Ese curso fue muy productivo en su vida. En diciebre se traslada a la pensión de la calle Estudios. En el otoño ha publicado Soledades. Galerías y otros poemas. El uno de febrero de 1908 se publica su famoso Retrato.
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
(...)
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bord ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Poco a poco se va integrando en la vida de la ciudad, la cual ya le va conociendo como poeta de talla nacional. Pero el acontecimiento que le marcará de por vida es su flechazo por la hija de los dueños de la pensión que habita: Leonor Izquierdo, hija de un Guardia Civil jubilado. En julio de 1909, con Leonor cumplidos los 15 años, se celebra la boda. Algo de ampollas levantó en la ciudad la gran diferencia de edades: Leonor con quince y Antonio con 34. La luna de miel iba a ser en Barcelona pero, al enterarse de los sucesos de la Semana Trágica barcelonesa, cambian el trayecto y marchan a Fuenterrabía y a Pamplona. Mas tarde a Madrid y de nuevo a Soria.
El curso 1909 a 1910, Antonio, con sus poesías críticas sobre la situación polìtica española, levanta la crítica de los caciques sorianos. Poco a poco empieza a hartarse de ellos y de la vida aburrida de provincias y empieza a interesarse por un traslado a Madrid.
En verano de 1910 viaja a los Picos de Urbión y elabora su Alvargonzález, lo cual irrita a los reaccionarios locales. El campo soriano está leno de delincuencia y de criminalidad, muy lejos de la imagen idílica que se cree. Los incendios forestales están a la orden del día.
Por fin, el invierno e 1911 puede residir en París. Es de imaginar la impresión de ua niña soriana de dieciseis años al ver la capital francesa. Vuelve Antonio a ver a su amigo Rubén Darío, el cual le escribe su retrato (clic en la foto del libro de la entrada anterior para leerlo). Pero la felicidad dura poco. En verano de ese año Leonor tiene tisis: vomita sangre. En septiembre deben volver a Soria. Ese curso empezaba muy mal para el poeta.
Aunque en abril de 1912 publica Campos de Castilla, ante la crítica elogiosa de todos los rincones culturales de España, sabe que Leonor tiene sis días contados.
Es la tierra de Soria árida y fría.
Por las colinas y las sierras calvas,
verdes pradillos, cerros cenicientos,
la primavera pasa
dejando entre hierbas olorosas
sus diminutas margaritas blancas.
La tierra no revive, el campo sueña.
Al empezar abril está nevada
la espalda del Moncayo;
el caminante lleva en su bufanda
envueltos cuello y boca, y los pastores
pasan cubiertos con sus luengas capas.
El 1 de agosto, con apenas dieciocho años, fallece Leonor. El poeta está deshecho. Su depresión es fuerte y solo quiere huir de Soria. Oportunamente consigue un traslado a Baeza a fines de ese verano. Es la vuelta a su Andalucía natal, aunque solo será un paréntesis en su deambular. Le esperaba su "rincón moruno".
7 comentarios:
Cuando murió Leonor, una niña prácticamente, el poeta quedó machacado de forma severa.
En "Campos de Castilla" hay varias alusiones a su situación personal anímica tras esa desgracia.
En "A un olmo seco", el poeta se compara con ese árbol viejo, "hendido por el rayo" al que sin embargo le han brotado unas hojas verdes. El poeta espera para sí un milagro parecido:
"Mi corazón espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera."
Uno de los poemas más profundos y conocidos tal vez.
Un saludo.
Me encanto este blog y lo seguire regularmente.
Las sociedades de las pequeñas capitales de provincia han sido siempre muy conservadoras, por la propia idiosincrasia de las mismas... lo se por que Cuenca ha sido siempre así, se vive en una atmósfera falsamente atemporal y cualquier suceso que venga a remover lo establecido y sus formas de vida son siempre miradas con recelo.
Muchas gracias María del Carmen por seguir mi blog. Espero seguir agradándote con sucesivas entradas.
Saludos amiga colombiana.
Respecto a las capitales de provincia, me recuerdan a la novela de La Regenta, de Clarín. Yo, como madrileño no he vivido ese ambiente tan asqueante: las capitales de provincia me deleitan como forastero-turista de fin de semana. Algunos compañeros de trabajo, de capitales provincianas, me dicen de cómo vinieron a Madrid huyendo del cotilleo y la mala leche. Yo estuve destinado en pueblos y cuando volvía a Madrid no veas que ilusión me daba cuando lo divisaba a lo lejos por las autopistas de entrada a la Villa y Corte.
Saludos José Luís.
A pesar de los pesares yo me volvería a Cuenca esta misma tarde si tuviera la oportunidad... el mercado laboral en las capitales pequeñas es un páramo... o funcionario o empleado de banco o de la caja de ahorros de turno... el resto precariedad y abusos...
El matrimonio de Machado me hace recordar el de Don José de San Martín, quien tenía 35 años de edad; ella tenía 15 y murió a los 25. Ah, la esposa de Simón Bolivar murió a los 21 años.
Pues parece como si los románticos se buscasen jovencitas. Al fín y al cabo, don Antonio era un romántico equivocado de tiempo de tiempo, el siglo XX no era su mundo.
Saludos Arturo.
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