INTRODUCCIÓN
La ciudad de Salamanca es una de las más monumentales de España. Patrimonio de la Humanidad, cuenta con un conjunto monumental único. El centro histórico o casco viejo mantiene su dinamismo, sin que haya habido un deterioro como en muchas otras ciudades.
Para dar este paseo vamos a dividirlo en dos entradas. La primera nos llevará hasta la Plaza Mayor, en pleno centro. La segunda sale de la Plaza Mayor y continúa su ruta monumental. Ambas partes ocupan la mitad sur del recinto histórico, donde se concentran la mayoría de los edificios. El mediodía u hora de comer marca ese límite. Entre ambas entradas haremos una intermedia de explicación de los artes que veremos en la excursión.
Observamos el plano ubano de la ciudad, que se puede ampliar con el zoom. Aparecen marcadas las calles que pasearemos. La línea negra que añado es la ruta. Por supuestoque es una propuesta, aunque haya muchas alternativas a gusto del paseante.
BREVE HISTORIA
Helmántica es el nombre romano primitivo. Ubicada en la provincia de Lusitania. La importancia empezó al ser lugar de etapa en plena Ruta de la Plata. La Vía de la Balata es el nombre original (ruta de las baldosas), lo de la plata es por deformación posterior, pues nunca se llevó plata por esta calzada, sino oro. Helmántica, pues, estaba en esa gran calzada que comunicaba Astúrica (Asturias) con Hispalis (Sevilla). Calzada estratégica para llevar tropas a Legio (León), ante las frecuentes rebeliones de los pueblo del norte, débilmente romanizados.
De la época musulmana se sabe poco. Es en los inicios del siglo XIII cuando entra en la historia por la puerta grande al unir su futuro al de la primera Universidad española, tras los Estudios Palentinos del siglo anterior.
En los Siglos de Oro, pero sobre todo en el reinado de Carlos I es cuando vive su apogeo. La élite cultural se forma en sus aulas, en competencia con la reciente Universidad alcalaína. Cervantes la citó con frecuencia y las principales obras literarias de la época. El estilo arquitectónico del Plateresco, versión del Renacimiento español, es su seña de identidad.
Ya en el siglo XVII se puede apreciar que la crisis del Barroco hace mella en Salamanca. Crisis que lleva a la decadencia ya del siglo XVIII y la casi su ruina y olvido en el siglo XIX. Las guerras napoleónicas afectaron mucho a su patrimonio al ser frecuentemente teatro de batallas entre británicos y españoles contra franceses.
En el primer tercio del siglo XX, en plena decadencia cultural, el gran escritor vizcaino y noventaiochista, el catedrático Miguel de Unamuno, la vuelve a poner de actualidad.
En 1936 es escenario de manifestaciones, concentraciones y delirios fascistas, al ser la capital de los franquistas inicialmente y antes de Burgos. Por sus hoteles pasaron todo tipo de gerifaltes de extrema derecha españoles, italianos y alemanes.
En la segunda mitad del siglo vive un pequeño renacer por el nuevo impulso de su Universidad. Hoy es un cetro turístico de primer orden y un lugar de aprendizaje de español para extranjeros.
PRIMER PASEO
Se inicia en el sur, a orillas del Tormes, su gran río que viene crecido de la sierra de Gredos, donde es su cuna. Cruzamos por el PUENTE ROMANO, con recuerdos de la novela picaresca de "Lazarillo de Tormes", pues aquí se inician sus andanzas.
Puente romano sobre el Tormes, con la catedral al fondo destacado un día de nevada invernal
De frente se sube por la calle de Tentenecio, dejando la CASA LIS a un lado, casa del rector Esperabé, de tipo modernista de inicios del siglo XX, y hoy museo de ese estilo.
Se llega a la Plaza del Palacio Episcopal y se visita la vista aérea de las catedrales, algo estupendo para conocer la filosofía de los dos estilos medivales adosados: las dos CATEDRALES: ROMÁNICA Y GÓTICA. La primera con su pequeñez y sus gruesos muros con poca iluminación; la segunda muy elevada e iluminada, de las últimas del gótico europeo o flamígero.
Interior de la catedral nueva, gótico flamígero
Interior de la catedral románica o vieja
Continuamos por la Plaza de Anaya, lugar de decanso antaño en los recesos de las clases universitarias. Antaño porque ya hoy apenas hay facultades en el casco viejo. Las nuevas necesidades educativas trasladaron fuera las facultades. A ella desemboca la Rúa. Destaca, enfrente de la catedral, el PALACIO DE SAN BARTOLOMÉ O DE ANAYA, de estilo ya neoclásico, dada su construcción en el siglo XVIII. Era la antigua facultad de Filosofía y Letras.
Palacio de San Bartolomé o de Anaya
Volvemos a la entrada princiapal de la catedral. Enfrente justo, se encuentra la calle estrecha de Calderón de la Barca, que conduce a la calle de Libreros. A la derecha encontramos LA RECTORAL, antigua casa oficial de los rectores, con museo de Unamuno. Metros adelante llegamos al rincón de Salamanca por antonomasia: el Patio de las Escuelas, con la famosa FACHADA DE LA UNIVERSIDAD, atribuida a Juan de Álava, en los inicios del siglo XVI. Es el inicio del arte plateresco. Los turistas buscan la famosa "rana", símbolo de la lujuria, esocondida en una pilastra a nuestra mano derecha. La plaza es un remanso de paz cuando no hay turistas y es especialmente bello por las noches, con los reflectantes. La estatua de Fray Luis de León, el poeta del siglo XVI preside la plaza.
el vasco enamorado de Castilla
El patio de las Escuelas en la noche, con los reflectantes
Por la calle de Libreros llegamos a la Rúa Antigua, lateral el gran templo de los Jesuitas. Como en casi todas las ciudades importantes de la época, la poderosa orden de San Ignacio tiene su templo destacado. En Salamanca su oder es extraordinario a juzgar por la extensión de sus edificios. Como decimos, llegamos a la Rúa Antigua, giramos a la derecha y luego a la izquierda, para tomar la calle de la Compañía. Ni que decir tiene a qué "Compañía" nos referimos. Estamos en otro de los rincones de la ciudad. A un lado, la CASA DE LAS CONCHAS, de fines del siglo XV e inicios del XVI, transición del gótico al plateresco. Enormes conchas de vieiras, símbolo de Santiago de Compostela adornan su fachada. Por dentro un patio encantador ve asomarse un edificio grandioso: el poder de la Compañía de Jesús.
Casa de las Conchas
LA CLERECÍA. Es hoy una extensión de metros y metros cuadrados. Tiene varios usos, entre ellos, más importante: el de la Universidad Pontificia, religiosa y privada. Es un soberbio edificio barroco de mediados del XVII, que encierra un claustro no menos sobresaliente. La iglesia es la típica construcción con los detalles de inspiración del Gesú de Roma.
Casa de las Conchas
Claustro de la Clerecía
Fachada de la Clerecía
Fachada de la Clerecía
Por la calle Rúa llegamos, todo recto, a la PLAZA MAYOR, verdadero foro de encuentro de los salamantinos a todas horas, sede del poder muncipal, con el edificio del AYUNTAMIENTO de estilo barroco churrigueresco, del siglo XVIII.
Aquí damos final a este primer paseo, hora de reponer fuerzas en sus numerosos restaurates, bares, mesones y tascas de todo tipo, precio y calidad.
Como en cualquier ciudad española, las tapas, el vino y las cañas son los protagonistas a estas horas.
Ayuntamiento de Salamanca en la Plaza Mayor
4 comentarios:
He estado un par de veces en Salamanca, y su monumentalidad es enorme pero, sin duda cuando se cita Salamanca el primer comentario es siempre el de las tapas.... es una de las grandes capitales de la tapas... y todo un placer rendirle pleitesía....
Sabía que harías ese comentario y en la segunda entrada te doy ideas para ganar kilitos de más.
Te ha quedado de lujo la entrada, muy bien documentada y con unas fotos geniales.
Parece que a más de uno nos gusta Salamanca además por el tapeo. Claro: lugar de estudiantes, variedad de sitios y tapas y precios asequibles por la abundancia de estudiantes, gente joven.
Ahora que traes a tu blog a Unamuno recuerdo el episodio aquél en el Paraninfo de la Universidad, con Millán Astray y la estupidez facha de "Muera la inteligencia" cuando don Miguel, viendo la calaña de los salvapatrias, dijo aquello de "Venceréis, pero no convenceréis"
Hay no me recuerdes esa canallada del chulo Millán Astray. Era la derechona más vomitiva contra le España del pensamiento. Posiblemente una de las escenas más vergonzosas de nuestra historia: un anciano venerable contra un matón de esquina.
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