No sólo la ciudad de Salamanca es un encanto para el disfrute de la historia y del arte. La provincia salmantina posee buenos conjuntos históricos o pintorescos. El territorio provincial comprende en su mayor parte el extremo suroeste de la Meseta Castellana. Al sur, se encuentra el tramo español más occidental del Sistema Central.
En el sector mesetario se distinguen las grandes planicies tan típicamente castellanas. Los interminables llanos se reparten entre los campos ceralísticos del norte y este y, las dehesas taurinas del centro, sur y suroeste. La dehesa de encinares es un paisaje único, con su clima mediterráneo de interior extremado aunque algo menos que en el centro regional. Los ganados de lidia dominan el paisaje.
Por el noroeste, la meseta y sus alturas se derrumban con el Duero. El gran río de Castilla empieza su descenso en busca de las tierras portuguesas formando unas caídas en unos paisajes únicos. La comarca se llama Arribes del Duero. Los embalses aprovechan estos despeñaderos de agua para la producción de electricidad.
Al sur, nos topamos con las sierras de Gredos, al sureste; la de Fancia, al sur; y la de Gata, al suroeste. Las cimas son blanqucinas gran parte del año por sus frios y nivosos inviernos. Los paisajes son muy boscosos de espieces húmedas, los cuales rompen con los áridos de la zona mesetaria.
PROVINCIA DE SALAMANCA

Empezando por el sur serrano, podemos visitar LA ALBERCA. Es un pueblo muy interesante cuando no hay turismo masivo, el cual ha adulterado su tipismo real. El tipismo actual es mportado y ha quedado como un pueblo-museo, cn trabajos artesanales importados de otras zonas. Igual pasa con sus precios, los cuales son muy elevados. No obstante, pueden verse ejemplares perfectos de arquitectura popular de la zona: edificios de autor desconocido, siempre del pueblo, mezcla de madera con piedra o entramado, grandes balconadas con tiestos, soportales en las plantas bajas, y tejados con aleros anchos, pues el clima es muy húmedo y lluvioso.
Como consejo diré que para tomarse un buen jamón ibérico y un buen vino, ya sea de la zona o de la Ribera del Duero (verdero manjar esa combinación de jamón con vino) es mejor irse a MOGARRAZ, población casi tan pintoresca como la anterior, pero sin las aglomeraciones turísticas y los precios mucho más baratos. Las gentes auténticas del lugar, sin los tipos pseudo populares del pueblo albercano.
Batipuertas de Candelario

Calle de Candelario

Calle de Candelario

Por el campo charro las dehesas se imponen y forman en piedemonte del Sistema Central con las planicies. La afición taurina en la provincia no es por casualidad. Los astados negros pastan en sus prados. La encina, árbol insignia español, es aquí una de sus máximas expresiones y nos indican la cercanía de Extremadura.
Tras pasar por las dehesas, nos encontramos con la segunda población monumental de la provincia tras la capital: CIUDAD RODRIGO. Es una población muy elegante y limpia. Su gran catedral y numerosos templos y casas blasonadas dan idea de su interés estético. Es muy importante su conjunto amurallado en estrella. La ciudad, por su situación tan estratégica (camino de Portugal hacia Francia), ha sufrido asedios o sítios en su dilatada historia. Fueron especialmente duras las batallas de la guerra de la Independencia (1808-1813) por las ofensivas y contraofensivas de franceses y británicos. Es una de las pocas ciudades cuyo centro urbano está habitadp por pblación de alto nivel y sin degradación de botellones y ruidos nocturno.Arribes del Duero

Ferrocarril abandonado de la Fregeneda



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2 comentarios:
La Alberca es un pueblo precioso. En algunos de sus rincones parece haberse detenido el tiempo hace siglos. Los vecinos y el Ayuntamiento cuidan sus calles y sus casas para que los que nos acerquemos por allí nos llevemos una grata impresión. La Alberca vive sobre todo del visitante.Con el aumento del nivel de vida de los españoles se ha transformado en un gigantesco escaparate para la venta de cosas típicas, sobre todo productos del cerdo ibérico. Para mi gusto estaba mejor hace diez o veinte años, sin tanto mercadeo y con sus lugares típicos igual de bonitos.
Hace 20 años me echaba partidas de cartas en los soportales de su plaza en los veranillos, pero ahora...
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