para preparar la operación bélica.
La flota española la componen las naves de guerra: Numancia, Blanca, Resolución, Berenguela, Villa de Madrid, Almansa, Vencedora, además de algunas naves auxiliares de la dicha flotilla. Se disponen en tres partes, norte, sur y centro, en paralelo a las torres artilladas organizadas por José Gálvez. El viejo Real Felipe, la dieciochesca fortaleza española, testigo de vigilancia frente a piratas y último bastión de la resistencia española en enero de 1826 tras la rendición de Rodil, quedaba de nuevo como espectador de una lucha entre peruanos y españoles.

Fuerte del Real Felipe, actual museo del Ejército peruano.

Las fuerzas peruanas disponían de un sistema de torres artilladas con los temibles cañones Armstrong y Blakely. También estaban las naves Sachaca, Colón y Túmbez, pero apenas pudieron salir del puerto ante el nutrido fuego español. También se organizó una fuerza de tierra ante un hipotético desembarco. A inicios de la mañana se inició el bombardeo. Ahora Núñez tenía la ocasión de combatir en condiciones de igualdad. Los episodios anteriores le debieron dejar ansioso de esta lucha. En ese siglo de honores y tratándose de militares de marina pues se comprenderá lo que pasaría por la mente del marino gallego.
En ese momento, el gobierno español, comprendiendo la gravedad del asunto y de que había llegado muy lejos, decidió enviar un emisario vía Panamá a Perú para ordenar a Don Casto a retirarse. Al comunicar con el alférez de navío Álvarez de Toledo, que traía la orden de retirada, el gallego le respondió algo como (en palabras de Galdós): "Mañana 2 bombardeo El Callao. Usted no ha llegado todavía; llegará pasado mañana, y en cuanto me comunique la orden del Gobierno, me apresuraré a obedecerle". Como vemos el bombardeo fue obstinación de Don Casto, fue el que llevó al combate. Cuestión de honor de aquél tiempo. Una cuestión que entrañaba riesgos fuertes y grandes: desproporción de fuerzas artilladas y sin costa de avituallamiento entre Lima y ¡Filipinas! Está visto que Núñez quería entrar en la historia. Y lo consiguió.
A media mañana abrió el fuego contra las torres limeñas. Hacia las 12,30 una granada alcanzó a Núñez. Que tuvo que ser atendido y retirado al camarote.

Méndez Núñez es herido en combate
Recreación del camarote de la Numancia.
Mobiliario instalado en el Museo de Pontevedra


Hacia las 13 horas, la Blanca dispara y acierta en el polvorín de la Torre de La Merced, explotando esta. La explosión fue muy cruel por la cantidad de ilustres víctimas, al ser una torre de mando. Se calculan unos cuarenta muertos. Entre ellos falleció el ministro José Gálvez y varios oficiales, entre ellos, (y aquí lo paradógico de esta guerra) el coronel Toribio Zabala, limeño pero de origen español criollo. Lo curioso es que los Zabala se dividieron tras la guerra de la Emancipación, pues este Don Toribio optó por la nacionalidad peruana, mientras su hermano, Juan Zabala, optó por la española, siendo héroe y general de las guerras carlista y de la guerra marroquí. En estos momentos vivían ambos hermanos (el español era, precisamente, el ministro de Marina), por lo que el peruano supo de las hazañas de su hermano en España y África, además de su ministerio, y el limeño, pero español de residencia, debió quedar consternado al saber de la explosión de La Merced. Paradojas de dos países que aún hacía poco tiempo relativo de sus guerras de independencia. Pensemos en la rama de los Goyeneche, divididos entre el españolismo y la nueva república peruana.
Hacia la caída de la tarde y de la garúa limeña, a las 16 horas, con los buques españoles tocados, pero ninguno hundido, se decide dar por finalizada la operación. Según testimonios sólo la Torre de Santa Rosa respondía.
Final del combate
Como es normal, ambas partes exageraron el combate. Ambas se dieron la victoria en sus diferentes periódicos. Los peruanos adujeron que los españoles habían sido humillados y la ionvasión abortada. Los españoles adujeron que sólo querían un castigo y se dieron la victoria por haberlo conseguido.
Las informaciones periodísticas estadounidenses hablan de victoria peruana, se nota el americanismo. Las fuentes francesas se aproximan a las españolas. es normal, recordemos que esos años la Francia de Napoleón III era aliada de la España de Isabel II.
De todas formas las dos fuentes hablan de la audacia española frente a los temibles cañones peruanos y la falta de avituallamiento desde hacía varios meses.
Las víctimas del 2 de mayo
También la guerra de cifras que se discuten para minimizar o no la miniguerra del Pacífico.
A) Las víctimas peruanas
En algúna fuente peruana se llegó a aceptar la cifra de ochenta muertos. Las fuentes extranjeras hablan de entre doscientos y cuatrocientos muertos y heridos. Las estimaciones españolas hablan de los mismois números. las bajas debieron de ser algo elevadas.
B) Las víctimas españolas
Se admitió el número de 43 muertos.

Hasta aquí los acontecmientos bélicos. En una próxima entrada trataré sobre las firmas de las diferentes paces con los diferentes países beligerantes, aunque en realidad, la guerra efectiva fue solo contra Chile y Perú, sobre todo con el Perú. Ecuador y Bolivia fueron beligerantes simbólicos. También haremos algunas reflexiones finales para tratar el tema con la fuente literaria galdosiana.


lunes, 14 de junio de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (III): EL PASO A LA GUERRA

Origen del problema que llevó a la guerra: la indemnización a España
El 2 de agosto de 1831 la joven República del Perú reconoce que tiene que pagar una indemnización al Reino de España en concepto de la Guerra de Emancipación. En 1850 se acepta pagar dicha indemnización siempre que España reconociese al Perú como país independiente. Si el gobierno de Madrid hubiese accedido a esta petición es posible que las relaciones entre ambos países y el resto de repúblicas latinaomericanas hubiesen seguido otros cauces mucho más amigables y en fechas más tempranas. Este no reconocimiento, y en esas fechas en las que se iniciaba el neo-imperialismo europeo, coincidió con la necesidad de afirmación de la conciencia nacional de esos países que llevaban entre treinta y veinticinco años independientes.
La expedición científica
El 10 de agosto de 1862 zarpaba de Cádiz una expedición científica hacia Sudamérica. El 6 de octubre anclaban en Río de Janeiro. El 6 de diciembre lo hacían en Montevideo, puerto donde se les une la nave de guerra Covadonga, mandada por Hernández Pinzón, descendiente de los míticos Pinzones colombinos. El 9 de mayo llegaban a Valparaíso. El 10 de julio atracaban en El Callao (Lima).
Pinzón era un personaje altanero y grosero, el cual no supo digerir el no ser recibido por el gobierno peruano. Zarpan a México y, de allí, regresan al Perú.
El incidente de Talambó
En 1859 América Latina estaba ya recibiendo inmigrantes europeos y de otros continentes para poder iniciar la explotación de sus inmensos territorios y riquezas naturales. Miles de europeos, tanto del norte anglosajón, como del sur mediterráneo, abandonan sus vidas míseras, víctimas de la revolución industrial, para buscar el sueño americano.
En este contexto y en ese año, el gobierno peruano autoriza a M. Salcedo, propietario de la finca de ese nombre, a contratar agricultores españoles para sus propiedades. En julio de 1859 llegan a la finca. Hubo un altercado grave que acabó con un muerto español y varios heridos. El entonces presidente Pezet promete justicia e inicia una investigación. La prensa española caldea el ambiente.
El gobierno isabelino envió a un personaje singular: Eugenio Salazar y Mazarredo, también un prepotente. En su fuero interno tenía el objetivo de anexionar las islas Chinchas (ya indicamos que ricas en guano) para cambiarlas con Gran Bretaña por el peñón de Gibraltar. Ni más ni menos el descabellado plan del personaje.
Hasta aquí la postura peruana es colaboradora aunque poniendo sus condiciones, tanto en el pago de la deuda como en la investigación del incidente de Talambó. La postura española, sin embargo, aún puede verse su actitud semi colonialista. No se había digerido la independencia como hecho consumado y sin posible vuelta atrás.
Los virajes hacia la guerra
En enero de 1864, nuevamente el gobierno peruano, como sucedió con Pinzón, se niega a reconocerle. Herido su orgullo, logró convencer a éste para que ocupase las dichas islas guaneras, sitas al sur de Lima, frente a la península de Paracas. La ocupación se llevó a cabo el 14 de abril de ese mismo año de 1864. Serían usadas las islas como moneda de cambio para el pago de la deuda y del castigo a los culpables de Talambó.
La ocuapación de esas islas, fuente de riqueza para el Perú, desató la indignación del pueblo peruano, el cual pide la guerra ya. Otros países también reaccionaron de forma indignada. Una solidaridad popular latinoamericana se desató es esa década en la que las potencias europeas y también España, tímidamente, parecía que querían entorpecer la independencia anterior. En realidad los europeos intentaban un imperialismo indirecto, en ningún caso una "reconquista". Las noticias no empujaron, de momento a los gobiernos, los cuales buscaban un arreglo pacífico.
Recordemos que la monarquía isabelina realizaba una política exterior muy activa: Marruecos, Santo Domingo, México, Guinea Ecuatorial, Vietnam. a veces en soledad, a veces en sumisión a las otras potencias, en general a la Francia del III Imperio de Napoleón. En ese contexto regresa a España Salazar y Mazarredo en julio de 1864. Azuza el ambiente al declarar que ha sido víctima de un intento de envenenamiento. En ese momento el pueblo peruano presiona al gobierno tranquilo peruano.
El gobierno isabelino envía al almirante Pareja. Como ya sabemos, limeño de nacimiento. En Chile murió su padre, en la guerra de Emancipación. Este personaje, a diferencia de San Martín en su momento, no tenía ningún lazo con América. Todo lo contrario, parece ser que iba a Latinoamérica a vengar al muerte de su padre.
La escuadra española en ese momento la componían los buques Numancia, Resolución, Almansa, Vencedora, Blanca de Castilla, Berenguela, Villa de Madrid y Covadonga. Curiosamente, la Armada española era aún importante. Tras las de Gran Bretaña o Francia, tenía gran potencia en Europa. Se estaba superando en algo las pérdidas de inicios del siglo. Los buques peruanos eran el Huáscar y el Independencia.
El caldeado ambiente aún explotó mas al firmarse frente a El Callao el llamado Tratado Vivanco-Pareja. El general peruano y el almirante español firmaron el acuerdo por el que se accedía a las peticiones españolas sin la previa devolución de las islas Chinchas. La población peruana lo consideró una humillación. Cuando parecía que las cosas iban a solucionarse, un desembarco de marineros españoles en El Callao, provocó una agresión contra los mismos, muriendo unos de ellos. El presidente Pezet accedió a indemnizar a la viuda.
Al poco, los acontecimientos se precipitan: un golpe de estado surge en Arequipa, con el que Pezet cayó del poder. El nuevo gobierno no acepta el tratado y se vuelve a la tensión. En Chile sucedió algo similar: el pueblo rebasa la quietud gubernamental. También cayó dicho gobierno chileno. Un sentimiento de solidaridad popular interamericano recorre algunas repúblicas.
El 24 de septiembre de 1865 Chile declaró la guerra a España. El 13 de diciembre lo hacía Perú. Las cosas se complican al recibirse las declaraciones de guerra de Ecuador y Bolivia el 14 de enero de 1866.
Se iniciaba una guerra estéril e inútil sin beneficios para ninguna de las partes beligerantes. La guerra duraría hasta 1871 y 1885, según se firmase la paz con las cuatro repúblicas.

sábado, 29 de mayo de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (II): PERSONAJES PRINCIPALES

Analizamos en esta segunda entrada de la guerra hispano-sudamericana de 1866 a ocho protagonistas de la contienda. Al ver sus biografías citaremos algunos acontecimientos que ya los veremos y explicaremos en la tercera, en que veremos el desarrollo militar. Algunos de estos acontecimientos se exponen en negrita y cursiva. De momento nos acercamos a esas ocho personas, sus trayectorias vitales y políticas. Cuatro personajes peruanos y cuatro españoles. Tres presidentes peruanos, una reina española, un ministro peruano, un presidente de gobierno español y dos marinos tambien españoles. Entre ellos dos víctimas.
Juan Antonio Pezet.
Juan Antonio Pezet Rodríguez
Lima, 1809-Chorrillos, 1879.
Un presidente apaciguador
Nieto de un francés establecido en la Lima colonial de mediados del siglo XVIII, e hijo de un héroe de la independencia. Se alistó en el ejército de San Martín desde 1821. estuvo en las batallas de Junín y Ayacucho. Luchó posteriormente en la guerra contra la confederación peruano-boliviana.
En 1863 es presidente del país. Ese año se inició la escalada de incidentes que llevaron a la guerra, pues en agosto se dió el incidente de Talambó. En abril de 1864 se produce la ocupación de las islas Chinchas. En febrero de 1865 se firma el tratado Vivanco-Pareja. Finalmente en abril es expulsado ante la rebelión arequipeña de Ignacio Prado.
Pedro Díez-Canseco.
Pedro Díez-Canseco Corbacho
Arequipa, 1815-Chorrillos, 1893.
Presidente interino
Nacido en una familia criolla altoburguesa de origen español. Tuvo entre sus descendientes ilustres a su bisnieto Fernando Belaúnde Terry, presidente peruano a finales del siglo XX. En 1863 ya fue presidente interino antes de Pezet. En octubre de 1865 ataca Lima y la asalta por la Puerta de Guadalupe (actual Paseo de la República). En noviembre asaltó el palacio presidencial tras un duro combate. Al no ser beligerante abiertamente contra España, la presión popular logró deponerle y situar a Prado en la presidencia. En 1868 volvió a ser presidente unos meses.
Mariano Ignacio Prado.

Mariano Ignacio Prado Ochoa
Huánuco, 1826-París, 1901.
El presidente de la guerra
Expulsado del ejército por sus críticas políticas, llegó a ser diputado por su provincia y luego prefecto de Arequipa en 1858. Se sublevó en Arequipa contra el tratado Vivanco-Pareja el 28 de febrero de 1865. El dos de mayo de 1866 era el opresidente de la nación. En 1868 dimitió. Volvió a la presidencia en 1876 y tuvo que hacer frente a otra guerra: la chileno-peruano-boliviana. En pleno desarrollo de la guerra viajó a París a comprar material de guerra para el maltrecho ejército peruano ante un Chile mucho más poderoso. Nicolás Piérola le derroca en la ausencia. Tres de sus hijos murieron en la guerra contra Chile.
José Gálvez
José Gálvez Egúsquiza
Cajamarca, 1818-El Callao, 1866.
La víctima ilústre del Perú
Destacó como filósofo y psicólogo. En 1855 es rector del célebre Convictorio de San Carlos, donde realizó reformas educativas importantes. También llegó a ser decano del Colegio de Abogados de Lima. En 1865 es secretario de guerra. En ese puesto organizó las defensas ante el ataque español. Una bomba española destruyó la Torre de La Merced, el día del combate del dos de mayo de 1866.
Isabel II
Isabel II de Borbón
Madrid, 1830-París, 1905.
La reina castiza y fuera de épocaReina mediocre y tan impopular como su padre Fernando VII. Manejada por una camarilla corrupta. Tuvo una educación cultural deficiente y una vida personal de desgracias: boda con un homosexual, expulsión de España con 38 años en 1868, muerte temprana de su hijo, el rey Alfonso XII, y muerte en el exilio parisino. hasta los trece años fue regentada en su minoría de edad: 1833 a 1844. Entre 1844 y 1868 se dió su reinado efectivo. A pesar de todo fue un reinado con gran auge económico y en el que desmonta el Antiguo Régimen y se asientan las bases del desarrollo industrial. Desde 1866 se quiebra ese desarrollo y se descompone su reinado, cayendo en 1868.
La política exterior intentó acompasarse al imperialismo de esos años que se daba en la Europa burguesa e industrial: guerra en Marruecos, entrada en Guinea Ecuatorial, recuperación de Santo Domingo, expedición al Vietnam, expedición al México de Juárez y, finalmente la guerra del Perú y Chile. Una pol´ñitica exterior engañosa pues estaba muy supeditada a la Francia de Napoleón III.
José Manuel Pareja
José Manuel Pareja y Setién
Lima, 1813-Valparaíso, 1865.
El marino fracasado y la ilustre víctima españolaNació en la Lima colonial al ser hijo de un militar español allá destinado. Ya en España, ingresó en 1827 como guardiamarina en Cádiz. A bordo del buque escuela de la Armada española recorrió el mundo. Sus acciones bélicas se iniciaron en la Primera Guerra Carlista atacando los puertos cantábricos: Irún, Fuenterrabía, Zarauz, Deva, Ondárroa y Santoña. En 1843 bombardeó Cádiz en su lucha contra Espartero. Más tarde fue destinado a La Habana.
En 1864 es ministro de marina y ese mismo año sucede a Pinzón en sus negociaciones con Perú. Ocupa el mando de la fragata Villa de Madrid. Firmó el tratado Vivanco-Pareja en enero de 1865 en dicho buque frente a las costas de El Callao. El 26 de noviembre de dicho año se produjo la pérdida de la goleta Covadonga, lo cual le sumió en una depresión que le llevó al suicidio.
Leopoldo O´Donnell
Leopoldo O´Donnell
Santa Cruz de Tenerife, 1809-Biarriz, 1867.

El emprendedor de aventuras coloniales
De origen irlandés, en la I Guerra Carlista tuvo su fama: la terminó como teniente general. Sin embargo, su relación con Espartero no fue buena, por lo que hubo de exiliarse en 1840 en Francia. En 1841 participó en la intentona fracasada de golpe protagonizada por Diego de León. Por fin volvió a España en 1844 ante el triunfo de los moderados y la expulsión de Espartero. Militar "veleta" pues tan pronto se iba con los moderados como con los progresistas a través de su partido "árbitro": la Unioón Liberal. Entre 1858 y 1863 es su gran época de presidente del Gobierno, con el auge económico y la política exterior expansiva. Tras el paréntesis de Narváez, vuelve al poder en 1865 y debe hacer frente a la guerra. Un mes después del bombardeo cayó en desgracia ante la reina y se exilia a Francia, donde muere al año siguiente.
Méndez Núñez
Casto Méndez Núñez
Vigo, 1824-Pontevedra, 1869
El obstinado y romántico vencedor
Muy joven ingresa en la Armada en El Ferrol. En 1842 desembarcó en la isla ecuatoguineana de Fernando Poo. Intervino en Roma en defensa del Papa ante un motín contra Pío IX. Sirvió en La Habana contra el contrabando y la piratería residual. En 1855 es funcionario eficiente en el Ministerio de Marina. Por su valía fue destinado a Filipinas a defender sus costas ante piratas chinos, persiguiéndoles hastas sus reductos. En 1862 rescató a una tropa española en Santo Domingo.
En 1864, ante la crisis sudamericana, recibe el mando de la Numancia, la gran nave adquirida a Francia. En el Pacífico acorraló a la flota chilena en Abtao, bombardeó Valparaíso y, en El Callao, bombardeó sus torres artilladas sin perder ninguna nave. En 1867 rechazó el ascenso a teniente general que le propuso la reina. Al fallecer, tras ser enterrado en su tierra gallega, en 1883 pasó al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.

Eusebio Salazar y Mazarredo

Eusebio Salazar y Mazarredo
Castro Urdiales, 1827-Madrid, 1871

Un diplomático imprudente y poco "diplomático"
Hijo de oficial de la Armada hizo su carrera diplomática. Con apenas 20 años, en 1847, era agregado en la embajada española de Lisboa. Más tarde fue sucesivamente destinado a Nápoles, Costa Rica y Nicaragua. Vuelto a España fue elegido diputado por Laredo en 1857, deshaciendo casi todas las reformas del Bienio Progresista. Buscó reforzar el ejército para recuperar el puesto de España en el mundo.
Volvió a la carrera diplomática en 1863 con destinos sucesivos en Estados Unidos, Bolivia y Perú. Apoyó la ocupación por la flota del almirante Pinzón de las islas Chincha, las islas guaneras del Perú. Salazar y Mazarredo tuvo un atentado en junio de 1864, lo que le hizo huir del país.
Vuelto a España colaboró con el diario conservador La Época. Tras la revolución de 1868 apoyó la candidatura de Fernando de Coburgo al trono español. En su libro La cuestión dinástica defendía la recuperación de Gibraltar por medios pacíficos y la Unión Ibérica entre España y Portugal.
Falleció en su casa de la calle Hortaleza de Madrid, el 19 de febrero de 1871.

domingo, 16 de mayo de 2010

LA GUERRA HISPANO-SUDAMERICANA (I): INTRODUCCIÓN

El día 2 de mayo de 1866 una flota española bombardeaba las torres artilladas de El Callao. La fortaleza dieciochesca del Real Felipe volvía a ser testigo de un enfrentamiento entre españoles y peruanos. Cuarenta años años después, dos españoles, gallegos ambos, mandaban las fuerzas españolas. Dos luchas enconadas. En enero de 1826 se rendía dicha fortaleza defendida por el lucense Rodil, tras un largo y penoso asedio, poniendo punto y final a trescientos años de virreinato español. Tras esa rendición, cuarenta años y poco más de tres meses después, en el mismo lugar, el pontevedrés Casto Méndez Núñez, tenía otro enfrentamiento con Perú. Rodil en servicio al rey Fernando VII, y Núñez sirviendo a la hija de aquél rey: Isabel II.
En viajes a Perú descubrí con detalles una guerra que apenas tiene interés en la historiografía española. Esa guerra la conocía por detalles mínimos. Una céntrica y concurrida plaza madrileña lleva el nombre de Callao, en relación a esa guerra. Miles de transeúntes diarios pasan por ese lugar sin saber la mayoría de ellos el porqué de ese nombre. A lo sumo sabrán que es el nombre de un puerto peruano cercano a Lima. Los libros de historia españoles lo toman como una demostración de fuerza ante el Perú. De igual modo, los peruanos toman esa guerra como una victoria aplastante frente a los españoles y se extrañan que esa gran plaza madrileña lleve ese nombre.
En una serie de cinco entradas intentaré exponer esta guerra inútil, fruto de aquél tiempo de honores románticos y de incomprensiones mútuas. La última analizará una novela del tema desde el punto de vista de los protagonistas españoles: el episodio nacional galdosiano La vuelta al mundo en la Numancia.
Cuadro de la batalla de El Callao.
El Perú a mediados del siglo XIX.
Tras el fracaso de la confederación peruano-boliviana en 1839 con la derrota de Santa Cruz, nacía la República de Perú. Tras unos años de marasmo económico como consecuencia de unas duras guerras de independencia, a mediados del siglo había empezado cierta normalidad socio-política. Era una economía dependiente del capital británico como el resto de las jóvenes repúblicas iberoamericanas recién emancipadas.
La riqueza del guano como fertilizante agrario para el mercado internacional, la tenía el Perú en las islas Chinchas, al sur de Lima. Los ingresos fueron fabulosos tras la firma del contrato en 1849 con la británica Casa Gibbs. Como economía dependiente, estas riquezas no tuvieron influencia en las clases populares. La oligarquía criolla era la beneficiaria. El ambiente popular era aún de resaca por la independencia y de cierta animadversión hacia la vieja metrópoli. Los medios oficiales no tanto, y buscaban un arreglo con el gobierno de Madrid.
Quedaba pendiente el pago de la indemnización reconocida a España por los costes de las guerras emancipadoras. Los gobiernos estaban decididos a su pago a cambio de algo que España no accedía: el reconocimiento formal de la independencia peruana.
En 1863 acabó el mandato del presidente Ramón Castilla. Las elecciones las ganó el militar San Román, aunque será su vicepresidente Pezet el que subiría al poder. El 14 de abril de 1864 una flota española ocupaba las islas Chincha como represalia ante la falta del pago de las indemnizaciones. Se calentaba el ambiente guerrero.
España a mediados del siglo XIX.
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, el país se sumía en una cruel guerra civil dinástica (Guerra Carlista) entre 1833 y 1839. Como las repúblicas americanas también se debatía entre pronunciamientos militares. Las destrucciones de las guerras contra Francia aún seguían sin resolverse. Hacia los años cuarenta el país lograba ir sentando las bases de la modernización económica, aunque también era un país dependiente y controlado por los capitales franco-británicos. A nivel político la reina Isabel II logra asegurar el trono.
Contrariamente al movimiento popular iberoamericano que buscaba el reconocimiento de su independencia, los gobiernos españoles aún se resistían a esos reconocimientos. Desde 1856 los liberales moderados dominan el poder. El general O´Donnell lograba gobernar un país con cierta bonanza económica durante diez años (1856-1866). Asegurada la estabilidad por esa coyuntura favorable, tuvo una politica exterior agresiva. En realidad lo que buscaba desesperadamente era una demostración de que el país aún estaba ahí, en unos años en que se gestaba la época del gran imperialismo europeo del último cuarto del siglo XIX.
Como país dependiente de Gran Bretaña económicamente, la Francia de Napoleón III le influenciaba políticamente. Como emulador del vecino del norte, el gobeirno español tuvo aventuras militares en Indochina, Marruecos, México y Santo Domingo, aventuras muy mal vistas en América.
En 1863 acaba el período de gobierno de O´Donnell. Una camarilla de ministros corruptos e incompetentes gobernaba con la reina Isabel. Sube a la presidencia del gobierno el también militar Narváez, el llamado "Espadón de Loja", hombre duro y muy autoritario. En su período de gobierno se dió la dura represión de motines agrarios y de cualquier oposición a su persona. También se produjo la ocupación de las islas Chinchas. Un año después reprimía duramente una manifestación estudiantil en Madrid con nueve muertos y unos cien heridos, en la tristemente célebre Noche de San Daniel (10-V-1865). En plena escalada de tensión bélica, vuelve al poder O´Donnell, que gestionará esta guerra.
Entre 1864 y 1866 una serie de incidentes y de incomprensiones mútuas llevaron a esta triste miniguerra que retrasará casi veinte años la definitiva reconciliación de España con sus ex colonias, a pesar de que esos años aún conservaba en el continente americano Cuba y Puerto Rico, cuyas emancipaciones siguieron un rumbo diferente al modelo continental.

sábado, 13 de marzo de 2010

MADRID EN 1656: EL MAPA DE PEDRO DE TEIXEIRA.

Expongo una fotografía mía de un póster del célebre mapa madrileño. Al ampliarlo se ve algo borroso pero lo suficiente para ver sus características más notables. En 1656 el cartógrafo portugués al servicio de la monarquia española, Pedro de Teixeira, elaboró un plano de Madrid que aún hoy es admirable. 350 años separan estos dos planos. Salvo algunas modificaciones e intervenciones urbanisticas como la Gran Vía, de 1910, la Puerta del Sol en el Madrid isabelino, la delimitación de los contornos: los bulevares del norte, las rondas del sur, la calle de Bailén al oeste (el Prado ya está delimitado) o la reforma de la Plaza de Oriente, las calles son muy similares a las actuales. Retranqueados o ensanches de las mismas o la desaparición de algunos conventos, ambos mapas tienen muchas similitudes. Observemos la Plaza Mayor, la de la Cebada, y largo etcétera y veremos como los solares son idénticos. Para los que no conocen Madrid que este mapa les anime a ello.
Recomiendo dos libros muy interesantes al respecto:
GEA, Isabel. Guía del plano de Teixeira (1656). Ediciones La Librería, Madrid, 2007.
Con aumentos del mapa, nos detalla las edificaciones principales del mismo. Podemos ver así cómo eran por ejemplo, La Casa de las Siete Chimeneas, existente aún, con sus modificaciones; o el convento de Recoletos, desaparecido.
Como complemento del libro anterior, otro también sobresaliente:
APARISI LAPORTA, Luis Miguel. El plano de Teixeira trescientos cincuenta años después. Ayuntamiento de Madrid, Gerencia de Urbanismo.
Este libro es muy interesante porque aumenta el plano y lo compara a la fotografía aérea del Google Earth. Una joyade libro.
Madrid en 1650.
Plano de Pedro de Teixeira.
Madrid en el siglo XXI, en escala 1:50.000.
Mapa Topográfico Nacional.

Publico una simple entrada dada mi ausencia desde hace ya tiempo. Espero para más adelante volver a las entradas más largas y más elaboradas, pero el tiempo me es escaso en estos días. Saludos y disculpas a los amigos lectores de este blog.

viernes, 26 de febrero de 2010

MEDIO SIGLO DE CULTURA ESPAÑOLA, 1885-1936

Comentamos hoy un libro con cuarenta y dos años de edad. Un libro delicioso, tanto por su lectura, como por su temática y por su autor. El "Medio siglo" del gran maestro de historiadores Manuel Tuñón de Lara (Madrid, 1915-Vizcaya, 1997) es ya, por sus años de vida, una fuente histórica de imprescindible lectura para cualquier estudio de la cultura contemporánea de nuestro país. Pero, por su metodología y estado de la investigaión, tiene una actualidad permanente. El libro está escrito en 1968, en ese año tan especial para la vida occidental. Escrito en el lugar de la residencia de don Manuel: Pau, refugio de la cultura española del exilio franquista. Esos coloquios de la historia de España fueron el foco principal de esa cultura del exilio y cuyo maestro fue Tuñón. Vayamos a su resumen.
Medio siglo de cultura española, 1885-1936.
Manuel Tuñón de Lara.
1. Hipótesis de trabajo.
Parte su autor del propósito de escribir la historia de la llamada "Edad de Plata" de la cultura española, período que, el autor, llega a comparar o superar al de la "Edad de Oro" de los siglos XVI o XVII. La delimitación es clara: el medio siglo que abarca desde el año 1886 a 1936. Las fechas son significativas: desde la publicación de La Regenta, el Informe del doctor Vera a la Comisión de Reformas Sociales, o el Pacto de El Pardo, entre Cáovas y Sagasta, hasta la fecha apocalíptica de la historia de España: 1936 y el inicio de la guerra civil.
2. La España de Galdós y de "Clarín".
En todos los capítulos del libro, en sus notas a pie de página, profusas por cierto, aparece siempre en letra pequeña, la biografía y una muy completa relación de sus obras y escritos de cada autor importante que se estudia. No es un simple manual de esa historia simple, sino que su estudio es de cuidada redacción, casi a modo de ensayo.
Trata en este primer capítulo propiamente dicho, de algunos temas tratado por estos dos fundamentales autores realistas: el tema de la mujer en La Regenta de Clarín, en Tristana, Tormento o Fortunata y Jacinta, ambas galdosianas; el tema del pícaro, plenamente galdosiano, el anticlericalismo en ambos autores, etc.
Galdós queda como un escritor urbano pleno, especialmente en el ámbito geográfico de la ciudad de Madrid, mientras que Alas "Clarín" es más descriptivo de psicologías colectivas o individuales, sobre todo del pensamiento reaccionario de aquél régimen finisecular de la Restauración y su aparato legislativo de la Constitución de 1876.
3. El krausismo y la Institución Libre de Enseñanza.
El movimento krausista, fundado por el pensador español Julián Sanz del Río, es fundamental en el desarrollo de la cultura española. La Institución Libre de Enseñanza, la ILE, es la continuación de ese movimiento krausista. La lucha contra el régimen restauracionista por las dificultades que imponía, contra aquella sociedad atrasada. Aparecen aquí los nombres de Manuel Bartolomé de Cossío o Gumersindo de Azcárate, entre otros, además de, por supuesto, Francissco Giner de los Ríos, el padre de la Institución.
Francisco Giner de los Ríos, el artífice de la ILE.

4. El regeneracionismo: Joaquín Costa y el "primer" Unamuno.
El regeneracionismo, ese movimiento de inicios del siglo XX, que surgió como medicina contra el pesimismo de la derrota de la guerra de 1898, con el fin, cuatro siglos después, de nuestra aventura americana, es el protagonista del capítulo. Desfila su principal autor: Joaquín Costa y el análisis de su obra Oligarquía y caciquismo, además de los regeneracionistas secundarios como Lucas Mallada o Macías Picavea, el joven Unamuno, Basilio Paraíso, Valentí Almirall, Prat de la Riba o Joan Maragall.

Joaquín Costa, el aragonés regeneracionista.
5. Práxis y teoría de lo social.
El nacimiento del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ocupa el capítulo. La fecha del 2 de mayo de 1879 es básico en la vida del obrerismo español. En 1888, en Barcelona, legalizado ya el partido por el gobierno de Sagasta, aparecen las figuras del doctor Jaime Vera y el tipógrafo gallego Pablo Iglesias. Analiza el Informe a la Comisión de Reformas Sociales, redactado por Vera.

Lápida en Casa Labra, alusiva a la fundación del PSOE en 1879.

Casa Labra en la actualidad.
6. Mito y realidad del grupo del 98.
Es uno de los mejores capítulos del libro. Analiza a la perfección los diferentes autores, tanto principales como secundarios. Trata los aspectos generales (nacidos fuera de Castilla, individualistas y rebeldes) que caracterizan a esos escritores que, más que una generacion, forman el grupo del 98. Analiza los casos partuculares de Machado, la intrahistoria de Unamuno o los paisajes de Azorín, entre otros, sin descuidar a Maeztu u otros autores menores.
7. Los intelectuales y el caciquismo.
Trata esa lacra que impedía la plena modernización del país. Hace la excepción del caso catalán, en especial Barcelona, y la falta de extensión del brazo caciquil en esa región. Vuelve a tratar el tema unamuniano de la "intrahistoria".
8. Los hombres del 14: "España" y Españas.
Trata en este capítulo la ruptura de esos escritores y profesionales en general, que rompen con lo anterior. Son una generación que sorprende por sus ganas de vitalidad y en contrapunto con el pesimismo de la generación anterior. Es la primera generación moderna y europeista de la intelectualidad hispana. Burgueses urbanos, abiertos a la europeidad, modernos de mentalidad e ideología política. Trata, como es de suponer por su impotancia, sobre todo de Manuel Azaña, José Ortega y Gasset o Ramón Pérez de Ayala. Ya Ortega predice el tema de la sociedad de masas. Ortega, el gran filósofo que es citado en el extranjero.

La obra cumbre de Ortega y Gasset.
9. Nuevos impactos del hecho social en la tarea cultural.
En estos años se intentó proyectar esa cultura entre las clases populares españolas. La creación de la Escuela Nueva en 1911 fue el intento real más serio de esa noble tarea. Núñez de Arenas es su gran apoyo. Con su empeño de la extensión de la cultura para el pueblo, organizó conferencias, pasando por sus tarimas: Julián Besteiro, Américo Castro, García Morente o Fernando de los Ríos.
10. Trascendencia del período histórico 1917-1920.
Estos años de finales de la Primera Guerra Mundial y su conflictividad consiguiente, además del nacimiento de la Unión Soviética, influyeron en los años posteriores de crisis de las democracias occidentales. Esa revolución en la vieja Rusia zarista provocó la escisión de PSOE: tras la visita de Fernando de los Ríos a Lenin en URSS, le hizo recapacitar y hacerse decididamente sociademócrata, frente a la rama saliente del partido para crear el Partido Comunista de España (PCE).
11. La élite y el hombre.
El estudio de esas masas amenazantes de la élite que tanto preocupa a Ortega, está mas profundamente tratado en este capítulo.
12. Arcaísmo, rebeldía y contemporaneidad.
Y es el turno de los jóvenes del 27, los que reivindican a Góngora y el culteranismo. Desfilan entre otros autores: Lorca o Alberti. Pero la mención de Miguel Hernández es significativa: se trata del único escritor verdaderamente pobre, salido del pueblo, no de la burguesía. El joven poeta de Orihuela es pastor cabrero en su juventud e inmortalizado por la música del cantautor Serrar, al igual que lo hizo también con Machado. Su final triste en el campo de concentración lo hace una de las víctimas del conflicto civil, verdadera muerte de toda una época cultural única en nuestra historia cultural. Otros escritores tratados: Ramón J. Sender, o Max Aub con su Calle de Valverde. La preocupación por la extensión de la cultura entre el pueblo, es evidente. Se crean las Misiones Pedagógicas, ya en la II República, para extender la cultura entre barrios y aldeas lejanas a ella.
Miguel Hernández, el poeta cabrero de Orihuela.
13. Ideología y ciencias humanas en la coyuntura de los años treinta.
Cuatro caracterísiticas expone Tuñón en el proceso de establecer el nexo intelectuales-sociedad. A saber:
- Temor a la subversión social.
- Crítica a esa "irrupción vertical de los bárbaros".
- Deseo, a pesar de todo, de acercarse al pueblo.
- Un sistema social nuevo.
Cabe destacar la figura de Wenceslao Roces, el traductor al castellano de la obra de Marx: El Capital y el Manifiesto Comunista. También Ramos Oliveira critica el capitalismo español.

Wenceslao Roces, el traductor de la obra de Karl Marx al castellano.
14. Cultura y sociedad.
A pesar de todo el divorcio aún existente entre el intelectual y la sociedad, concluye el autor en que está mucho más desarrollado ese nexo que cincuenta años atrás, en plena víspera de la gran tragedia y límite siniestro de este período estudiado.
En suma, un libro especial, ya casi texto de la época, de fácil lectural muy bien documetado, un libro por lo demás que abrió el camino de la exploración de ese movimiento literario y cultural que ocupó las mismas fechas de los sucesivos sistemas políticos de la España de entresiglos: Restauación, guerras de Cuba y Filipinas, crisis del régimen, desastre colonial, dictadura de Primo de Rivera, República democrática y final trágico en 1936.